Chimpanc¨¦s en la sierra de Madrid
El mayor centro de rehabilitaci¨®n de primates de Espa?a, con 135 animales incautados del tr¨¢fico ilegal y la explotaci¨®n, sobrevive con escasos fondos
Ese mono tan gracioso que sonr¨ªe en la pel¨ªcula no est¨¢ contento, sino mostrando los dientes en se?al de miedo tras ser entrenado a palos. El adorable beb¨¦ chimpanc¨¦ se convierte cuando crece en uno de los animales m¨¢s peligrosos. Son cosas que aprenden los visitantes, sobre todo ni?os, de Rainfer, el mayor centro de rescate y rehabilitaci¨®n de primates de Espa?a, donde lidian desde hace 21 a?os con las consecuencias del tr¨¢fico ilegal y la explotaci¨®n de estos animales. Llegan despu¨¦s de malvivir durante a?os, encerrados en peque?as jaulas en circos, mientras esperan el siguiente rodaje de publicidad o despu¨¦s de que los particulares que han pagado miles de euros por el capricho de tenerlos como mascotas descubren que al crecer ya no son tan monos. Las secuelas del maltrato, la mala alimentaci¨®n, el encierro y la separaci¨®n de su grupo son muchas: raquitismo, adicciones, se?ales de golpes, colmillos arrancados, traumas y fobias¡ En este lugar, escondido en las afueras de un pueblo de la sierra de Madrid, tratan, con escasos medios, de recuperarlos y darles una vida digna y tranquila en los a?os, a veces d¨¦cadas, que les quedan.
La mayor¨ªa de los 135 animales que viven en Rainfer han sido incautados por la Guardia Civil. ¡°Vienen en condiciones lamentables, con poco pelo por el estr¨¦s y la falta de luz. Muchos son m¨¢s peque?os de lo normal por d¨¦ficit de nutrientes y por haber crecido en espacios reducidos. Algunos tienen diabetes. En las radiograf¨ªas, ves que muchos tienen fracturas que han soldado mal, puede que por palizas¡±, explica Marta Bustelo, subdirectora del centro. Bustelo cuenta c¨®mo rescatan animales encerrados en garajes o bodegas de pueblo, porque los propietarios descubren que molestan en casa por sus chillidos y fuerte olor. ¡°A veces te llama el propio particular porque no lo soporta m¨¢s. Con la edad se vuelven agresivos y atacan a su due?o, al beb¨¦ o a la nueva novia¡±. Es imposible devolverlos a su h¨¢bitat porque son unos ¡°inadaptados sociales¡±.
Desde 1986, cuando Espa?a se adhiri¨® al Convenio Internacional sobre el Tr¨¢fico de Especies Amenazadas (CITES), es ilegal la compraventa de primates, salvo algunas excepciones. Sin embargo, es posible conseguirlos en el mercado ilegal. Es el caso de Guille, un chimpanc¨¦ de unos 20 a?os que se acerca a la valla en actitud amenazante, para intentar paliar su inseguridad. ¡°Viv¨ªa en una jaula de dos metros cuadrados, tapado por lonas. Ten¨ªa fotofobia y agorafobia, y se alimentaba de boller¨ªa industrial, patatas fritas y Coca-Cola. Est¨¢ tuerto, tiene la columna deforme por haber estado encerrado en un sitio muy reducido en la ¨¦poca de desarrollo, y es muy peque?o para ser un macho adulto¡±. Bustelo cuenta que cuando lleg¨® a Rainfer, hace unos ocho a?os, presentaba tal adicci¨®n al refresco que tuvieron que comprar y d¨¢rselo diluido, cada vez en menores cantidades, hasta que se adapt¨® a beber solo agua. Otro chimpanc¨¦, Yaki, proveniente de un circo, lleg¨® con adicci¨®n al alcohol.
Las visitas guiadas a ni?os y adultos permiten sensibilizar sobre las consecuencias del tr¨¢fico ilegal ?
Pese a que el 80% de los animales que viven en Rainfer son propiedad del Estado al provenir de incautaciones, la aportaci¨®n econ¨®mica de la Secretar¨ªa de Estado de Comercio, de la que dependen al estar englobados en el sistema CITES, apenas llega para pagar un mes de los gastos, seg¨²n Bustelo. El centro necesita 12.000 euros al mes para la alimentaci¨®n de sus inquilinos, medicinas y gastos veterinarios. En invierno, hay que sumar 4.000 euros mensuales para pagar la calefacci¨®n de los dormitorios de unos animales que en su mayor¨ªa vienen de climas m¨¢s c¨¢lidos. Quitando los exiguos fondos p¨²blicos, el resto se paga gracias a aportaciones privadas ¡ªdonaciones, apadrinamientos, visitas, actos ben¨¦ficos¡ª, que ya salvaron a Rainfer del cierre justo hace un a?o. La propia familia de Bustelo, cuyo padre, Guillermo, un bi¨®logo enamorado de los primates fund¨® el centro, lleva dos d¨¦cadas poniendo dinero.
¡°Aunque tenemos espacio, desde hace dos a?os y medio no rescatamos nuevos animales por falta de fondos¡±, explica Bustelo. Los prosimios, simios y otros primates se reparten en grandes espacios vallados, con estructuras de madera, neum¨¢ticos y mangueras adecuadas a las costumbres de cada especie. Los ni?os que vienen en visitas escolares preparan paquetitos sorpresa con comida que los cuidadores tiran de vez en cuando en las jaulas para que los animales reciban alimentos de forma distinta y estimularlos.
Adem¨¢s de suponer una forma de financiaci¨®n, Rainfer decidi¨® abrir el centro al p¨²blico hace cinco a?os como forma de trabajar en la ra¨ªz del problema y sensibilizar a la sociedad. Entre semana acuden alumnos de colegios, institutos y universidades, que realizan talleres y conocen las historias sobrecogedoras que hay detr¨¢s de cada animal. Los fines de semana, reciben a particulares. ¡°Son visitas muy controladas, bajo reserva, no queremos que se convierta en un zoo cualquiera¡±, explica Bustelo.
Manuela es una experta en atrapar los paquetitos que hacen los ni?os. Cuando se acerca un grupo de visita, esta chimpanc¨¦ de 15 a?os incluso indica por gestos, se?alando su boca y a la monitora que los gu¨ªa, que quiere m¨¢s. Pese a ser una hembra, casi dobla en tama?o a su compa?ero de recinto Guille, ya que se podr¨ªa decir que ha sido afortunada. Lleg¨® a Rainfer con 15 d¨ªas de vida, procedente de una finca con animales para cine y publicidad a punto de cerrar. Uno de los due?os contact¨® para que se hicieran cargo de los animales, pero antes de pasar a por ellos, el otro socio envenen¨® al padre de Manuela. Su madre, que la rechaz¨® al nacer porque no sab¨ªa c¨®mo criarla al carecer de modelos, lleg¨® con algunos dedos cortados como castigo. Al haber crecido en Rainfer, con una buena alimentaci¨®n y espacio abierto, esta chimpanc¨¦ tiene un pelo negro y lustroso y es m¨¢s grande que muchos machos, de forma que se ha erigido en la dominante del grupo pese a ser una hembra.
¡°Vienen en condiciones lamentables, con poco pelo por el estr¨¦s y la falta de luz¡±
En cada recinto, los monitores explican de d¨®nde viene cada especie y sus principales caracter¨ªsticas, as¨ª como las historias de muchos de estos animales y la problem¨¢tica que traen. Monos capuchinos, l¨¦mures, cercopitecos, macacos de Berber¨ªa, chimpanc¨¦s, gibones y hasta un orangut¨¢n, Boris, viven aqu¨ª.
Bustelo cuenta que los l¨¦mures que viven en Rainfer vienen de un zoo, y c¨®mo la moda de las instalaciones abiertas, en las que el visitante puede entrar e interactuar con los animales, provoca que muchos de ellos mueran por el contagio de enfermedades humanas. ¡°Un simple herpes labial es para ellos una muerte ag¨®nica¡±. O el peligro que supone el tr¨¢fico incontrolado de macacos de Berber¨ªa, los famosos monos de Gibraltar, tanto para la especie como por las enfermedades que pueden transmitir. Cada a?o pasan unas 300 cr¨ªas desde los Montes Atlas (norte de ?frica), de donde son originarios por Algeciras. Su poblaci¨®n se est¨¢ diezmando a pasos agigantados, denuncia Bustelo, porque para capturar a cada cr¨ªa, hay que matar a su madre y puede que a m¨¢s ejemplares adultos que tratan de protegerla. Espa?a es la puerta de entrada a Europa de esta especie, popular como mascota aunque en realidad es un animal muy agresivo.
Los ni?os miran con curiosidad a Brutus, un capuchino, mientras escarba en busca de lombrices. Se llevan a casa, como m¨ªnimo, el mensaje de que los monos no son mascotas y que es mejor ir a circos sin animales. Algunos traen a sus padres y hermanos de visita para que tambi¨¦n lo aprendan.
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