Forma y contenido en los partidos pol¨ªticos
En la mayor¨ªa de pa¨ªses observamos difuminaci¨®n de fronteras entre partidos, renovaci¨®n de l¨ªderes y de maneras de hacer, lo que conlleva cambios de los espacios pol¨ªticos en cada contienda electoral
Las evidencias sobre la falta de credibilidad en las instituciones y en los partidos se acumulan. No es un claro rechazo a la pol¨ªtica, ya que esas mismas encuestas y estudios de opini¨®n muestran un grado de politizaci¨®n y movilizaci¨®n superior aqu¨ª al de otras partes de Europa. Por lo tanto, la cuesti¨®n que aparece es: ?no nos gustan los partidos, o lo que no nos gusta son los partidos que tenemos? En todas partes se observa una fuerte recomposici¨®n del mapa de partidos pol¨ªticos, que afecta tanto a las formas en que se organizan como, aparentemente, en una mayor pluralidad de contenidos y de par¨¢metros ideol¨®gicos. Las familias tradicionales en la Europa posterior a 1945 (conservadores, liberales, democristianos, socialdem¨®cratas y comunistas), perviven en algunos casos, pero en la mayor¨ªa de pa¨ªses observamos difuminaci¨®n de fronteras entre partidos, constantes procesos de rebranding o cambio en las marcas,renovaci¨®n de l¨ªderes y de maneras de hacer, lo que conlleva cambios de los espacios pol¨ªticos en cada contienda electoral. Los electores han de indagar que expresan los nuevos r¨®tulos y los analistas de sistemas electorales tienen complicado seguir las trayectorias de los votantes, tanto a la hora de realizar encuestas para anticipar resultados como a la hora de analizar los mismos.
La combinaci¨®n de liderazgos pol¨ªticos significativos y de posiciones m¨¢s o menos definidas en torno a ejes concretos de conflicto pol¨ªtico (mayor o menor gasto p¨²blico, peso de lo p¨²blico o de lo privado en educaci¨®n / sanidad, m¨¢s o menos impuestos, reacci¨®n ante inmigrantes, ¨¦nfasis en la seguridad, valores relacionados con familia, g¨¦nero, pautas sexuales¡), adquieren m¨¢s significaci¨®n que la fidelidad a nombres o familias pol¨ªticas m¨¢s propias del siglo XX que del momento que vivimos. Pero tambi¨¦n es cierto que, como dec¨ªa hace unos d¨ªas Jos¨¦ Fern¨¢ndez Albertos en el blog Piedras de Papel, los votantes en Espa?a de los nuevos partidos siguen teniendo como referencia en sus opciones cuestiones que no se alejan de lo que hemos venido llamando izquierda y derecha, aunque sus formulaciones y expresiones tengan formatos distintos a los convencionales.
En Catalu?a sabemos que tenemos otro eje de conflicto en torno al debate del autogobierno y de la configuraci¨®n pol¨ªtico-territorial con Espa?a. Y tambi¨¦n en ese eje, la reconfiguraci¨®n de partidos ha sido y es notable desde la sentencia del Tribunal Constitucional y las grandes movilizaciones sociales posteriores. Han variado los ¨ªtems, han variado los liderazgos y seguimos instalados en la recomposici¨®n de espacios, pero el eje mencionado sigue funcionando con notable precisi¨®n para situar a cada formaci¨®n pol¨ªtica. Los grandes espacios por ocupar son los que han ido dejando vacantes tanto el PSC y, en mayor medida, CiU. Y es ah¨ª donde fuerzas pol¨ªticas como la nacida ayer bajo el liderazgo de Ada Colau y Xavier Dom¨¨nech, o la apenas presentada Lliures, pretenden jugar sus cartas.
Si atendemos a las formas de funcionamiento de los nuevos espacios pol¨ªticos, lo que se detecta es la traslaci¨®n hacia el interior de las organizaciones de muchas de las variables que caracterizan la nueva ¨¦poca. M¨¢s fluidez en las adhesiones con abundantes casos de multipertenencias o dobles militancias; m¨¢s horizontalidad en la comunicaci¨®n interna, pero con necesidad de liderazgos significativos que logren cierta unidad en el mensaje a pesar del ruido y la pluralidad; menos formalidad en los par¨¢metros de relaci¨®n entre formaci¨®n pol¨ªtica y aleda?os, con fronteras menos n¨ªtidas entre qui¨¦nes son y qui¨¦nes no son del todo; m¨¢s aceptaci¨®n de incertezas y de opiniones relativamente contradictorias en ciertos temas en los que a¨²n no se ha decantado una opini¨®n claramente mayoritaria (Europa como ejemplo). El reto es poner al d¨ªa el propio concepto de representaci¨®n. No se trata solo de delegar o de protestar, sino tambi¨¦n de crear, de hacer, y de superar la distancia entre los que dicen representarnos y los que no quieren limitar su funci¨®n a la institucionalidad electoral peri¨®dica. El tema es renovar la pol¨ªtica, sin pretender monopolizar ni capitalizar ese tema transversal. De lo que se trata es estar y trabajar en ello, desde la cercan¨ªa y la horizontalidad y no desde el privilegio y la jerarqu¨ªa. Aceptando y compartiendo dudas y experiencias, sin tratar de representar en exclusiva. Impulsando una visi¨®n de lo p¨²blico y lo com¨²n que no se agote en lo institucional.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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