La fot¨®grafa truncada por el nazismo
El MNAC dedica una muestra a Marianne Breslauer, que viaj¨® por Espa?a en 1933
El nazismo no solo acab¨® con la vida de miles de personas. Tambi¨¦n con la carrera profesional de j¨®venes con talento que podr¨ªan haber continuado sus actividades art¨ªsticas si el r¨¦gimen y la guerra no las hubiera truncado de forma brusca. Es lo que le ocurri¨® a Marianne Breslauer (Berl¨ªn, 1909-Z¨²rich, 2001), una joven de la alta burgues¨ªa de origen jud¨ªo con formaci¨®n fotogr¨¢fica y gran sensibilidad para capturar instantes con su c¨¢mara que el ascenso del nazismo oblig¨® a exiliarse y refugiarse con su familia en Suiza; una experiencia traum¨¢tica que le hizo abandonar su c¨¢mara para siempre tras realizar apenas medio millar de instant¨¢neas. Reivindicada en su pa¨ªs natal y en el de adopci¨®n a partir de 1980, el Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC) le dedica la primera exposici¨®n individual en Espa?a, con 127 de sus im¨¢genes, la mayor¨ªa in¨¦ditas, del viaje que Breslauer hizo durante dos semanas en la primavera de 1933 por Catalu?a, Navarra, Pa¨ªs Vasco y Andorra en compa?¨ªa de su amiga, la periodista y escritora suiza Annemarie Schwarzenbach (1908-1942), otra enigm¨¢tica figura de aquellos tiempos. Casi ninguna de estas im¨¢genes pudieron publicarse a causa del r¨¦gimen nacionalsocialista por ser Breslauer jud¨ªa, tras negarse ella a hacerlo bajo un pseud¨®nimo, ya que se prohibi¨® imprimir obras de los "no arios".
En la primavera de 1933 las dos mujeres se embarcaron en la aventura, atra¨ªdas por la fama de la "fiesta" de Hemingway, pero obedeciendo a un encargo de una agencia. Desde Montpelier y a bordo de un enorme Mercedes Mannheim blanco recorrieron localidades como Girona, Barcelona, Sant Cugat, el monasterio de Montserrat, Puigcerd¨¤, Andorra, Huesca, Pamplona, San Sebasti¨¢n y Loyola. Del viaje solo se conocen 96 im¨¢genes, m¨¢s una decena que se han debido extraviar porque se publicaron en revistas suizas a?os despu¨¦s. Pocos monumentos, como la catedral de Girona o la fachada de Montserrat, muchos personajes como ni?os jugando en la calle, gitanos desali?ados, guardias civiles, campesinos y pastores, j¨®venes en la playa y peque?os detalles como le ocurri¨® en Barcelona donde solo fotografi¨® a las ocas del claustro durante su visita a la catedral.
De todas, su preferida era la fotograf¨ªa de una ni?a de Girona con semblante sereno y sonriente que viste uniforme de colegio de monjas y que la artista utiliz¨® varios a?os para felicitar la Navidad. "Estar¨ªa bien que alguien reconociese en esta ni?a a alg¨²n familiar suyo. O quiz¨¢ vive todav¨ªa, qui¨¦n sabe", explica Mercedes Valdivieso, comisaria de la exposici¨®n.
"Hay pocos fot¨®grafos que se autofotograf¨ªen con sus c¨¢maras y desnudos. Ella demuestra su seguridad como mujer y fot¨®grafa"
La muestra, abierta hasta el 29 de enero, presenta, adem¨¢s, una selecci¨®n de las im¨¢genes realizadas durante los once a?os en los que Breslauer se dedic¨® a la fotograf¨ªa, entre 1927 y 1938, ejemplo, seg¨²n los expertos, de la Nueva Fotograf¨ªa, caracterizada por el antipictorialismo, en la que se repasan sus primeros trabajos en la escuela de fotograf¨ªa, retratos de amigos y compa?eros, en los que abundan planos picados, juegos de luces , sombras e im¨¢genes como secuencias f¨ªlmica. Entre ellas, el autorretrato que se hizo desnuda en 1933.
"Hay pocos fot¨®grafos que se autofotograf¨ªen con sus c¨¢maras y desnudos. Ella demuestra su seguridad como mujer y fot¨®grafa", remarca la comisaria. Pero lo que m¨¢s destaca, seg¨²n Valdivieso, es su forma "po¨¦tica de tratar la vida cotidiana y los momentos pasajeros". Seg¨²n Valdivieso, sus fotograf¨ªas son fruto no de una escenificaci¨®n sino de "anticiparse al famoso instante decisivo. "No son decisivos ni la t¨¦cnica perfecta, ni tampoco que se trate de un tema extraordinario, lo que cuenta es la fuerza de la imagen, del secreto de momento capturado", dec¨ªa la propia Breslauer. Como la imagen de Picasso, casi irreconocible, con sombrero y gabardina realizada en 1932.
A Breslauer la fotografiaron otros artistas como Man Ray al que a su vez ella retrat¨® en 1932 en Par¨ªs en un sof¨¢ con su mirada melanc¨®lica. Tras conocerla, el surrealista afirm¨® que sab¨ªa tanto de fotograf¨ªa que no hab¨ªa nada que ¨¦l pudiera ense?arle. Viniendo de ¨¦l, fue todo un halago.
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