Homenaje a las mujeres olvidadas
El Ayuntamiento de Madrid colocar¨¢ placas para recordar a escritoras, fil¨®sofas y pintoras de la Generaci¨®n del 27
Hay una escena que probablemente nunca se dio en los colegios cuando estudi¨¢bamos. "?No hab¨ªa mujeres en la Generaci¨®n del 27?". Ni los libros, ni sus propios compa?eros -y maridos en algunos casos- las mencionan y su trabajo falta en los libros de historia, arte y literatura. Saldar esta deuda es una de las prioridades del Ayuntamiento, que, coincidiendo con el d¨ªa de la mujer, intenta devolver los nombres de las 'Sin sombrero', a su sitio en la historia. Lo har¨¢ a trav¨¦s de una serie de placas conmemorativas en las fachadas de sitios emblem¨¢ticos donde se hicieron grandes... aunque la historia se esforzara por no hac¨¦rnoslo saber.
El pasado d¨ªa 24, en un palacete donde, antes de la dictadura de Franco, se cursaban estudios superiores, se presentaba un homenaje las escritoras, fil¨®sofas y pintoras que la Generaci¨®n del 27 olvid¨®. Las primeras luchadoras por los derechos de la mujer fueron coet¨¢neas de Lorca y Bu?uel, y de tantos otros nombres que, al contrario que ellas, s¨ª llenaron las antolog¨ªas. "Vamos a rendir homenaje a las mujeres que cambiaron la historia de la ciudad", explicaba Celia Mayer, concejala de Cultura y Deportes. "De 9.000 calles de la ciudad, solo el 21% llevan el nombre de una mujer, es una barbaridad hist¨®rica, es nuestro deber equilibrar desigualdades", contaba. As¨ª, desde el d¨ªa 8, Madrid comenzar¨¢ a colgar placas que homenajean sus sitios y sus nombres. La primera, en la calle Infantas, 31, en la que fuera sede en 1926, del Lyceum Club Femenino, una de las asociaciones de mujeres m¨¢s influyente de la ¨¦poca.
Rompedoras, transgresoras, valientes, irreverentes, luchadoras. Responsables de conseguir algunas de las mayores cotas de libertad del pa¨ªs... y casi todas exiliadas. As¨ª las retrata el documental 'Las sin sombrero', de T¨¤nia Ball¨®. "No hace falta que seamos nost¨¢lgicas", apunta Ball¨®, si hay algo malo de su olvido, es el placer de conocerlas", a trav¨¦s de su obra y de sus cartas. Sus letras son el relato de sus inquietudes, miedos y exilios. El exilio de vivir, en muchos casos, en familias acomodadas donde pintaban poco, el exilio del matrimonio y los hijos, que no deseaban pero que tocaba, el exilio de sus propios nombres y su g¨¦nero, pues escribieron durante d¨¦cadas detr¨¢s de los pseud¨®nimos de sus maridos, y el exilio definitivo, el que les toc¨® cuando el bando nacional gan¨® la guerra. "A la marginaci¨®n, el silencio, la postergaci¨®n del exilio", relata Ball¨®, "se une, en el caso de la mujer, ser relegadas a la inexistencia".
?Por qu¨¦ devolverlas a las calles? Pues adem¨¢s de por "saldar la deuda pendiente", como explicaba Mayer, "por reivindicar espacios compartidos". O sea, todos esos caf¨¦s, tertulias e incluso antolog¨ªas, que compartieron con los hombres del 27, pero cuyo paso nadie recuerda. Madrid colgar¨¢ placas en lugares vinculados a la abogada y diputada Victoria Kent, a la periodista y escritora Luisa Carn¨¦s y a la escritora y pol¨ªtica feminista Margarita Nelken. Tambi¨¦n tendr¨¢n su espacio las escritoras Mar¨ªa Lejarraga, que firm¨® durante a?os con el nombre de su marido, la poeta Ernestina de Champourc¨ªn, nominada al pr¨ªncipe de Asturias de las Letras en 1992 y la fant¨¢stica pintora surrealista gallega Maruja Mallo.
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