Jaroussky seduce con Bach en su deb¨²t en el Palau

Casi al final de velada, tras una primera parte anodina, salt¨® la chispa de la emoci¨®n y Philippe Jaroussky toc¨® el cielo en su debut en el Palau de la M¨²sica con una bell¨ªsima interpretaci¨®n del aria central de la Cantata Ich habe genung, BWV 82, de Johann Sebastian Bach. La expresividad y la sensibilidad del famoso contratenor franc¨¦s encontr¨® en la austera belleza bachiana el veh¨ªculo ideal para su canto m¨¢s intimo, arropado por la perfecci¨®n instrumental y la delicadeza sonora de la Orquesta Barroca de Friburgo, dirigida por Petra M¨¹llejans.

Para un artista acostumbrado a despertar pasiones con el furor vocal de la ¨®pera barroca y el repertorio de los castrados, cantar, por primera vez en su carrera, cantatas de Bach y Georg Philipp Telemann en alem¨¢n supone un desaf¨ªo musical y estil¨ªstico que entra?a no pocos riesgos. A este repertorio ha dedicado su nuevo disco, junto a la orquesta de Friburgo y, de hecho, su bautismo concert¨ªstico en el templo modernista, en el ciclo Grans Veus de Palau 100, forma parte de la gira de presentaci¨®n de su ¨²ltima grabaci¨®n, consagrada a los dos grandes compositores barrocos alemanes.

A pesar de la c¨¢lida acogida de un p¨²blico deseoso de verle en acci¨®n -Jaroussky tiene una legi¨®n de fans en Barcelona que no olvidan sus gloriosas veladas en el Liceo y el Auditori-, la primera parte del concierto transcurri¨® en un clima de frialdad y asepsia musical. El cotizado contratenor no tiene ni los graves ni el color ni la fuerza dram¨¢tica que requiere esta m¨²sica, y su dicci¨®n alemana, d¨¦bil y poco incisiva, tampoco ayud¨® a la hora de transmitir las emociones.

Se disfrutaron, pero s¨®lo a r¨¢fagas, momentos de gran musicalidad y pureza vocal, pero en este repertorio sacro convenci¨® m¨¢s la experimentada orquesta alemana que el c¨¦lebre solista; la calidad de la formaci¨®n barroca con instrumentos de ¨¦poca que lidera con maestr¨ªa la violinista Petra M¨¹llejans - una de las mejores del mundo- brill¨® tanto en las oberturas como en el delicado acompa?amiento; tambi¨¦n ray¨® a gran altura la oboista solista Ann-Kathrin Br¨¹ggemann.

La plena sinton¨ªa art¨ªstica con los m¨²sicos de Friburgo permiti¨® saborear detalles de gran refinamiento y virtuosismo, pero el carisma de Jaroussky s¨®lo emergi¨® en su plenitud con Bach: la m¨²sica llegaba al p¨²blico con m¨¢s naturalidad y emotividad, y la delicadeza del canto, rico en matices, conquist¨® el Palau. Tras repetir, como primera propina, un aria de Telemann, apostaron por el encanto de Bach para cerrar la velada con una preciosa interpretaci¨®n del Laudamus Te, con solo de viol¨ªn, de la emblem¨¢tica Misa en si menor.