Un bar de M¨¢laga proh¨ªbe la entrada en pijama o bata
La due?a de Los Monaguillos defiende la medida por ¡°higiene y respeto¡± al resto de clientes
A media ma?ana de este martes, una mujer de mediana edad ha entrado en pijama y bata en la cafeter¨ªa Los Monaguillos de M¨¢laga, en calle M¨¢rmoles, la que ejerce de frontera entre los populosos barrios de El Perchel y la Trinidad. Quer¨ªa churros. El camarero ha tomado nota del pedido, pero le ha advertido de que vestida de esa guisa no pod¨ªa estar en el bar, as¨ª que la se?ora ha tenido que esperar su comanda en la puerta. Desde hace poco m¨¢s de una semana, el negocio es estricto y no permite la presencia de clientes ataviados con la ropa de dormir o la que utiliza para abrigarse en casa.
¡°ATENCI?N. Prohibida la entrada a toda persona en pijama o bata¡±, se lee en el cartel colgado en la cristalera del bar. La medida obedece a razones de ¡°higiene, imagen y respeto¡± con los otros clientes, subraya la due?a del negocio, Mar¨ªa Jos¨¦ Silva, de 76 a?os. No se trata de discriminar a nadie, pero s¨ª de que se mantengan unas m¨ªnimas normas de comportamiento y decoro. ¡°Hay que saber estar¡±, a?ade la empresaria, que lleva muchas joyas encima y luce un look juvenil, con leggings y poncho de lana hasta la cintura.
¡°Se lo dec¨ªa personalmente a la gente que ven¨ªa [con bata y pijama], pero como no hac¨ªan caso, pens¨¦ que ¨ªbamos a poner un cartel en la puerta¡±, explica. Alexandro Tabaracu, camarero en el bar desde que abri¨® hace poco m¨¢s de siete meses, calcula que antes del veto, alrededor de veinte personas pod¨ªan plantarse a diario con la vestimenta de dormir. ¡°Como hay muchos que todav¨ªa no lo saben, siguen viniendo as¨ª. Los atendemos, pero le vamos explicando que a partir de ahora no lo vamos a hacer¡±, cuenta mientras va y viene de la barra a la m¨¢quina del caf¨¦. La gente, en general, parece que no se lo toma del todo mal.
Lo de ir en pijama y bata por la calle no es algo exclusivo de este barrio de M¨¢laga, aunque puede ser m¨¢s com¨²n por las caracter¨ªsticas que tiene la Trinidad, una zona humilde, deprimida en muchos tramos. Son casi siempre mujeres, y no solo para tomar un caf¨¦, unos churros o un pitufo (bollito de pan t¨ªpico de M¨¢laga que sustituye a la tostada en el desayuno), sino para comprar en la carnicer¨ªa o en el supermercado. Si ellas van en pijama, ellos en verano lo hacen sin camiseta, con el torso desnudo, una man¨ªa que se intenta frenar desde hace a?os y contra la que se ha hecho frente com¨²n tanto en bares como en tiendas o en las barras de la Feria de agosto.
Mar¨ªa Jos¨¦ Silva se r¨ªe cuando habla de los pijamas y describe este tipo de escenas. ¡°Es que van a todos lados as¨ª, hasta con el Cautivo¡±, una de las im¨¢genes con m¨¢s devoci¨®n de la Semana Santa de M¨¢laga, con miles de promesas en procesi¨®n cada Lunes Santo. La talla de Jes¨²s est¨¢ en la iglesia de San Pablo, en pleno barrio de la Trinidad y a muy pocos metros de la cafeter¨ªa, aunque la empresaria precisa que la acera donde est¨¢ su negocio es El Perchel. ¡°Reci¨¦n levant¨¢s, a la cafeter¨ªa. Si es invierno, con bata, si es verano, sin ella¡±, a?ade, con m¨¢s risas.
Los Monaguillos abri¨® en verano y emplea a siete personas de varias nacionalidades, todas ellas rescatadas del paro. Es un sitio nuevo y limpio que alterna sillas de dise?o con mesas con enag¨¹illas y manteles de flores. Este martes hay un goteo incesante de gente entrando y saliendo, clientes de acuerdo con la medida que ha tomado el negocio, de la que se hablaba en varios corrillos. ¡°?Que si me parece bien que proh¨ªban entrar en pijama? Pues claro. Hay unos churros buen¨ªsimos y es una cafeter¨ªa muy limpia, no se puede venir a pasar el d¨ªa de cualquier manera¡±, dec¨ªa Antonia, septuagenaria, tras desayunar con su marido, Pepe.
Hija de un empresario malague?o que le inculc¨® que hay que ser ¡°humilde, trabajador y nada vanidoso¡±, Mar¨ªa Jos¨¦ Silva se limit¨® al principio de abrir el bar a actuar como socia inversora, pero unos meses m¨¢s tarde cogi¨® las riendas del local. Ahora da desayunos y men¨²s (a 6,95 euros de lunes a viernes y 7,50 los fines de semana) y aspira a convertirse en un restaurante a la carta. ¡°Pero con precios asequibles, ?eh?¡±, precisa. Su ¨²nico objetivo es mantener los empleos.
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