Centrismo por si acaso
En los laboratorios pol¨ªticos de Barcelona se est¨¢ explorando ya de forma m¨¢s concreta las posibilidades de un nuevo centro, un espacio que existe
Postular una reconstrucci¨®n del centro catalanista con la actual polarizaci¨®n y los populismos ¨¢lgidos tiene algo de extravagancia, pero no pocos pr¨®logos extravagantes han acabado siendo pol¨ªticas operativas. Esos fueron los or¨ªgenes del catalanismo pol¨ªtico. No ser ajenos a la gobernabilidad de Espa?a ha sido generalmente positivo para la sociedad catalana, aunque solo fuera para influir y dar peso espec¨ªfico a Catalu?a. Con los gobiernos del felipismo, el PSC aport¨® algunas de sus personalidades m¨¢s calificadas y el balance no es insignificante. Jordi Pujol opt¨® por la pol¨ªtica de la palanca ¡ªel peix al cove¡ª y no por contribuir a la gobernabilidad. Es inexacto decir que el catalanismo ha sido siempre relegado por Madrid cuando sucesivamente los gobiernos de Adolfo Su¨¢rez, Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar hicieron ofertas expl¨ªcitas de incorporaci¨®n al gobierno. Pujol se neg¨®. Esa fue su opci¨®n, pero exist¨ªa la alternativa de sumarse a la gobernabilidad de Espa?a que es la de Catalu?a. No fue lo mismo con las pol¨ªticas de crecimiento y de pol¨ªtica exterior. Ahora, la ex Converg¨¨ncia en los esca?os m¨¢s remotos de la Carrera de San Jer¨®nimo contrasta con lo que Josep L¨®pez de Lerma cuenta en su libro reciente, titulado precisamente Cuando pint¨¢bamos algo en Madrid.
El soberanismo ha acabado con unos engranajes que hab¨ªan sido provechosos desde los tiempos de Camb¨® y que Miquel Roca y Duran Lleida aplicaron debidamente, al tiempo que Pujol se negaba a que fuesen ministros. As¨ª ha sido como Converg¨¨ncia se ha convertido en una versi¨®n m¨¢s o menos descafeinada de ERC, innominada, atrapada por el cepo de la CUP y sin ning¨²n papel ni prestigio en el conjunto de Espa?a. Entre otras cosas de sabor agridulce, L¨®pez de Lerma explica como Jordi Pujol se neg¨® a tener ministros en el gobierno de Espa?a.
Por ejemplo: a lo largo de la legislatura que cobij¨® los Pactos de la Moncloa, Su¨¢rez ofreci¨® dos ministerios en las personas de Ramon Trias Farga y Miquel Roca. Pujol no lo acept¨®. Hasta seis ocasiones, como m¨ªnimo, ¡°Jordi Pujol le dio con la puerta en las narices al inquilino de la Moncloa, el que fuere, cuando este le ofreci¨® la oportunidad de entrar en el Gobierno de Espa?a¡±. Era la ¡°Catalunya endins¡± frente a la ¡°Catalunya enfora¡±. Para L¨®pez de Lerma, de larga trayectoria parlamentaria, esta fue la posici¨®n permanente de Pujol: ¡°Influir s¨ª, tener al Gobierno picoteando alpiste en su mano, tambi¨¦n. Pero asumir responsabilidades institucionales o de gobierno, 'no, gracias'. Para eso ya estaba ¨¦l¡±.
Buen conocedor de la pol¨ªtica francesa, Pla a menudo subraya la importancia de Guizot, creador del partido del juste milieu, es decir, que ¡°la verdad humana es un promedio, una l¨ªnea central situada entre dos extremos, a igual distancia de las opiniones aventuradas e inciertas de la derecha y la izquierda, una especie de entred¨®s en el cual el hombre tiende a situarse por el hecho de respirar y de existir. Es decir, Guizot ¡°cre¨ªa que el ser humano tiene una gran capacidad para ver todos los puntos de la circunferencia que en cada momento tiene enfrente y que es esta capacidad lo que le lleva a hallar el punto central de la circunferencia para a llegar y situarse". Y, como Guizot, Pla constata que el juste milieu se manifiesta en las clases medias, cuando existen ¡°porque son la estabilidad, el equilibrio permanente". Sin este equilibrio, del mismo que sin respeto por el imperio de la ley, se producen ¡°el despotismo o la anarqu¨ªa¡±. En coincidencia, Camb¨® escrib¨ªa": ¡°Yo creo que la pol¨ªtica de centro es la ¨²nica pol¨ªtica fecunda. No es popular, no lo ha sido, ni lo ser¨¢ nunca¡ pero, en definitiva, es la que acaba por imponerse en todas partes¡±. Artur Mas ha roto con todo eso. Y para Pujol, el juste milieu era solo ¨¦l.
En estos momentos, en los laboratorios pol¨ªticos de Barcelona se est¨¢n explorando ya de forma m¨¢s concreta las posibilidades de un nuevo centro que logre ubicarse en un espacio que existe y al que por ahora los dem¨¢s partidos no acceden. Llam¨¦mosle centro-derecha catalanista. En estos casos, moderaci¨®n y modernidad conjugan bien: en lugar de ausentarse, contribuir desde Catalu?a a una razonable gobernabilidad de Espa?a. A quien acierte con la formulaci¨®n y el perfil de liderato, le podr¨ªan dar el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes si es que ?mnium Cultural todav¨ªa existe.
Valent¨ª Puig es escritor
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