Arturo Barea tendr¨¢ una plaza en Lavapi¨¦s
El autor de la c¨¦lebre trilog¨ªa de 'La forja de un rebelde' tendr¨¢ un acto homenaje el 4 de marzo
Qui¨¦n le iba a decir a Arturo Barea, autor de la c¨¦lebre trilog¨ªa de La forja de un rebelde, todo un s¨ªmbolo de la narrativa del exilio espa?ol, que la historia sobre c¨®mo consigui¨® que una plaza llevara su nombre en Lavapi¨¦s comenzar¨ªa en un Duty Free del Aeropuerto de Barajas. Fue all¨ª donde Yolanda S¨¢nchez ¨Ctrabajadora del Duty Free en cuesti¨®n y apasionada de la literatura de Barea¨C se encontr¨® con William Chislett ¨Cinvestigador, antiguo corresponsal de The Times en Madrid y uno de los grandes divulgadores de la figura y la obra del escritor espa?ol¨C en la primavera de 2015. ¡°?Es usted periodista?¡± ¨Cle pregunt¨® Yolanda. Chislett le respondi¨® que s¨ª, ante lo que Yolanda exclam¨® ¡°Claro, ?es usted el de Barea!¡±.
Ella, como buena fan de la obra de Arturo Barea, hab¨ªa rastreado toda la informaci¨®n posible sobre su vida y, de forma inevitable, hab¨ªa llegado al trabajo de William Chislett. Fue ¨¦l quien, en 2010 y tras una intensa b¨²squeda, logr¨® dar con la l¨¢pida conmemorativa de Barea en un anexo del cementerio de la iglesia de Faringdon (Inglaterra). Adem¨¢s, fue quien, ante el deteriorado estado en el que se encontraba, decidi¨® restaurarla junto a un peque?o grupo de admiradores del escritor, entre los que estaban Javier Mar¨ªas, Antonio Mu?oz Molina, Elvira Lindo o Paul Preston. Unos a?os despu¨¦s, en 2013, este mismo grupo impuls¨® la colocaci¨®n de una placa en honor al escritor en el que fue su pub favorito de Faringdon, localidad donde vivi¨® la mayor parte de su exilio. ¡°Me parec¨ªa un poco absurdo que Barea tuviera una l¨¢pida restaurada y una placa en su pa¨ªs de exilio y apenas tuviera nada en Espa?a¡± ¨Cexplica Chislett. Y es que Barea jam¨¢s pudo regresar de Inglaterra, lo que hizo que su figura fuera cayendo paulatinamente en el olvido, manteni¨¦ndose viva ¨²nicamente gracias a sus devotos lectores.
A Yolanda, el primer libro que ley¨® de Barea le lleg¨® a trav¨¦s de una de sus compa?eras del aeropuerto, Isabel Fern¨¢ndez, que se lo prest¨® sin siquiera haberlo le¨ªdo. Cuando lo termin¨®, se lo devolvi¨® a Isabel dici¨¦ndole que, por favor, lo leyera, porque le iba a encantar. As¨ª comenz¨® la fascinaci¨®n que ambas sienten hoy por La forja de un rebelde y por el encanto de la prosa de Arturo Barea. Juntas crearon su propia ¡°ruta Barea¡± y empezaron a recorrer todos los puntos de Madrid que pudieron extraer de entre las l¨ªneas del libro.
A ellas, como a William, tambi¨¦n les llam¨® mucho la atenci¨®n que, en ninguno de los lugares que recorrieron, hubiera un reconocimiento a Barea, as¨ª que comenzaron a darle vueltas a la idea de hacer una petici¨®n para darle el nombre del escritor a alg¨²n espacio de la capital. Lanzaron una campa?a a trav¨¦s de Change.org y contactaron con Chislett, que se sum¨® a la campa?a casi de forma inmediata. Entre los tres se repartieron el trabajo: William se encargar¨ªa de moverlo entre sus amistades del mundo de la historiograf¨ªa y la literatura; Yolanda e Isabel se dedicar¨ªan a contactar con sindicatos, periodistas, catedr¨¢ticos, libreros y bibliotecarios; entre todos se repartieron tambi¨¦n la labor de contactar con los pol¨ªticos de los diferentes partidos.
Su idea era muy clara desde el principio: ¡°No quer¨ªamos que fuera un homenaje desde las instituciones, sino desde los lectores¡± ¨Cexplica Isabel. De hecho, uno de sus grandes aciertos para lograr tan r¨¢pidamente lo que se propusieron fue desvincularse absolutamente del Comisionado de la Memoria Hist¨®rica. ¡°Es un homenaje a los valores de Barea, as¨ª que no quer¨ªamos plantearlo desde el lado de la pol¨ªtica, sino desde el de la cultura¡±.
Tampoco quer¨ªan que el nombre de Barea sustituyera a otro, sino que sirviera para dar nombre a un lugar de la ciudad que a¨²n no lo tuviera. Que este lugar estuviera en Lavapi¨¦s era tambi¨¦n un requisito imprescindible, ya que es el barrio en el que Barea pas¨® su ni?ez y del que siempre guard¨® un recuerdo muy especial. En junio de 2016 remitieron a la Junta de Distrito del Ayuntamiento de Madrid todas las firmas que hab¨ªan conseguido ¨Cm¨¢s de 1.700¨C y el 30 de noviembre se aprob¨® la asignaci¨®n del nombre de Arturo Barea a la que hasta ahora hab¨ªa sido conocida popularmente como plaza de Agust¨ªn Lara.
Recorridos urbanos para recuperar la memoria de Barea
Una vez aprobado el nombramiento y la colocaci¨®n de la placa en homenaje a Barea, la Junta Municipal del Distrito Centro decidi¨® lanzar un programa de actividades culturales en torno al escritor. Ah¨ª es donde entr¨® en juego el colectivo La Liminal, formado por Beatriz Martins y Yolanda Riquelme, especializado en dise?ar recorridos urbanos con perspectiva cr¨ªtica.
Ellas desarrollaron un paseo por el barrio de Lavapi¨¦s a trav¨¦s de los recuerdos que Barea narra en La forja de un rebelde, centr¨¢ndose en los aspectos m¨¢s cotidianos, emocionales y sensitivos. La corrala en la que vivi¨® junto a su madre, que trabajaba como lavandera en el r¨ªo Manzanares; las f¨¢bricas de curtidos y los domingos de mercadillo en El Rastro; la instituci¨®n ben¨¦fica La Gota de Leche, que asist¨ªa a las embarazadas y a las madres que no pod¨ªan dar de mamar a sus hijos. Tambi¨¦n la calle Ave Mar¨ªa, donde vivi¨® con su mujer Aurelia; o las Escuelas P¨ªas, en las que estudi¨® hasta la edad de 13 a?os, gracias al apoyo de un t¨ªo adinerado que se hizo cargo de su educaci¨®n. Vida cotidiana, trabajo, juegos, condiciones de vida y desigualdades sociales son algunos de los temas que sal¨ªan a relucir durante estos recorridos urbanos, que se desarrollaron durante los meses de diciembre y enero y que, dado el ¨¦xito que tuvieron, volver¨¢n a retomarse pr¨®ximamente con un formato similar.
¡°La idea no era realizar una ruta literaria al uso, sino buscar el di¨¢logo que el relato de Barea mantiene con el presente¡± ¨Cexplican desde La Liminal. Y en ese sentido, La forja lo pone bastante f¨¢cil, al abordar temas como los del olvido o el exilio, que, a d¨ªa de hoy siguen presentes en el barrio de Lavapi¨¦s, aunque con otros rostros. Despu¨¦s de cada recorrido, se realizaba un taller en el que se invitaba a los participantes a elaborar sus propias placas ef¨ªmeras conmemorativas de la obra de Barea, que luego se colocaban en diferentes puntos del barrio. As¨ª, lograban que se estableciera un di¨¢logo sobre los personajes y acontecimientos que deben ser se?alizados en nuestras calles, pero tambi¨¦n que se llevara a cabo un acto de reivindicaci¨®n colectiva del espacio p¨²blico.
Por cuestiones log¨ªsticas, el recorrido se centraba en Lavapi¨¦s, pero de forma paralela, se editaron unos mapas en los que el paseo se extend¨ªa por otras zonas de Madrid que tambi¨¦n tuvieron relevancia en la vida de Barea. Estos mapas serv¨ªan, adem¨¢s, como invitaci¨®n para que aquellos que asistieran a los recorridos por Lavapi¨¦s, se animaran a seguir explorando otras zonas de Madrid.
?La colocaci¨®n de la placa de Arturo Barea en la plaza que a partir de ahora llevar¨¢ su nombre, tendr¨¢ lugar el s¨¢bado 4 de marzo a las 10:30h en un acto-homenaje que contar¨¢ con la presencia de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Una vez finalizado el acto, la celebraci¨®n continuar¨¢ a las 12.00 en la librer¨ªa Sin Tarima de la calle Magdalena, 32, donde acudir¨¢ Pepe Esteban, el primer editor en Espa?a de La forja de un rebelde.
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