Entre las ¡®startups¡¯ y la CUP
Toda la trayectoria econ¨®mica de Converg¨¨ncia ¡ªamalgamada ahora en Junts pel S¨ª¡ª queda hipotecada por los diez esca?os de la formaci¨®n anticapitalista
El efecto palanca de la CUP en los presupuestos generales de la Generalitat distorsiona con m¨¢s esquizofrenia el momento pol¨ªtico catal¨¢n. El precio del apoyo parlamentario necesario para el mantenimiento de Carles Puigdemont en la presidencia de la Generalitat va a ser muy elevado y de forma especialmente tan vejatoria como perjudicial para quien tenga una peque?a empresa, sea un actor mayor o menor en la econom¨ªa productiva de Catalu?a y haya votado a Junts pel S¨ª. En este tipo de situaciones, es casi inevitable que el socio minoritario se salga algo m¨¢s beneficiado en sus reclamaciones program¨¢ticas que el socio mayoritario cuya precariedad le hace tan vulnerable en cada votaci¨®n parlamentaria. Pero las prerrogativas del socio minoritario han de atenerse al l¨ªmite que la realidad requiere. Est¨¢ ocurriendo todo lo contrario: las imposiciones de la CUP implican pol¨ªticas fiscales, alteraciones estrat¨¦gicas y acciones presupuestarias de car¨¢cter no solo muy focalizado y clientelar sino que enfrenta una concepci¨®n anti-econom¨ªa de mercado muy minoritaria con los intereses de la mayor¨ªa que, sobre todo, necesita de crecimiento sostenible y oportunidades laborales. Es una de las contradicciones actuales: toda la trayectoria econ¨®mica de Converg¨¨ncia ¡ªamalgamada ahora en Junts pel S¨ª¡ª queda hipotecada por los diez esca?os de la CUP. Eso tambi¨¦n vale para las sucesivas actuaciones de transgresi¨®n institucional m¨¢s que provocativa que la CUP perpetra y que Puigdemont endulza.
Para mantener la exigencia de m¨¢ximos, un grupo pol¨ªtico necesita de un amplio margen de representaci¨®n y no es el caso de la CUP. Como es sabido, de un total de 4.114.244 votos v¨¢lidos, la CUP obtuvo 337.794. Es la franja del 8% en la que coincide, voto m¨¢s o esca?o menos, con Catalunya Si que es Pot i el PPC. Evidentemente, la CUP no recibi¨® un mandato electoral que le permitiera llevar a cabo sus pol¨ªticas, ni plantearlas en r¨¦gimen de igualdad en un pacto parlamentario con el grupo de Junts pel S¨ª. Es m¨¢s: de haberlo consultado antes de las elecciones con su conglomeraci¨®n asamblearia hubiese recibido un notorio rechazo. En circunstancias de esta naturaleza es cuando los entresijos de la negociaci¨®n presupuestaria exigen la m¨¢xima transparencia y m¨¢s cuando el socio minoritario aboga radicalmente por la democracia directa aunque ocupe esca?os que son el n¨²cleo formal de la democracia representativa. Evidentemente, adquiere elementos de l¨®gica propia si se considera que el objetivo de la CUP no es la pol¨ªtica sino la antipol¨ªtica.
Aunque sea la clave de la cuesti¨®n, dejando aparte el proceso secesionista nos vemos ante una coyuntura en la que con diez esca?os se pretende alterar el consenso que es constitutivo de la econom¨ªa de Catalu?a. Por ejemplo: ?qu¨¦ incentivos desea la CUP para el auge de la biotecnolog¨ªa que es uno de los frentes m¨¢s innovadores de la iniciativa empresarial catalana, con resultados que est¨¢n atrayendo la llegada de inversores? Otro ejemplo es el alto potencial de crecimiento de las startups, un nuevo componente del tejido econ¨®mico, excepcionalmente din¨¢mico en estos momentos y con un horizonte emprendedor a¨²n con m¨¢s futuro. Hay un mundo de puestos de trabajo, de cualificaci¨®n profesional y de innovaci¨®n m¨¢s all¨¢ de los postulados anti-sistema de la CUP y de los intereses de sus poco m¨¢s de trescientos mil votantes.
Este factor da pie a aplicar a la vida pol¨ªtica catalana el principio de entrop¨ªa, como contribuci¨®n negativa. Algunos analistas lo relacionan anal¨®gicamente con lo que los f¨ªsicos llaman la entrop¨ªa de los sistemas cerrados. Puede ser una explicaci¨®n de lo que ocurre en Catalu?a: de una parte, un sistema pol¨ªtico cerrado y de la otra un sistema econ¨®mico abierto que aporta m¨¢s al bien com¨²n ¡ªen puestos de trabajo, por ejemplo¡ª que una pol¨ªtica autista, en el sentido de que ¡ªseg¨²n esta hip¨®tesis¡ª el nivel general baja a causa de que el grado de organizaci¨®n de un sistema cerrado tiende a degradarse con el tiempo. Es decir, el sistema pol¨ªtico en oclusi¨®n acaba da?ando las opciones del sistema econ¨®mico abierto. Esa contracci¨®n puede dudar hasta quien sabe cu¨¢ndo. No es lo mismo proponer regulaciones y reformas del sistema econ¨®mico que postular su anulaci¨®n, con los efectos regresivos que eso significa para una sociedad que, como la catalana, sabe lo que son la industria y el comercio, la iniciativa privada y la b¨²squeda de nuevos mercados. Algo tendr¨¢ de bueno este sistema cuando sus contendientes solo tienen trescientos mil votos.
Valent¨ª Puig es escritor.
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