El legado de Tarradellas
En su exilio en Francia, se enter¨® de que un Estado era una organizaci¨® seria, y que el presidente de la Generalitat no era el ¡®cap de colla¡¯
En conversaci¨®n con el Grup Period¨ªstic Barcelona, mantenida en oto?o de 1985, el entonces expresidente Josep Tarradellas dijo, entre otras cosas, la siguiente: ¡°La gente se olvida de que en Catalu?a gobierna la derecha; que hay una dictadura blanca muy peligrosa, que no fusila, que no mata, pero que dejar¨¢ un lastre muy fuerte¡±. Y en otro momento de la conversaci¨®n tambi¨¦n dijo Tarradellas que la acci¨®n de gobierno que desarrolla Jordi Pujol est¨¢ impregnada de esta filosof¨ªa: ¡°Nosotros somos formidables y Madrid siempre se equivoca¡±.
Una cr¨®nica de esta conversaci¨®n, firmada por Jos¨¦ Antich, puede consultarse en el El PA?S del 2 de noviembre de 1985. Han pasado muchos a?os, casi 31. Desde la perspectiva de hoy estas palabras de Tarradellas adquieren valor prof¨¦tico.
Este recordatorio viene a cuento porque se ha abierto al p¨²blico el Archivo Montserrat Tarradellas, con sede en el Monasterio de Poblet, donde est¨¢n depositados los m¨²ltiples documentos (escritos, cartas, diario, notas¡) que fue acumulando el veterano pol¨ªtico catal¨¢n a lo largo de su longeva vida. Para conmemorar esta apertura al p¨²blico, la semana pasada se inaugur¨® en el Archivo de la Corona de Arag¨®n la exposici¨®n President Tarradellas, patrocinada por el CLAC (Centro Libre. Arte y Cultura), una activa fundaci¨®n cultural que en menos de dos a?os ya ha adquirido un perfil propio y ha encontrado su hueco en el mundo de la cultura, las artes y el pensamiento.
Que el CLAC organice esta exposici¨®n revela este perfil. M¨¢s todav¨ªa por las palabras pronunciadas en la inauguraci¨®n por el director y la presidenta del CLAC. El director Andreu Jaume, conocido cr¨ªtico literario y editor, destac¨® el esp¨ªritu de unidad sin ¨¢nimo de revancha con el que retorn¨® Tarradellas a su tierra. Su c¨¦lebre saludo desde el balc¨®n de la Plaza de Sant Jaume, tras aterrizar en el aeropuerto de El Prat, ha pasado a la historia: ?Ciutadans de Catalunya! Ja s¨®c aqu¨ª. No se dirigi¨® a los catalanes sino a los ciudadanos de Catalu?a, un t¨¦rmino democr¨¢tico, no identitario. Teresa Freixes, presidenta del CLAC y catedr¨¢tica de Derecho Constitucional de la UAB, resalt¨® este sentido institucional de Tarradellas, su categor¨ªa de hombre de Estado, no de hombre de ¡°Naci¨®n (irredenta y victimista) sin Estado¡±, que es lo que despu¨¦s han sido Jordi Pujol, Artur Mas y ahora, m¨¢s que nunca, o quiz¨¢s igual que siempre, Puigdemont.
Tarradellas fue desde siempre una personalidad controvertida. Lo fue cuando, junto al grupo del diario L¡¯Opini¨®, rompi¨® con el entonces Presidente Maci¨¤ y con ERC. Lo fue al ofrecerse al colaborar con el President Companys tras el golpe de Estado militar del 18 de julio, pasando a ocupar un controvertido pero decisivo cargo en la Generalitat durante la Guerra Civil. Lo fue en el largo exilio, con asuntos de su vida todav¨ªa oscuros, que quiz¨¢s puedan aclararse investigando en el Archivo. Y lo fue, finalmente, a su vuelta del exilio, al ser el primer presidente de la Generalitat de Catalunya. Personaje pol¨ªtico controvertido y cambiante, no hay duda. Pero en su exilio en Francia, durante m¨¢s de treinta a?os, aprendi¨® mucha pol¨ªtica, se enter¨® de que un Estado era una organizaci¨®n seria, no un grupo de boy-scouts, y que el presidente de la Generalitat no era el cap de colla.
Me pregunto qu¨¦ dir¨ªa ahora ante la situaci¨®n catalana. Tengo pocas dudas. Al ver que muchas autoridades catalanas, auton¨®micas y municipales, empezando por las que est¨¢n m¨¢s arriba, se saltan las leyes con desfachatez y, encima, reclaman tener derecho a la impunidad alegando que han sido elegidos por el pueblo, Tarradellas pensar¨ªa que estamos a punto de un grave enfrentamiento. ?l sab¨ªa que si en lugar de que el pueblo controle al poder, lo ¨²nico que quiere el poder es estar legitimado por el pueblo para hacer, sin leyes que lo impidan, lo que quiera, las reglas de la democracia se han invertido: de la democracia hemos pasado al populismo, otra cosa. Lo aprendi¨® en Francia, lo supo desde siempre.
Pero el Tarradellas que aterriz¨® en El Prat en 1977 sab¨ªa lo que se hac¨ªa, desde la relativa lejan¨ªa conoc¨ªa la Catalu?a real, la Catalu?a que se expresaba en libertad. Por eso la dictadura blanca se dedic¨® a construir otra Catalu?a, para llegar adonde estamos. Nadie hizo caso a las advertencias de Tarradellas. Adem¨¢s del Archivo, ese fue su gran legado.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
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