El vaiv¨¦n del PSC y el PSOE
La idea de que el PSOE conseguir¨ªa por separado lo mismo que ha logrado con el PSC desde 1978 roza la categor¨ªa de pensamiento m¨¢gico
En los 42 a?os de vigencia del protocolo de unidad socialista adoptado por el PSC y el PSOE en 1978 hay una ¨¦poca dorada. Se inici¨® en 1982, cuando Felipe Gonz¨¢lez se llev¨® a Madrid al entonces alcalde de Barcelona, Narc¨ªs Serra, como ministro de Defensa del primer Gobierno de izquierdas desde la Segunda Rep¨²blica. Aquella ¨¦poca tuvo momentos ¨¢lgidos en los que Serra presid¨ªa en Madrid encuentros con los 30 o 40 altos cargos que el PSC aportaba a los Gobiernos socialistas. Un hito: el mayor lobby catal¨¢n en Madrid.
Los tiempos dorados estuvieron a menudo salpicados por las tensiones provocadas por la tendencia de Jordi Pujol y Miquel Roca a llegar a acuerdos con Gonz¨¢lez sin que el PSC se enterara. Eso serv¨ªa a los nacionalistas para ningunear al PSC y remachar su arma preferida contra ellos: tratarles como una mera sucursal territorial del PSOE. A ello contribu¨ªa la indiferencia de Gonz¨¢lez al perjuicio que entrar en este juego provocaba al PSC en sus intentos por ganar las elecciones auton¨®micas a Pujol. Uno de los desaires que qued¨® para la historia fue la reuni¨®n en 1993 de Gonz¨¢lez con Pujol en el domicilio en Premi¨¤ del empresario Pere Duran Farell, para pactar su pol¨ªtica de colaboraci¨®n.
Los m¨¢s fuertes encontronazos entre el PSC y el PSOE son relativamente recientes. En la primavera de 2006, el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero asumi¨® a espaldas del PSC la demanda de Artur Mas de vincular la aprobaci¨®n del proyecto de Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a a un cambio de alianzas de gobierno en Catalu?a, con el propio Mas como presidente de la Generalitat, si la aritm¨¦tica parlamentaria lo permit¨ªa. Hubiera implicado el fin de la alianza de las izquierdas en Catalu?a que en 2003 hab¨ªa llevado a Pasqual Maragall a la presidencia de la Generalitat. Y su sustituci¨®n por un pacto entre CiU y PSC, lo que en aquellos tiempos era denominado como la alianza de la sociovergencia. En compensaci¨®n, CiU habr¨ªa contribuido a sostener al Gobierno del PSOE en el Congreso de los Diputados.
Ni que decir tiene que eso tens¨® la relaci¨®n entre ambos partidos. Tras las elecciones al Parlament de 2006, Jos¨¦ Montilla quiso reeditar el pacto tripartito de las izquierdas en Catalu?a. Zapatero se opuso y pidi¨® al PSC que cambiara la alianza con ERC e ICV por otra con CiU. El PSC se neg¨® en redondo y hubo segunda legislatura de izquierdas en Catalu?a. Pero no sin que el secretario de organizaci¨®n del PSOE, Jos¨¦ Blanco, intentara desestabilizar al PSC buscando el apoyo de lo que pensaba que ser¨ªa un ¡°sector pro-PSOE¡± en el seno del PSC. Fracas¨®. Lo primero que hicieron los dirigentes tanteados fue cont¨¢rselo a Montilla.
Adem¨¢s de estos conflictos, en las d¨¦cadas de historia de la unidad socialista en Catalu?a hay un temprano desencuentro vivido siempre por el PSC como una deslealtad de la otra parte: la supresi¨®n del grupo parlamentario propio del PSC en 1983. El PSOE sacrific¨® los grupos parlamentarios de los socialistas catalanes y vascos, que exist¨ªan desde 1977, para pactar el Reglamento del Congreso de los Diputados con AP y UCD. Eso dej¨® a los nacionalistas de CiU como la ¨²nica voz exclusivamente catalana en las Cortes. La recuperaci¨®n del protagonismo perdido en la principal tribuna pol¨ªtica ha sido durante d¨¦cadas uno de los objetivos de las sucesivas direcciones del PSC.
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