De c¨®mo el teatro y la cartograf¨ªa son la misma cosa

?Qu¨¦ tienen en com¨²n una obra dram¨¢tica sobre las tablas y el arte de trazar mapas geogr¨¢ficos? ¡°El trabajo de la cartograf¨ªa es mirar, escoger y representar. Es exactamente lo mismo que hacemos en el teatro, mirar, elegir lo que queremos contar y representarlo sobre las tablas¡±. Habla la actriz Blanca Portillo, que comparte las reflexiones del dramaturgo Juan Mayorga. ¡°Los mapas nunca son neutrales, en la medida en que se construyen a partir de una pregunta decisiva: ?Qu¨¦ incluir y qu¨¦ dejar fuera? Pregunta que es precisamente la primera que toma el hombre de teatro, que jam¨¢s es neutral¡±, se?ala Mayorga.

De esta inesperada relaci¨®n entre dos artes en apariencia tan distintas nace El cart¨®grafo, una obra con texto de Juan Mayorga que explora los l¨ªmites de la memoria y se convierte en un alegato contra el olvido. El texto narra las reflexiones de Blanca, personaje que encarna Portillo, cuando escucha la leyenda del cart¨®grafo del Gueto de Varsovia, un hombre que, con la ayuda de una ni?a, se empe?¨® en dibujar el mapa de un mundo a punto de desaparecer. Un di¨¢logo entre el pasado y el presente. ¡°El cart¨®grafo es una obra ¡ªun mapa¡ª sobre esa b¨²squeda y sobre aquella leyenda¡±, dice Mayorga.

Seg¨²n Portillo, el tema de la obra es muy pertinente en Espa?a, un pa¨ªs que ¡°tiene una deuda con su memoria¡±. ¡°No tenemos resuelta la cuesti¨®n de la memoria hist¨®rica, no miramos de frente al pasado. No se trata de arrastrar eternamente lo que ocurri¨®, sino de utilizarlo para mejorar. El pasado no deber¨ªa ser un arma arrojadiza, sino ayudarnos a crecer como personas. Hacer como que el pasado no ha ocurrido es una ingenuidad¡±, explica.

Para Portillo (Madrid, 1963), la Varsovia del gueto tiene ¡°demasiadas¡± similitudes con el mundo contempor¨¢neo. ¡°Hay la misma falta de empat¨ªa, la misma falta de auxilio para el que sufre. Antes de la Segunda Guerra Mundial, Europa no quiso mirar a las barbaridades que estaban haciendo los nazis, y hoy en d¨ªa ocurre algo similar con los refugiados. No miramos hacia donde no queremos¡±, dice. En su opini¨®n, ¡°el texto de Mayorga habla de la dictadura del presente, de que parece que solo hay que mirar hacia adelante, y ¨²nicamente importan los problemas de cada uno. Nos estamos haciendo muy insensibles, igual que en aquella ¨¦poca. Por eso, esta es una funci¨®n que habla sobre la necesidad de no olvidar nunca¡±.

La int¨¦rprete est¨¢ acompa?ada en las tablas por el actor Jos¨¦ Luis Garc¨ªa-P¨¦rez, con quien ya trabaj¨® en Don Juan Tenorio en 2015, en versi¨®n de Juan Mayorga. Portillo se deshace en elogios hacia el dramaturgo: ¡°Mayorga es nuestro autor vivo m¨¢s s¨®lido, el m¨¢s traducido y el m¨¢s representado fuera de Espa?a. Me siento como debieron sentirse actrices que trabajaron con Garc¨ªa Lorca, Lope de Vega o Calder¨®n de la Barca. Ser contempor¨¢nea de un autor magn¨ªfico y poder considerarlo mi amigo es un lujo¡±.

El Cart¨®grafo es el tercer montaje que dirige Mayorga (Madrid, 1965), tras La lengua en pedazos y Reikiavik. La obra, estrenada en Teatro Calder¨®n de Valladolid, comenz¨® ayer su andadura en las Naves del Matadero del Teatro Espa?ol, donde se podr¨¢ ver hasta el 26 de febrero.