Homs y la desobediencia del caf¨¦

Hay muchas formas de desobediencia. Puede uno hacer como Gandhi y boicotear los productos del adversario colonizador. O como los concejales de la CUP que no acuden a declarar cuando les cita la Audiencia Nacional. O puede optar por la v¨ªa patentada este mi¨¦rcoles por Francesc Homs y practicar la desobediencia del caf¨¦: una suave rebeli¨®n, una resistencia tranquila, la protesta simb¨®lica (casi ni puede decirse que sea desobediencia) del hombre que alarga su desayuno como muda recriminaci¨®n al tribunal que le juzga.

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La tercera jornada del juicio por el 9-N?ha sido poco m¨¢s que un desfile de la vieja guardia de Converg¨¨ncia, que poco ha aportado a esclarecer los hechos m¨¢s all¨¢ de un evidente compadreo. ¡°Les aprecio a los tres¡±, ha dicho Xavier Trias sobre su relaci¨®n con los acusados. Antes, a primera hora, han declarado dos empresarios. M¨¢s de lo mismo: que s¨ª, que como dice la Fiscal¨ªa, hubo trabajos para la consulta independentista que se ejecutaron despu¨¦s de la prohibici¨®n del Tribunal Constitucional. Las partes los han ventilado en un santiam¨¦n. Y han acabado antes de hora.

El tribunal ha ordenado un receso. Un par¨®n t¨¦cnico. La idea era retomar la sesi¨®n a las 10.30 con el siguiente testigo: Homs. Pero el diputado del PDECat estaba citado a las 11.00. Y aunque ya andaba en las inmediaciones del Palacio de la Justicia, se ha hecho el despistado. Nada ilegal. Ninguna consecuencia jur¨ªdica. Solo que en vez de presentarse para empezar la declaraci¨®n, se ha quedado desayunando en un restaurante que es punto de parada preferente de jueces y funcionarios de justicia de lunes a viernes: el Mes¨®n Castellano. Hasta ah¨ª su rebeli¨®n.

¡°La citaci¨®n la tiene a las 11.00, o sea que nosotros aqu¨ª tranquilos¡±

¡°La citaci¨®n la tiene a las 11.00, o sea que nosotros aqu¨ª tranquilos¡±, ha explicado su abogada, Eva Labarta, desde el restaurante (ojo con las calor¨ªas si se opta por el men¨² soriano) mientras Homs permanec¨ªa sentado, tranquilo, sorbiendo su caf¨¦. Ha sido un desayuno relajado y l¨ªquido: el diputado ha tomado, adem¨¢s del caf¨¦, un zumo de naranja y ha comprado, para llevar, una botella de agua. No se ha hecho demasiado el remol¨®n. A menos diez, caminaba ya hacia el juzgado, a unos 50 metros. ¡°Tiendo a enrollarme¡±, ha advertido, sonriente, sobre su declaraci¨®n, mientras abandonaba un bar castizo, que exhibe, en una de sus paredes, una cabeza de ciervo.

Homs no ment¨ªa. Su declaraci¨®n ha sido breve, pero solo porque no le han preguntado demasiado. Sus respuestas han sido extensas, muy pol¨ªticas. Incluso ha empleado expresiones latinas (petitum) propias del abogado que es, pero que suenan rancias incluso en estos lares. Suelto, en su salsa, Homs ha querido poner en primer plano su responsabilidad por el 9-N. Parec¨ªa querer equipararse a Artur Mas. Y se ha quedado con ganas de m¨¢s. Cuando el fiscal ha dicho que no iba a preguntarle (por su doble condici¨®n de testigo e imputado en el 9-N) lo ha lamentado: ¡°?Qu¨¦ l¨¢stima!¡±