¡°Solo soy un espectador, pero a veces siento que molesto¡±
El cantautor Joan Miquel Oliver, publica su 'Atlantis', su segundo disco post Ant¨°nia Font
Joan Miquel Oliver acaba de editar su segundo disco post-Ant¨°nia Font, seguramente el ¨²ltimo que ha de presentarse referenciando su antigua banda. Su lenguaje ya tiene forma, la propia de una persona que como ¨¦l asegura ¡°no escribo lo que he pensado, sino que escribo y resulta que estoy pensando¡±, dando as¨ª forma a canciones presididas por ¡°la mirada aneuronal y ¨¢tona propia de una observaci¨®n est¨¢tica del individuo en su rutina, la que prima la observaci¨®n por encima del pensamiento¡±. Cita a Ray Bradbury y alguna de sus novelas marcianas para ejemplificar esta mirada entre ap¨¢tica y ab¨²lica que s¨®lo explica lo visto. Todo ello toma forma de canciones que todo y sonar a autos de choque y a baja fidelidad, esconden un fin¨ªsimo trabajo de producci¨®n ¡°hasta ahora no me hab¨ªa atrevido a hacer un disco as¨ª porque tem¨ªa se pudiese considerar cutre, pero Tony Pastor, el mezclador, me quit¨® los miedos e incluso desvisti¨® m¨¢s las canciones en relaci¨®n con la mezcla que yo le hab¨ªa entregado¡±. El resultado se llama Atlantis, una docena de canciones enga?osas en el mejor sentido del t¨¦rmino.
Porque tras ese lenguaje juguet¨®n e infantil se oculta una mirada aviesa que se manifiesta en canciones como La rumba del temps, ¡°tiene una guitarra de jota mallorquina que hace como un reggae, una bater¨ªa esquem¨¢tica y un bajo con un tumbao de samba¡±, y encima cuenta una historia llena de la mejor mala intenci¨®n al narrar el colapso mental de un relojero que entra en crisis cuando la astrof¨ªsica le descubre que el tiempo es relativo. Acaba martilleando relojes en lugar de repararlos.
Joan Miquel dice que es de las pocas canciones donde no intenta ¡°descargar la percepci¨®n de la cultura, ser capaz de observar sin pensamiento, como los ni?os m¨¢s peque?os¡±. Y es entonces cuando el cantante, guitarrista y compositor de S¨®ller habla de su infancia. ¡°No fue particularmente feliz, cuando estoy mejor es ahora. No recuerdo mi infancia y adolescencia como afortunadas. Fui un ni?o muy solitario. Ten¨ªa una relaci¨®n directa con la realidad, era igual que soy ahora. Yo miraba, intentaba pensar¡ me acuerdo ser peque?o y preguntarle a mi padre ?qu¨¦ pasar¨ªa si en lugar de una persona fueses una goma de borrar? Cosas as¨ª. Deb¨ªa tener seis a?os. Siempre he tenido la sensaci¨®n de ser un espectador, no de formar parte del mundo, solo miro, pero siento que a veces estoy molestando¡±.
Realmente, al escuchar sus canciones y al charlar con ¨¦l, hombre de aspecto anodino con un extraordinario universo en su interior, se puede caer en el t¨®pico del perdedor incomprendido. Desde luego no har¨¢ esfuerzos para que su ¨®rbita coincida con la de los dem¨¢s. ¡°Mi propuesta es as¨ª, si la cambiase ya no valdr¨ªa la pena hacerla¡±. Pero tampoco es un mis¨¢ntropo en fuga, ¡°no quiero ser una persona encriptada, soy un libro abierto para quien lo quiera entender, aunque a veces pienso que no todo el mundo quiere entender porque huye de la profundidad y de las dudas, busca el confort. No creo ser ¨²nico en el mundo, hay muchos como yo, y la gente como yo no se relaciona f¨¢cilmente con otras personas, ni con otras personas como ellas. Por lo tanto, somos como islotes de timidez, gente perdida, sin nada definitivo, sin sentencias, dudando siempre de todo. Trabajamos en las peque?as intersecciones que tenemos con el resto de las personas. S¨ª, soy un libro abierto¡. escrito en japon¨¦s¡±, r¨ªe.
Electr¨®nica
Pero tiene p¨²blico y amigos, no es un perdedor: ¡°necesito amistades y relaciones con gente abierta, que va con todo el mundo. Albert Pi?as, dise?ador de mis portadas, es un t¨ªo s¨²per sensible y va a las cenas de artistas con la familia real en Palma, yo nunca voy, y se hace colega de Leticia y luego se va al jard¨ªn y se fuma un canuto y est¨¢ tan tranquilo. Necesito tener amigos as¨ª de abiertos. Y es tan sensible que no tiene piel¡ le tocas algo y se pone a llorar o ve un cuadro y se estira del pelo de emoci¨®n. Se hace colega de todo el mundo en dos minutos¡±, comenta ir¨®nico.
Y hablar con ¨¦l de m¨²sica y de recursos t¨¦cnicos de grabaci¨®n conduce al meollo de su sonido. Habla de afinaciones, de bajos de ¨¦poca que ha usado en la grabaci¨®n, de guitarrazos roqueros que en realidad se han grabado tocando tenue y fin¨ªsimamente la guitarra, eso s¨ª conectada a un amplificador a tope para que los arm¨®nicos se emborrachen y aturdan. ¡°No le pido consejo a m¨²sicos, sino al paleta que viene a repararme las humedades. Yo oigo lo que oyen los m¨²sicos, no lo que oye un paleta en mi sonido¡±, remacha muy contento al ser definido su acercamiento a la electr¨®nica en Atlantis como propio de unos Pet Shop Boys de provincias, ¡°no quiero sonar a Coldplay, sino a Daniel Johnston¡±, remacha.
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