Las consecuencias de la infrafinanciaci¨®n

Comencemos por algunos datos que, aunque conocidos, conviene no perder de vista. En la Comunidad Valenciana vivimos algo m¨¢s del 10% de la poblaci¨®n espa?ola y producimos aproximadamente el 10% del PIB espa?ol. Nuestra renta per c¨¢pita es del 88,4% de la media nacional, un 19,5% menos que Arag¨®n, un 35,2% menos que Madrid, un 25,6% menos que Catalu?a, por ejemplo.

Las inversiones del Estado en nuestra comunidad son el 6% de las totales, recordemos con una poblaci¨®n del 10%. La financiaci¨®n que recibe cada valenciano es 258 euros anuales menos que la media espa?ola, 970 euros anuales menos que el que m¨¢s recibe. Si tuvi¨¦ramos la misma financiaci¨®n por habitante que la media espa?ola, recibir¨ªamos anualmente 1.290 millones de euros m¨¢s y si tuvi¨¦ramos lo mismo que la m¨¢xima, 4.850 millones de euros m¨¢s. Se pueden hacer muchas cosas con ese dinero. Y por si faltaba algo, somos contribuyentes netos, aportamos al Estado 1.416 millones de euros m¨¢s de lo que recibimos.

Soy consciente que todos estos datos juntos hacen pensar a cualquiera que no pueden ser ciertos. Pero lo son, proceden de la propia Administraci¨®n central. Es imposible explicar esta situaci¨®n a un ciudadano de otro pa¨ªs. No lo entiende. Nos va a preguntar por qu¨¦ y eso nos preguntamos los valencianos. ?Por qu¨¦ este trato? ?No deber¨ªa el Estado comportarse con las comunidades aut¨®nomas, que tambi¨¦n son Estado, como un buen padre de familia, tratando a todos de una forma equitativa?

Pues deber¨ªa pero, en el caso de la Comunidad Valenciana, como no lo hace, las consecuencias en la vida cotidiana de los valencianos de este maltrato son, por ejemplo, que los ni?os valencianos no tengan una tableta gratuita en el colegio, como en otras comunidades, que la sanidad p¨²blica no tenga los mismos medios que en otras comunidades, que no se puede viajar en AVE entre Alicante, Valencia y Castell¨®n, mientras que en otras comunidades todas las capitales de provincia tienen una estaci¨®n de AVE, que el Corredor Mediterr¨¢neo de verdad no est¨¢ ni se le espera, con lo que nuestro puerto no puede crecer de acuerdo con su potencialidad, ni nuestros productos agr¨ªcolas, llegar a los mercados en condiciones competitivas.

Queda muy poco para las pol¨ªticas activas de apoyo a la innovaci¨®n e internacionalizaci¨®n de las empresas que, de recibir apoyo adecuado, crear¨ªan m¨¢s empleo y de m¨¢s calidad.

No hay atisbos de que esto se vaya a solucionar a corto plazo: ning¨²n l¨ªder de los cuatro partidos se ha comprometido a solucionarlo de una forma concreta, en un plazo determinado. La soluci¨®n pasa, necesariamente, por poner encima de la mesa todos los ingresos del Estado y distribuirlos en funci¨®n del servicio que cada escal¨®n de la Administraci¨®n p¨²blica suministra a los ciudadanos. Y para hacerlo hace falta coraje pol¨ªtico, porque habr¨¢ que acabar con alg¨²n privilegio. Hemos de estar todos unidos exigiendo lo que nos pertenece con educaci¨®n, con argumentos, pero con firmeza. Cada uno en el sitio que lo pueda hacer. Por ejemplo, los diputados y senadores no deber¨ªan olvidarse que est¨¢n all¨ª (Madrid) porque los elegimos aqu¨ª. Y lo de la ¡°disciplina de partido¡± no nos sirve. Los empresarios de nuestra comunidad fuimos de los primeros en exigir un trato justo en la financiaci¨®n de la Comunidad Valenciana.

Vamos a seguir haci¨¦ndolo en todos los foros en los que estamos. Ahora somos muchos m¨¢s pidiendo lo mismo: partidos pol¨ªticos, universidades, sindicatos, Ayuntamientos, etc¨¦tera. Tenemos que estar ¡°tots a una veu¡±. Es fundamental que se nos oiga y se sienta la presi¨®n.

JOS? VICENTE GONZ?LEZ es presidente de CIERVAL