Las fiestas donde los tel¨¦fonos m¨®viles est¨¢n prohibidos llegan a Barcelona
Las llamadas pausas digitales quieren reconectar a la gente con su entorno
En entrada del local una azafata se acerca un dedo levantado a la nariz para hacer el gesto de rogar silencio y educadamente nos invita a poner el tel¨¦fono en modo avi¨®n. Al otro lado de la puerta nos espera un ambiente que recrea un tiempo pasado, pero nada remoto. Promete que los zombis del siglo XXI, hipnotizados por la pantalla de los tel¨¦fonos m¨®viles, resuciten para volver a la esencia humana. Un paso m¨¢s all¨¢ los selfies est¨¢n prohibidos. Las conversaciones no atraviesan las paredes encapsuladas dentro de ondas electromagn¨¦ticas. "Con la desconexi¨®n, conectamos y somos conscientes del aqu¨ª y el ahora", asegura Mario Fradera, impulsor del primer encuentro?WiFi Is Over en el espacio Artte, en la izquierda del Eixample de Barcelona.
"Los que somos de una generaci¨®n anterior y tenemos 50 a?os hemos visto c¨®mo han cambiado las relaciones personales", cuenta Fradera, que ide¨® una iniciativa in¨¦dita en Espa?a pero presente desde hace unos a?os en ciudades como Los Angeles, San Francisco, Nueva York y Londres. El objetivo es olvidarse del tel¨¦fono m¨®vil durante unas horas.?
¡°Con la desconexi¨®n podemos ser conscientes del ?aqu¨ª y el ahora¡±
"Mucha gente se siente saturada y empieza a existir la necesidad de mantener espacios de intimidad y privacidad que cada vez quedan m¨¢s reducidos", explica el profesor de psicolog¨ªa de la UOC Manuel Armayones. Quiz¨¢s por eso este jueves la casualidad quiso que en Barcelona se abrieran por primera vez dos frentes paralelos de desintoxicaci¨®n telef¨®nica.
En otra parte de la ciudad, en Poblenou, dos expertas en m¨¢rquetin digital, Maria Ba?os y Laura Segura, son las anfitrionas de The Break Concept, experiencia que quieren repetir en otras ciudades. Ba?os considera que "hay que mostrar qui¨¦n somos y no lo que creemos que la gente espera de nosotros en las redes sociales". Vaya, habla el famoso postureo. Por ese motivo los asistentes a la fiesta, en el Espacio 88 dejan sus m¨®viles dentro de una bolsa sellada. A prueba de fumadores: "Si salen fuera, para volver entrar les pedimos ense?ar que el pl¨¢stico est¨¢ intacto", bromea Ba?os.
La conciencia de la sobreexposici¨®n a internet
Fiestas como las que se celebraron este jueves en Barcelona ponen en evidencia que crece la conciencia contra el llamado phubbing, la acci¨®n de un individuo de ignorar su entorno y las personas que lo rodean para concentrarse en un aparato m¨®vil. Ante la omnipresencia de este fen¨®meno el inter¨¦s por cuestionar el v¨ªnculo constante con la red aumenta.
"Ya no pierdo el tiempo en cosas que no me interesan, me concentro m¨¢s, no tengo interrupciones y gestiono mejor mi vida privada y profesional", afirma Enric Puig, autor de libro La grande adicci¨®n. C¨®mo sobrevivir sin internet sin aislarse del mundo? (Arpa, 2016), que ha decidido vivir desconectado. Una opci¨®n m¨¢s laxa es hacer una pausa , un digital break, como promueven The Break Concept y Wifi Is Over.
En Poblenou, los m¨²sicos Joan Queralt & Urfabrique se congratulan de ver caras y no pantallas de tel¨¦fono m¨®vil apunt¨¢ndolos durante su concierto. Una sensaci¨®n similar debe tener Khaoula Bouchki, en el Eixample, cuando empieza a entonar Angel, de Anita Baker, sobre una base de vinilo. Como las c¨¢maras que invitan a los asistentes del encuentro en el Espacio 88 a hacer fotograf¨ªas, en Artte la m¨²sica tambi¨¦n es exclusivamente anal¨®gica. Nada de Spotify.
La interpretaci¨®n de Bouchki se alterna con melod¨ªas que salen del tocadiscos, con otras voces. Uno de los asistentes al afterwork, Carlos, se da cuenta de que no puede usar el m¨®vil cuando quiere identificar uno de los temas con la aplicaci¨®n Shazam. No es millenial, tiene 45 a?os, pero dice que ya no recordaba como eran las fiestas anal¨®gicas. Bueno, s¨ª le viene a la cabeza que para saber el t¨ªtulo de la canci¨®n lo tiene que hacer a la antigua: pregunt¨¢ndolo al disy¨®quey.
Los m¨¢s adictos tienen la tentaci¨®n de ir al ba?o o salir fuera del local para saciar la sed de leer sus nuevas notificaciones. Dentro, no hay trampas. Florine se ha animado a ir al encuentro de Artte, que se repetir¨¢ el primer jueves de cada mes, para encontrar tranquilidad. Reconoce que lo primero que hace cada d¨ªa cuando se levanta es mirar el m¨®vil, como la mitad de los espa?oles con smartphone, seg¨²n un estudio de The App Date de 2015.
"Cuando voy por la calle y veo a la gente andando enganchada al m¨®vil siento pena por nuestra raza", bromea Catalina. Sobre el paralelismo entre el lema del encuentro (WiFi Is Over) y el War Is Over de John Lennon y Yoko Ono, opina entre risas: "La guerra llegar¨¢ si se acaba el WiFi ".
En las fiestas offline la gente se mira m¨¢s a los ojos. Cuando una pareja se separa porque uno de los miembros va al ba?o, el otro se queda sin el recurso de quedarse cabizbajo desplazando los dedos sobre el cristal de una forma que puede llegar a parecer compulsiva. Concentrarse plenamente con la m¨²sica que suena, analizar la decoraci¨®n o presentarse a desconocidos son algunas de las alternativas en una fiesta que tambi¨¦n quiere prescindir del alcohol. "As¨ª las cosas todav¨ªa se ven con m¨¢s enfoque", concluye Fradera.
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