La nueva vida de los refugiados sirios en Rivas

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Thamer Alwaka, un funcionario sirio de 43 a?os, no habla de pol¨ªtica por miedo a las represalias que puedan sufrir sus familiares, atrapados a¨²n en una guerra civil que en cinco a?os ha causado 500.000 muertes y m¨¢s de cinco millones de desplazados. ?l es uno de ellos. Desde hace cinco meses intenta reconstruir su vida en Rivas, junto a su esposa, Ahlam, y sus cinco hijos, que ahora tienen entre 14 y dos a?os. La decisi¨®n de abandonar su hogar, en Deir ez-Zor (al este del pa¨ªs), la tom¨® en noviembre del a?o pasado. ¡°La zona estaba bajo control del r¨¦gimen sirio y hab¨ªa sido bloqueada por los rebeldes. No hab¨ªa pan ni medicinas¡±, explica la pareja en la Casa de las Asociaciones de la localidad que la ha acogido. En la frontera turca solicitaron el programa de reubicaci¨®n de la UE y, despu¨¦s de siete meses, un avi¨®n los trajo a Espa?a. Desde junio viven en una casa de acogida en Rivas, donde ya son parte de sus 81.000 habitantes.

El municipio cuenta con 28 plazas gestionadas por la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR). De ellas, 19 est¨¢n ocupadas por personas que huyen de graves conflictos en su pa¨ªs v¨ªa Grecia o Turqu¨ªa. La Comunidad de Madrid acoge a un total de 61, por lo que uno de cada tres asilados est¨¢n aqu¨ª, destaca el Ayuntamiento.

¡°Estamos muy a gusto porque la gente est¨¢ muy sensibilizada y no nos dejan sentirnos ajenos, aunque hay mucha diferencia con nuestro pa¨ªs¡±, explica Ahlam, de 40 a?os. De momento, la finalidad es integrarse y aprender castellano. Van a clase todas las ma?anas despu¨¦s de dejar a los peque?os en el colegio. Reciben una prestaci¨®n de la UE, pero Thamer est¨¢ deseando que pasen los pertinentes seis primeros meses de estancia para conseguir el permiso de trabajo: ¡°Quiero encontrar un empleo digno y sentirme ¨²til¡±.

¡°Estamos muy a gusto porque la gente est¨¢ muy sensibilizada y no nos dejan sentirnos ajenos, aunque hay mucha diferencia con nuestro pa¨ªs¡±

Ahmad, otro refugiado sirio, de 32 a?os, tambi¨¦n est¨¢ impaciente por formar parte del mercado laboral. Como Thamer, este antiguo empleado de hotel en Damasco lleg¨® en junio. Perteneciente a la minor¨ªa kurda, tem¨ªa por su vida y decidi¨® dejar Siria. Lo hizo a principios de a?o junto a su mujer y sus dos hijos, de dos y cuatro a?os. Se marcharon a Turqu¨ªa y, de all¨ª, a Grecia en una barcaza. Los rescataron despu¨¦s de tres horas de viaje. Corrieron mejor suerte que los 30.000 migrantes que han perdido la vida en el Mediterr¨¢neo desde 2000, m¨¢s de 3.500 entre enero y septiembre de este a?o, seg¨²n cifras de ACNUR. Ahora su familia es feliz en Rivas, donde desea construir un futuro. ¡°Estamos cansados de movernos de un sitio para otro¡±.

Asistencia y atenci¨®n

¡°Les ofrecemos asistencia y atenci¨®n¡±, se?ala Paco Garrido, coordinador en Madrid de CEAR, una organizaci¨®n que vive de las ayudas p¨²blicas. En su opini¨®n, se incumple la Convenci¨®n de Ginebra y no existe voluntad internacional para acabar con el drama de los refugiados. ¡°Si la hubiese, se habr¨ªa puesto en marcha un mecanismo para solicitar su derecho de asilo en las embajadas¡±.

De las 18.000 personas a las que se comprometi¨® acoger Espa?a, por ejemplo, solo han llegado 474, denuncia Interm¨®n Oxfam en un informe. En la Comunidad de Madrid, CEAR dispone de 300 plazas para acogerles, pero todo depende en ¨²ltima estancia de la voluntad estatal, que es la que detenta las competencias. Rivas es un pueblo solidario en el que existe m¨¢s de un centenar de asociaciones. Desde los noventa acoge a personas que huyen de conflictos en su pa¨ªs. A ra¨ªz de la crisis siria, en septiembre de 2015 la plataforma solidaria Guanaminos sin Fronteras inst¨® al Ayuntamiento a firmar un acuerdo de colaboraci¨®n con CEAR. ¡°Antes, varias familias se hab¨ªan ofrecido para acoger a los refugiados en sus casas¡±, afirma Dolores Ram¨ªrez, una de las activistas. Curro Corrales, concejal de Cooperaci¨®n, explica que ¡°no hay que dedicar presupuestos espec¨ªficos a ellos, solo hay que hacerles part¨ªcipes de los recursos que ya existen¡±.

Lo sabe bien Una Budimlic, una joven bosnia que tras un largo periplo por Europa lleg¨® a Rivas en 1993, con solo seis a?os. Ella y su hermano hu¨ªan de la guerra de los Balcanes. ¡°Todos se esforzaban para hacernos sentir como en casa. Lo ¨²nico traum¨¢tico fue dejar a nuestros padres. ?ramos ni?os y nos pas¨¢bamos el d¨ªa jugando en la calle. No sab¨ªamos lo que pasaba¡±. Meses m¨¢s tarde, su madre logr¨® salir de Sarajevo con documentaci¨®n falsa y se reencontraron. Volvieron a casa en 1996. Diez a?os m¨¢s tarde, Una es madre de dos ni?os y sigue en contacto con sus amigos de Rivas, a los que visita.