Los ni?os de El Gallinero tambi¨¦n van al cole
La Fundaci¨®n Montemadrid escolariza gratuitamente a estos menores para fomentar la inclusi¨®n en las aulas
Son las nueve de la ma?ana y un autob¨²s escolar llega hasta el camino que conduce a El Gallinero, en el kil¨®metro 13 de la A3. Ahora mismo viven all¨ª unas 45 familias gitanas rumanas, en otro momento muchas m¨¢s, que ahora han emigrado a Alemania u otros pa¨ªses en b¨²squeda de trabajo. Las madres esperan con sus hijos en brazos o cogidos de la mano que el autob¨²s abra sus puertas. No hay apenas hombres, muchos est¨¢n en la c¨¢rcel por robos relacionados con el cobre, ellas son las que cr¨ªan y cuidan a los ni?os las 24 horas. Mireia, que tiene dos hijos, est¨¢ contenta con la iniciativa, pero asegura ¡°que su familia lo est¨¢ pasando muy mal¡±.
Atr¨¢s quedan las chabolas, los caminos sin asfaltar y los camiones que circulan a toda velocidad bordeando el poblado para dirigirse al vertedero de Valdeming¨®mez. Unos 20 colegiales, algunos m¨¢s contentos que otros como cualquier ni?o que va al colegio por primera vez, viajan en el autocar acompa?ados de dos monitores. La primera parada es la escuela infantil de la Fundaci¨®n Montemadrid Garc¨ªa Pita en Vallecas. Corina, Sara, Natalia, Messi y Armani se bajan aqu¨ª. Todos tienen entre tres y cinco a?os y lo primero que hacen es desayunar, lavarse los dientes, ducharse, y cambiarse de ropa para unirse a las clases. Los ni?os repiten esta rutina todos los d¨ªas. El objetivo: que adquieran unos h¨¢bitos que les acompa?en en un futuro.?
Esta fundaci¨®n lleva desarrollando desde el a?o 2012 un programa educativo para escolarizar a los ni?os de El Gallinero y fomentar la inclusi¨®n en las aulas.?
Gabriel Granado, director de esta escuela y del centro Alfredo L¨®pez, tambi¨¦n de Montemadrid, afirma que antes los padres del poblado eran m¨¢s reticentes. ¡°Al principio, nos ped¨ªan dinero por llev¨¢rnoslos, pero se les invit¨® a venir al centro y ahora en cuanto nacen quieren traerlos. Tenemos un control de todos los alumnos, as¨ª que vigilamos que la asistencia sea continuada. Solo en algunos casos los ni?os dejan de venir porque sus padres emigran¡±.
Corina y Sara ya llevan varios a?os en la escuela y cuando entran a la clase de cinco a?os sus otros nueve compa?eros las saludan con alegr¨ªa. Su espa?ol es casi perfecto. Y los profesores se aseguran de que nunca haya m¨¢s de dos ni?os del poblado en la misma clase para que no se relacionen solo entre ellos. ¡°La idea es no crear guetos, que aprendan de sus otros compa?eros y al rev¨¦s¡±, sostiene Granado.
Y es que este sistema educativo basado en la inclusi¨®n no solo beneficia a los ni?os del poblado. La fundaci¨®n promueve que los alumnos que acuden a la escuela vivan en el aula lo que luego experimentar¨¢n cuando crezcan y sean adultos. ¡°Habr¨¢ gente con m¨¢s recursos, con menos, personas altas, bajas, de toda procedencia, personas con alg¨²n tipo de discapacidad¡esa es la vida real¡±, expresa el director. Por eso en esta escuela, tambi¨¦n hay un aula preferente para ni?os que padecen Trastorno del Espectro Autista (TEA). Alumnos que tambi¨¦n se integran en las clases, cuando mejora su capacidad comunicativa.
¡°En estas edades es mucho m¨¢s f¨¢cil la inclusi¨®n. Si eliminas ahora todas esas barreras como la distancia, el aseo, la higiene y la alimentaci¨®n, los ni?os del poblado y los ni?os con otros problemas funcionan igual que el resto. La ¨²nica diferencia es donde les ha dejado la cig¨¹e?a. Al final de esta etapa, antes de pasar a Primaria, habr¨¢n aprendido a comunicar, a sociabilizar, a leer y a escribir y eso mejorar¨¢ su futuro¡±, concluye Granado.
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