La soledad hiperconectada

Thais no sale de casa, porque trabaja desde casa, hace deporte desde casa, habla con su familia y amigos desde casa y, b¨¢sicamente, hay pocas cosas fuera de casa que le interesen. Y muchas que le atemorizan. La obra teatral El Pack, en la Sala Negra de los Teatros del Canal hasta el 7 de mayo, ahonda en los efectos que la hipertecnologizaci¨®n y la hiperconexi¨®n pueden causar en nuestras vidas cotidianas en un futuro muy pr¨®ximo, o en este mismo presente. La infoxicaci¨®n, la adicci¨®n a las redes, las ansiedades digitales pero sobre todo el aislamiento y la p¨¦rdida de las relaciones de carne y hueso. Dicen que es una comedia, aunque no est¨¢ tan claro: El Pack tiene sus momentos de hilaridad, pero tambi¨¦n tiene algo de distop¨ªa futurista que preocupa, inquieta, descoloca. Y crea debate.

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"Hemos entrado a tal velocidad en la era digital que todav¨ªa no nos ha dado tiempo a ser conscientes de hacia d¨®nde nos puede llevar", dice Aurea Mart¨ªnez, autora y directora de la obra, "creo que el teatro tiene que servir para hablar de estas cosas que suceden en la sociedad de ahora mismo". Este montaje no solo habla sobre ahora mismo sino que utiliza las tecnolog¨ªas actuales para llevarse a cabo: sobre el escenario, hecha de ¨¢tomos, solo hay una actriz: Marta Solaz. Pero esto no es un mon¨®logo, sino que el elenco contin¨²a en el mundo virtual: Sergio Peris-Mencheta, Ana Rayo, Mar¨ªa Jos¨¦ Moreno, Jorge Us¨®n, entre otros, le dan la r¨¦plica a la protagonista desde v¨ªdeos que simulan las videoconferencias a trav¨¦s de las que Thais se relaciona socialmente o acuden con ella a echar unos bailes en la discoteca virtual, estilo Second Life, en la que desfasan las noches de fiesta.

"Las redes sociales y la tecnolog¨ªa est¨¢n llenas de posibilidades y nos producen cierta fascinaci¨®n, pero tambi¨¦n sentimos cierta inquietud ante ellas", opina la autora, "se corre el peligro de que se pierda el trato humano, la verdadera esencia de la amistad entre las personas". En el espacio as¨¦ptico en el que la protagonista habita el ¨²nico ser vivo cercano es una sufrida planta de interior. La m¨²sica que la acompa?a es obra de la compositora Carmen Par¨ªs.

Lo llamativo es, c¨®mo una vez metidos en el pacto de ficci¨®n, nunca de la impresi¨®n de que solo haya una actriz y, cuando llega la hora de los aplausos, extra?a no ver a Peris-Mencheta, Rayo y compa?¨ªa saliendo a saludar al respetable (saludan, eso s¨ª, desde la pantalla). "Marta Solaz hace un trabajo de gran m¨¦rito, interactuando con v¨ªdeos de los que, de alguna, manera es esclava a la hora de interpretar", dice Mart¨ªnez. Y en verdad que la cosa da el pego.

Ahora que tanto se habla de la desaparici¨®n de los empleos de mano de la automatizaci¨®n y la rob¨®tica, del camino hacia una sociedad postrabajo, es curioso ver c¨®mo aqu¨ª se puede montar un amplio elenco con t¨¦cnicas audiovisuales. En esta obra est¨¢ completamente justificado, claro, porque sobre eso trata justamente el argumento (incluso se hacen chistes internos sobre tal circunstancia), pero qui¨¦n sabe, quiz¨¢s en un futuro no muy lejano podr¨ªamos ver un Hamlet en el que el desdichado pr¨ªncipe de Dinamarca est¨¦ acompa?ado solo por personajes hologr¨¢ficos. Ser¨ªa una ¨²ltima vuelta de tuerca en la ya de por s¨ª precaria traves¨ªa del actor.