Vamos a querernos mucho
La ¡®¨¦tica de los cuidados¡¯ tiene en cuenta la situaci¨®n de cada persona y se basa en la responsabilidad para con los dem¨¢s. Si adem¨¢s nos queremos ser¨¢ estupendo
Por motivos profesionales he asistido a diversos actos p¨²blicos en las ¨²ltimas semanas. En todos ellos, sin excepci¨®n, la palabra empoderamiento ha sido mencionada en alguna ponencia. La ha seguido en frecuencia, aunque no tan masivamente, alguna alusi¨®n a la pol¨ªtica de los cuidados. Nada que objetar a la aparici¨®n de nuevos conceptos; tan solo quiero poner en cuesti¨®n la mayor o menor fortuna de su utilizaci¨®n respecto a su significado original.
Las llamadas ¡°nuevas pol¨ªticas¡± han popularizado conceptos poco conocidos que explican su esencia e inspiran su desarrollo. El uso masivo de los nuevos t¨¦rminos ha permitido su incorporaci¨®n a la pr¨¢ctica diaria, pero, al mismo tiempo, el acceso a la fama puede restarles potencia transformadora. Veamos qu¨¦ ocurre con los dos ejemplos que encabezan este art¨ªculo.
¡°Ella est¨¢ empoderada¡± o incluso ¡°Est¨¢ demasiado empoderada¡± o¨ªmos con frecuencia cuando se habla de una persona que ha actuado con fuerza y determinaci¨®n, o en sentido negativo, con cierta tiran¨ªa y autosuficiencia. En realidad, esta acepci¨®n cercana a la autoestima, la asertividad o la seguridad en s¨ª misma, poco tiene que ver con el concepto de empoderamiento en clave pol¨ªtica. El uso masivo ha conducido al ¡°empoderamiento¡± a una especie de significado psicol¨®gico individual seg¨²n el cual, una persona est¨¢ empoderada cuando tiene una fuerte creencia de que va a triunfar y confianza ilimitada en sus posibilidades, actitud que exhibe p¨²blica y notoriamente.
De entrada, el empoderamiento nunca puede darse ¡°en demas¨ªa¡± ya que se trata de un proceso seg¨²n el cual las personas adquieren un mayor control sobre sus propias vidas, de acuerdo con las condiciones socioestructurales en que se desarrollan. El empoderamiento dar¨ªa como resultado un estado ¨®ptimo en relaci¨®n a las circunstancias vitales. No se puede estar ¡°demasiado empoderado¡± igual que no se puede tener ¡°demasiada salud¡±. En el caso citado, quien habla est¨¢ refiri¨¦ndose a una actitud arrogante o soberbia, que nada tiene que ver con el empoderamiento.
En realidad, el empoderamiento surge de movimientos pro-derechos norteamericanos y de las practicas comunitarias del pedagogo brasile?o Paolo Freire. La idea es que los grupos marginados por la sociedad deben adquirir el poder al que tienen derecho para cambiar sus condiciones vitales. El empoderamiento consiste, en su origen, en adquirir derechos. Parte, por tanto, de un proceso social, un empoderamiento colectivo que permita a todas las personas sentirse como iguales en un mundo profundamente injusto y desigual. Conducirlo a una acepci¨®n de corte individualista y psicologista de tipo "autoayuda" le resta potencia y capacidad de cambio social.
Por su parte, la pol¨ªtica de los cuidados (del ingl¨¦s care policies) no alude a un aspecto sentimental y afectivo entre las personas, sino que se basa en una teor¨ªa ¨¦tica y econ¨®mica, formulada, entre otras, por Carol Gilligan y los estudios de econom¨ªa feminista. Personas de diferente signo pol¨ªtico han ubicado este concepto en el terreno de la relaci¨®n afectiva. Ustedes recordar¨¢n frases como ¡°Intentaremos primero el amor y los cuidados y, si no funcionan, habr¨¢ que tomar otras decisiones¡± o ¡°Cu¨ªdemonos mucho unos a otros¡± o una de las m¨¢s repetidas para intentar solventar conflictos internos en diferentes partidos ¡°Vamos a querernos mucho¡±, siempre ligadas expl¨ªcitamente al concepto de ¡°cuidados¡±, e incluso, recientemente, a la pr¨¢ctica de este comportamiento por parte de nuestras madres.
Cuando Carol Gilligan expuso su teor¨ªa sobre la ¡°¨¦tica del cuidado¡± trataba de mostrar la necesidad de colocar en el centro de las pol¨ªticas a los seres humanos y no los beneficios econ¨®micos o los derechos abstractos y supuestamente justos que preconiza la ¡°¨¦tica de la justicia¡±. Esta ¨²ltima, dominante en occidente desde la Ilustraci¨®n, servir¨ªa para resolver los conflictos mediante consenso y de forma universal pero, una vez m¨¢s, se refer¨ªa solo a lo masculino y dejaba fuera todo el mundo de la responsabilidad sobre los otros, el trabajo de cuidados realizado hist¨®ricamente por las mujeres sin remuneraci¨®n ni reconocimiento alguno.
La ¡°¨¦tica de los cuidados¡± tiene en cuenta las particularidades de cada persona y se basa en la responsabilidad para con los dem¨¢s, convirtiendo a las personas en protagonistas y centro de todas las actuaciones. Si adem¨¢s nos queremos ser¨¢ estupendo pero, por si acaso, construyamos una sociedad donde el centro pol¨ªtico y econ¨®mico sean las personas y sus necesidades a lo largo de la vida, m¨¢s all¨¢ de nuestra capacidad afectiva individual.
Sara Berbel S¨¢nchez es doctora en Psicolog¨ªa Social.
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