¡°Barcelona se explica siempre desde la ¨®ptica burguesa¡±
Theros, ganador del Pla, considera que el siglo XIX en la ciudad dar¨ªa para una serie, con su personaje Ll¨¤tzer Llampades como protagonista
El antrop¨®logo, poeta y cronista de EL PA?S Xavier Theros (Barcelona, 1963) se present¨® a la gala del 49? premio Josep Pla con una corbata de su admirado periodista y tambi¨¦n cronista Josep Maria Huertas Claver¨ªa. Dice que le trae suerte: gan¨® el premio que lleva su nombre con La Sexta Flota a Catalu?a (2010) y, la noche del viernes, el galard¨®n con su primera novela, La fada negra, historia detectivesca sobre unos cr¨ªmenes infantiles durante la a¨²n poco estudiada revuelta (mitad violencia social, mitad levantamiento contra el centralismo borb¨®nico), bautizada como La Jam¨¤ncia en la Barcelona de 1843. ¡°Intento, como ¨¦l, contarle a los barceloneses su historia sin escatimarles los claroscuros¡±.
Pregunta. ?Por qu¨¦ ha saltado a la ficci¨®n?
Respuesta. Estaba cansado de tanta realidad real y me rondaba desde hace a?os la figura de un capit¨¢n marino que se hace polic¨ªa por azar tras naufragar... ?Lord Jim? No, mi ¨²nica gran referencia literaria es la obra de Joan Amades, llena de cr¨ªmenes y muertes inexplicables y desapariciones de personas que el folclorista recogi¨® de esa Barcelona oscura y sucia del XIX, historias que corr¨ªan entre la gente, porque la prensa, entonces, s¨®lo era pol¨ªtica y de avisos, y tampoco lo recog¨ªa...
P. ?C¨®mo se explica tal vac¨ªo sobre La Jam¨¤ncia en una Barcelona tan estudiada y escrita?
R. Es dif¨ªcil de entender, pero de 1833 a 1875 sabemos poca cosa de la ciudad, a pesar de que tenemos las guerras carlistas, la emergencia del movimiento obrero y la creaci¨®n del primer sindicato de trabajadores en 1840, las bullangas, la Revuelta de la Quintas... Es la sociedad que eclosiona con la revoluci¨®n industrial.
P. ?En La Jam¨¤ncia, quien enga?a a Barcelona: Madrid o la propia derecha?
R. Madrid tiene poca importancia ah¨ª; Barcelona ten¨ªa ya fama de rebelde: en solo ocho a?os vive 10 bullangas; por eso los militares la bombardean tanto. La revuelta de Prim y Milans del Bosch contra la regencia de Espartero se para porque se le promete a Barcelona que podr¨¢ decidir en la pr¨®xima Constituci¨®n... y luego se pacta con los moderados en el exilio; la percepci¨®n de los barceloneses, entonces, es que Prim les ha traicionado.
P. Pero la memoria popular recuerda m¨¢s a Espartero, que s¨®lo bombarde¨® la ciudad unos 15 d¨ªas, que Prim, que junto a otros lo hizo durante tres meses... ?Prim es una vaca sagrada?
R. Con Prim nadie se acaba de meter porque es un h¨¦roe con claroscuros: es evidente que es comandante en jefe de la Ciutadella cuando se da la orden de bombardear la ciudad; en Puerto Rico someti¨® una rebeli¨®n de esclavos y en 1870 sofoca tambi¨¦n Gr¨¤cia con la Revuelta de las Quintas; adem¨¢s, va muy a la suya: acabar¨¢ como general y conde de Reus... Pero tambi¨¦n es quien favorece el derribo de las murallas que ahogan la ciudad y le regala la Ciutadella, defiende a los catalanes en Madrid y acaba con los Borbones trayendo a Amadeo I de Saboya... Espartero no era catal¨¢n... La memoria popular suele quedarse con lo menos complejo.
P. ?La desmemoria barcelonesa sobre La Jam¨¤ncia tiene lectura sociopol¨ªtica?
R. Es evidente que la ciudad se ha explicado siempre desde la ¨®ptica de la burgues¨ªa: la historia del XIX de Barcelona se concentra entre 1870 y 1890, y es un relato burgu¨¦s: ciudad cosmopolita, la gran urbe mercantil, la de las grandes exposiciones y bancos... El relato del resto del siglo no lo ha hecho nadie. Puedo entender que la historiograf¨ªa catalanista o marxista no haya dicho nada de La Jam¨¤ncia, pero la anarquista tambi¨¦n la ha ignorado, cuando tienen claros puntos en com¨²n: hasta los colores que usaron en 1843 eran el rojo y el negro; la Jam¨¤ncia lleg¨® antes que los primeros bakuninistas, su m¨²sica sonaba similar...
P. ?O sea, que la pol¨ªtica de recuperaci¨®n de memoria hist¨®rica y popular del Ayuntamiento de Ada Colau no va desencaminada?
R. Es evidente que haya una sobrerepresentaci¨®n de un determinado sector social; Prim mismo lo est¨¢: tiene rambla, calle, plaza, escultura...
P. ?Hay un fil¨®n por explotar en la Barcelona del XIX?
R. Totalmente. ?Ejemplos? La ciudad napole¨®nica, el Trienio liberal o el episodio de que es la ¨²nica ciudad que en 1820, con una revuelta popular, acaba con la Inquisici¨®n, que estaba en el hoy Museo Mar¨¦s: tiraron todos los papeles por la ventana y los quemaron... Por eso me planteo que mi protagonista, Ll¨¤tzer Llampades, se pasee por las calles de ese siglo a partir de una serie, que podr¨ªa arrancar en 1853 con el trasfondo de La Guerra dels Matiners: puro western... en Ripoll.
P. Ente 1940 y 1975, Barcelona sirve de suced¨¢neo para hablar de Catalu?a y eso explicaba su eclosi¨®n. ?Y la de ahora?
R. Creo que los barceloneses quieren que se les explique la historia real de la ciudad; es una cuesti¨®n de necesidad identitaria de los propios ciudadanos, en los ¨²ltimos a?os muy cargados de gu¨ªas para turistas y no tanto para ellos. Tambi¨¦n podr¨ªa ir ligado a la eclosi¨®n de la industria del ocio.
P. ?Qu¨¦ dir¨¢n los historiadores de la Barcelona actual?
R. Nadie nos la est¨¢ explicando, pero algo pasa: se da una imagen de ciudad abierta, pero cada vez hay m¨¢s vecinos descontentos con su ciudad y el turismo... Pero lo que digan esos futors historiadores vendr¨¢ por Internet: quiz¨¢ haya menos rigor, pero todo el mundo aporta fotos, archivos familiares, episodios, an¨¦cdotas... La cr¨®nica de Barcelona empieza tambi¨¦n a pasar por la Red.
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