¡°He perdido amigos por el velo¡±
SOS Racisme atendi¨® 121 casos de discriminaci¨®n en Catalu?a el a?o pasado
Ella lo dice sin un ¨¢pice de drama, asumi¨¦ndolo como parte su decisi¨®n: ¡°He perdido amigos por el velo¡±. Pero eso es una cosa, y otra que se sienta v¨ªctima de una situaci¨®n de racismo, como la que vivi¨® el 27 de abril del a?o pasado, en el aeropuerto de El Prat. Alba, de 22 a?os (que en realidad responde a las iniciales de K. F. H.) y su padre viajaban a Londres, eran los terceros en la cola, y cuando les lleg¨® el turno, empezaron a pedirles todo tipo de documentos: desde su direcci¨®n postal a su cuenta bancaria.
Estaban en la puerta de embarque de un vuelo de Ryanair, con destino a Londres. Al principio, relata Alba, le cost¨® darse cuenta de lo que ocurr¨ªa. ¡°Mi padre, que s¨ª que hab¨ªa vivido situaciones de racismo, lo identific¨® al momento¡±. Cuando fue consciente del todo, se enfureci¨®. Primero, porque le hab¨ªa pasado a ella, segundo, porque le pod¨ªa pasar a mucha m¨¢s gente. Eran los ¨²nicos ¡°de color¡± de toda la fila, y ella adem¨¢s llevaba velo.
Por ese motivo acudi¨® a SOS Racisme, que intervino y pidi¨® explicaciones a la compa?¨ªa. El a?o pasado, esta ONG que lucha contra situaciones de desigualdad y racismo atendi¨® a 431 personas. De estas, 121 eran por casos de racismo (16 menos que el a?o anterior), seg¨²n la memoria que presentan hoy, coincidiendo con el d¨ªa internacional de la eliminaci¨®n de la discriminaci¨®n racial. El resto, acudieron a la entidad con dudas de extranjer¨ªa o temas laborales.
El caso de Miriam es un poco distinto al de Alba. Ella no ha perdido amigos por el velo, pero s¨ª ha tenido que pelear para acudir a su instituto p¨²blico, en el distrito barcelon¨¦s de Ciutat Vella, con el velo porque la normativa del centro lo proh¨ªbe. ¡°Fui al director y le dije que no hab¨ªa entendido la norma¡±, explica esta joven, de 21 a?os, que viste con un hiyab de colores y que responde en realidad a las iniciales de H. M. R. Cuando le dijeron que fue una decisi¨®n aprobada por la junta directiva, ella se enfrent¨®: "Con un poco de chuler¨ªa y rebeld¨ªa, les dije que volvieran a reunirse y que lo quitaran".
Alba y Miriam explican que optaron por cubrirse la cabeza libremente. Alba lo hizo con 12 a?os, despu¨¦s de una visita a sus t¨ªos en Holanda. ¡°All¨ª vi a primas tapadas¡±, recuerda. Sopes¨® hacerlo en sexto, pero finalmente eligi¨® el cambio de ciclo, donde parte de sus compa?eros ser¨ªan nuevos y no les resultar¨ªa tan extra?o que de golpe usase el velo. Miriam asiente mientras la escucha. Ella tom¨® la decisi¨®n a los 15, en 3? de ESO. Ambas aseguran que usan el hiyab por motivos religiosos.
Y a ambas les han preguntado m¨¢s de una vez y de dos por qu¨¦ lo han hecho. ¡°En primero, cuando me lo puse, me lo preguntaba todo el mundo: profesores, alumnos y compa?eros. A m¨ª me gusta que me lo pregunten, lo que no me gusta es que me ataquen o que me insulten sin saber el qu¨¦¡±, se?ala Alba. En su caso, asegura que el proceso dur¨® un a?o aproximadamente. ¡°Luego la gente se adapta, y decide si seguir contigo o no. Hay gente que no me habla por el simple hecho de llevar el velo¡±, explica esta estudiante de integraci¨®n social, con nacionalidad espa?ola, que lleg¨® con tres a?os y medio de su Somalia natal.
Ryanair respondi¨® su queja el 28 de diciembre. ¡°Queremos pedir disculpas a los pasajeros si sintieron discriminaci¨®n racial, en ning¨²n momento esa era nuestra intenci¨®n¡±, dice la misiva. La compa?¨ªa se excusa en que desde el Reino Unido les piden m¨¢s controles, ante la posibilidad de que viajen personas con documentaci¨®n falsificada. ¡°Es por este motivo que se les pidi¨® m¨¢s documentaci¨®n¡±, alega, aunque ni Alba ni su padre responden al perfil de viajeros que usan identidades falsas, seg¨²n admite la propia aerol¨ªnea. ¡°Por lo cual, confirmamos que en ning¨²n momento existi¨® una discriminaci¨®n¡±, concluye. SOS Racisme estudia ahora un litigio estrat¨¦gico para conseguir cambiar la pol¨ªtica de la compa?¨ªa.
Miriam gan¨® la batalla y acude con velo al instituto, del que pide no dar el nombre, porque sigue cursando all¨ª un grado superior de comercio y marketing. ¡°Si no luchas, si no hablas, si no te quejas, no logras cambiar las cosas¡±, subraya. En el instituto siguen en vigor unas normas, que ya no son de obligado cumplimiento, en las que se recomienda no ir tapado. Desde el Departamento de Educaci¨®n recuerdan que, si bien no es preceptivo, la Generalitat recomienda que se respete ¡°la diversidad cultural en todas sus formas y, por tanto, se permita el uso del vestuario o elementos simb¨®licos, ya sean de car¨¢cter cultural, religioso o identitario¡±.
Alba, nacida en Catalunya y residente en Barcelona, sigue sin entender por qu¨¦ hay quien ve en el velo una forma de opresi¨®n en la mujer. ¡°Hay muchas mujeres musulmanas que no lo llevan y hacen su vida, normal, sin m¨¢s¡±, asegura. Hace seis a?os que decidi¨® taparse y ahora ya se le hace impensable quit¨¢rselo. ¡°Ha sido un largo camino¡±, explica e insiste en que lo lleva porque es ¡°creyente y practicante¡±. Pero si quisiese quit¨¢rselo, est¨¢ convencida de que su madre la apoyar¨ªa. A SOS Racisme le gustar¨ªa que el hecho de que est¨¦ autorizado o no el uso del velo en un centro no fuese algo arbitrario, a merced de una junta directiva.
En 2016, la entidad intervino en diversos casos de discriminaci¨®n. El de Miriam y el de Alba son solo dos de ellos. La ONG ha identificado que est¨¢n apareciendo nuevas maneras de racismo, vinculadas por ejemplo al acceso a la vivienda (propietarios que no alquilan a personas con velo) o en el trabajo (una mujer a la que no le dejaban cursar pr¨¢cticas en el hospital con hiyab).
A pesar de eso, la t¨®nica general se repite a?o tras a?o: la mayor¨ªa de los casos atendidos (31%) son contra cuerpos de seguridad, sobre todo vendedores ambulantes contra agentes de la Guardia Urbana, que no suelen acudir a los juzgados. ¡°Que se archive un proceso en su contra ya es un ¨¦xito¡±, explica Alba Cuevas, directora de SOS Racisme Catalunya. El resto son casos entre particulares (16%), en servicios privados (15%), discriminaciones en el acceso a derechos sociales (14%) o discriminaci¨®n laboral (14%). Las agresiones por parte de la extrema derecha (4%) o de la seguridad privada (5%) son las menos significativas.
El 34% de los asuntos no se denunciaron en 2016 (41) por decisi¨®n, principalmente, de la v¨ªctima, bien por desconfianza en la v¨ªa judicial o bien por miedo. Una cifra muy similar a la del a?o anterior (41%). Cuevas advirti¨® que la v¨ªa judicial de los delitos de odio, con una fiscal¨ªa especializada, es una herramienta que ha servido para visibilizar esos problemas, pero apunt¨® que no es la panacea y puede suponer banalizar los casos que quedan fuera de la v¨ªa judicial. ¡°Hasta que las administraciones no se pongan a hacer pol¨ªticas p¨²blicas antirracistas, no lograremos una soluci¨®n¡±, concluy¨®.
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