Cr¨ªmenes entre hielos y elfos
El island¨¦s Indridason cautiva BCNegra con asesinatos, fr¨ªo y criaturas fant¨¢sticas
Curiosos, estos islandeses: apenas son unos 350.000 (algo as¨ª como los habitantes de la C¨®rdoba espa?ola) y tienen una baj¨ªsima media de 1,8 cr¨ªmenes por a?o; en cambio, son de los mejores escribiendo novelas negrocriminales. Y el cabeza de cartel de ellos, sin duda, Arnaldur Indridason, ¨¦l mismo paradigma f¨ªsico (alto, grande, corpulento, blanco de piel) y psicol¨®gico (fraseolog¨ªa corta, agradable pero serio, apariencia distante) de la ciudadan¨ªa de su pa¨ªs, que ayer, hablando de asesinatos y clima extremo, pasando por la existencia o no de elfos, fue la estrella de la segunda jornada del festival de novela policiaca BCNegra.
Tiene Indridason (Reikiavik, 1961) nuevo libro estos d¨ªas en Espa?a, Betty (RBA), algo de El cartero siempre llama dos veces muy sui g¨¦neris, con mujer fatal al frente, y que escribi¨® en 2003 ¡°como par¨¦ntesis¡± de la serie de su comisario Erlendur Sveinsson. No es de extra?ar que tome distancia el padre de su criatura si se la conoce: su nombre significa ¡°extranjero¡± y va arrastrando por la vida diversas culpas: un hermano muerto tras perderse durante una tormenta en el ¨¢rido paraje de la isla; un divorcio; una hija toxic¨®mana; un hijo alcoh¨®lico... ¡°Con Betty quer¨ªa probar los aires del negro norteamericano tipo Chandler o Cain, un punto narrativo afrancesado... ?Podr¨ªa? ?Y podr¨ªa aplicarlo a la realidad islandesa?¡±, se pregunt¨® ante las cerca de 300 personas que llenaban el auditorio del Conservatorio del Liceo, en la que quiz¨¢ fue su intervenci¨®n m¨¢s larga.
Dice el autor de La mujer de verde que las f¨¦minas ¡°siempre est¨¢n en mis obras, me obsesionan, si bien intento no darles un trato diferente a los hombres¡± y que esta novela sali¨®, como todas las suyas, a partir de una idea primigenia con la que se arranca a escribir y que luego ¡°nunca s¨¦ c¨®mo acabar¨¢: me siento en el ordenador y empiezo y entonces las peque?as ideas se ponen en funcionamiento y van encajando y me autosorprendo¡±.
Hay, sin embargo, en Betty jirones de piel reconocibles por los fieles lectores de un autor que ha vendido m¨¢s de 10 millones de ejemplares y se ha traducido a casi 40 idiomas. ¡°En el fondo, es una novela sobre una confianza rota y el efecto devastador que eso siempre produce en una persona; y tambi¨¦n asoma el autoenga?o: lo m¨¢s dif¨ªcil en la vida es mirarse a uno mismo y aceptarse con los errores... o eso dec¨ªa mi profesor de Filosof¨ªa¡±. Gran sabio debi¨® ser...
No asoma en Betty uno de los personajes preferidos de Indridason, el clima ¡ª¡°?c¨®mo no afectarte tener s¨®lo cuatro horas al d¨ªa de luz solar? Eso explica el car¨¢cter de mis personajes¡±¡ª, pero s¨ª el peso del tiempo y del pasado ¡ª¡°en menos de 50 a?os pasamos de una sociedad rural muy pobre a una de las m¨¢s modernas; ah¨ª se qued¨® mucha gente atr¨¢s; a¨²n hoy media Islandia no se ha habituado a los cambios tras la Segunda Guerra Mundial¡±. Quiz¨¢ por ello trabaja en una trilog¨ªa sobre la Islandia ocupada por ingleses y estadounidenses durante ese conflicto, con un polic¨ªa del ej¨¦cito invasor que debe trabajar con uno local.
Admite Indridason cosas chocantes, como que el gobierno ayuda con pagas extraordinarias a los escritores en un pa¨ªs donde cerca del 10% acabar¨¢ haciendo al menos un libro en su vida y que el departamento de carreteras, cuando halla al asfaltar las carreteras una gran piedra, pregunta a los del pueblo cercano si saben si ah¨ª habita alg¨²n elfo: ¡°Si es as¨ª, la depositan con sumo cuidado muy cerca de donde estaba¡±. Las leyendas y sagas vikingas dejaron huella, admite. Pero ¨¦l, para descansar lee poes¨ªa, nunca novela negra: ¡°Para construir alguna frase muchas veces he necesitado un d¨ªa¡±, dice quien se muestra preocupado por el island¨¦s ante el ¡°bombardeo del ingl¨¦s: han pronosticado que perderemos el idioma en 100 a?os¡±. S¨®lo al saber que en toda Espa?a los organizadores no hab¨ªan hallado un solo traductor simult¨¢neo de island¨¦s accedi¨® a usar el ingl¨¦s.
El iceberg Indridason s¨®lo dio s¨ªntomas de deshielo cuando Jos¨¦ Lu¨ªs, una de las 50 personas que al final fueron a pedirle un aut¨®grafo, le rog¨® que se lo dedicara en island¨¦s; y cuando admiti¨® el porqu¨¦ se quedar¨¢ en Barcelona hasta el s¨¢bado: ¡°?Para ver jugar al Bar?a, claro!¡±. Curiosos, estos islandeses.
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