El activista gay c¨¦libe: ¡°Hay una gran violencia en el mundo homosexual¡±
El escritor Philippe Ari?o explica en el Arzobispado de Barcelona su ¡°camino"
El escritor Philippe Ari?o, 36 a?os, homosexual y c¨¦libe, defendi¨® ayer las virtudes de su ¡°camino¡±. Su conferencia, auspiciada por el Arzobispado de Barcelona, provoc¨® el rechazo del colectivo gay, que protest¨® frente a la parroquia de Santa Anna y tambi¨¦n dentro, gracias a cuatro infiltrados que cantaban m¨¢s que un polic¨ªa de paisano en una manifestaci¨®n okupa. Ari?o pudo hablar con tranquilidad frente a 200 jovenc¨ªsimos cat¨®licos ¡ª¡°hemos duplicado el aforo habitual¡±, se felicit¨® un portavoz¡ª que le recibieron con aplausos y gritaron ¡°?libertad, libertad!¡± cuando los infiltrados abandonaron la parroquia. El periodista no pronunci¨® un ¡°discurso del odio¡± contra los gays ¡ªcomo hab¨ªan temido algunos colectivos¡ª, sino que explic¨® su vida, te?ida de reflexiones con pretensi¨®n filos¨®fica sobre el hecho de ser homosexual.
Nacido en una familia cat¨®lica ¡ªsu padre estudi¨® en el seminario junto al que hoy es arzobispo de Barcelona, monse?or Juan Jos¨¦ Omella¡ª, sali¨® del armario a los 21 a?os. As¨ª pudo hacer en p¨²blico lo que hasta entonces hac¨ªa en su habitaci¨®n: ¡°Bailar Spice Girls y Britney Spears¡±. Se dedic¨® a ¡°estudiar el mundo homosexual¡±, y sostuvo que vio ¡°700 obras de teatro¡± relacionadas con la tem¨¢tica. ¡°Entr¨¦ en ese mundo con prudencia¡±. Mucha prudencia. No empez¨® a tener relaciones con otros hombres hasta los 29. ¡°Viv¨ª diez historias. No fueron desastrosas, pero sent¨ªa que no me llenaban¡±.
Entre sus amigos descubri¨® ¡°historias muy graves¡±, que luego plasm¨® en el libro Homosexualidad contracorriente. Violaciones, robos. Incluso cr¨ªmenes. ¡°Hay una gran violencia dentro de la comunidad homosexual, que no viene del exterior¡±, afirm¨®. Por si fuera poco, esa violencia se cubre con una omert¨¤ a la siciliana: ¡°Hay una ley del silencio muy potente¡±.
Fue la parte de la charla m¨¢s pol¨¦mica (la Generalitat y el Observatorio contra la Homofobia ten¨ªan ¡°observadores¡± en sala) aunque dej¨® otras perlas. Para ¨¦l, las parejas gays no pueden ser felices. O, al menos, no ¡°resplandecen¡± de felicidad como lo hacen las ¡°parejas heterosexuales casadas¡± y los ¡°c¨¦libes consagrados¡±. Si Freud advirti¨® del malestar en la cultura, ¨¦l parece descubrir el malestar en el mundo gay.
Pero lo que puso al p¨²blico de pie ¡ªes un decir, todos siguieron sentados¡ª fue su defensa cerrada de la Iglesia, de Jes¨²s y Mar¨ªa. ¡°El gran tab¨² es la virginidad. El mundo no quiere hablar de la virgen Mar¨ªa ni del celibato¡±. Aplausos. Ari?o (¡°como cari?o, pero sin C¡±, aclar¨®) defendi¨® que la ¡°continencia¡± es ¡°el mejor camino¡±, pero que no desea ¡°imponerlo¡± ni ¡°ser una vedette¡± (!).
Ari?o encaden¨® pasajes supuestamente memorables de su vida: ¡°Mi nacimiento fue un milagro¡±; ¡°descubr¨ª mi homosexualidad a los diez a?os¡±; ¡°el bautizo fue el d¨ªa m¨¢s bonito de mi vida¡±. Y los entrelaz¨® con divagaciones sobre la vida. Lo¨® la pobreza (tambi¨¦n la de la Iglesia) y se defini¨® como ¡°de izquierdas¡± y ¡°feminista¡±. Admira a las ¡°mujeres sufridoras¡±, y fue a buscarlas entre un grupo de prostitutas que ejerc¨ªa en un bosque de Francia.
Sufri¨® bullying en el instituto, aunque no guarda rencor a sus compa?eros. Y dice que la Iglesia le salv¨®. ¡°Fue mi refugio, mis primeros amigos¡±. Luego ya vino la larga salida del armario. Y la decepci¨®n posterior.
Su discurso result¨® a veces dif¨ªcil de seguir. Ari?o expuso una peculiar teor¨ªa sobre la homofobia, seg¨²n la cual son los robos o violaciones que los gays se infligen entre s¨ª. Dijo que las leyes ¡°progays¡± las promueven heterosexuales que tienen por objetivo ¡°atacar a la Iglesia¡±. Y reivindic¨® el papel de los homosexuales como pros¨¦litos: ¡°No os suicid¨¦is, somos evangelizadores de primera¡±.
El delegado de Juventud del arzobispado, Bruno B¨¦rchez, justific¨® antes del acto la invitaci¨®n a Ari?o porque es ¡°una voz interesante¡±. ¡°?Se organizan otras charlas con gays?¡± Berchez dice que hubo otra, hace a?os, sobre c¨®mo curar la homosexualidad. ¡°No nos gust¨®¡±.
Ante las c¨¢maras, y con pleno de p¨²blico, Berchez present¨® a Ari?o con entusiasmo: ¡°?La que has liado!¡±. Aplausos. ¡°Cada vez me lo quiero m¨¢s¡±, agreg¨®, a lo que el escritor respondi¨®, esta vez s¨ª, con guasa: ¡°Ojo con lo que dices...¡±. Porque ¨¦l mismo, confes¨®, es ¡°enamoradizo y sensible¡±, y no un c¨¦libe consagrado. ¡°A¨²n siento atracci¨®n por el mismo sexo. La continencia es una decisi¨®n, un combate¡±. Al final quiere uno saber c¨®mo lleva lo del celibato y, en un aparte, le pregunta. ¡°Bueno. Siempre hay tentaciones¡±.
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