Con Numancia hemos topado
El Museo Arqueol¨®gico Regional exhibe las piezas que traslad¨® el arque¨®logo Schulten a Alemania
Numancia siempre ha estado vinculada a valores como la libertad, el arrojo o la astucia del peque?o frente al fuerte. La t¨ªpica f¨¢bula de David contra Goliat. La legendaria historia de esta ciudad en la Soria prerromana resiste con el paso del tiempo: ya era un mito en la ¨¦poca, como atestiguan las fuentes cl¨¢sicas, y lo sigue siendo (en parte gracias a la obra teatral del siglo XVI El cerco de Numancia, de Miguel de Cervantes) 2.150 a?os despu¨¦s del asedio al que fue sometida por las huestes romanas. Ahora, el Museo Arqueol¨®gico Regional (MAR; Plaza de las Bernardas, s/n, Alcal¨¢ de Henares; gratis) acoge Schulten y el descubrimiento de Nvmantia, exposici¨®n con 700 piezas procedentes de las excavaciones realizadas en la zona en 1905. Es la primera vez que 478 de ellas vuelven a Espa?a: pertenecen al Museo de Mainz en Alemania, donde fueron depositadas a principios del siglo XX por el arque¨®logo Adolf Schulten, descubridor del yacimiento.
Para Enrique Baquedano, comisario de la exposici¨®n, es una oportunidad ¨²nica. ¡°Estamos hablado de piezas que ni siquiera est¨¢n visibles en Mainz¡±, recalca. La muestra permanecer¨¢ en el centro de Alcal¨¢ de Henares hasta el 9 de julio y se podr¨¢ visitar gratis de martes a domingo de 11.00 a 19.00. El soriano Baquedano es director del MAR y define Numancia como ¡°una de las p¨¢ginas m¨¢s brillantes de nuestra historia en lo que a valores se refiere¡±. A pesar de ello, persisten lagunas, como las que ahora intenta descubrir esta exposici¨®n, que dedica a Numancia m¨¢s de 400 metros cuadrados divididos en 14 espacios.
En Schulten y el descubrimiento de Nvmancia, los hallazgos del arque¨®logo alem¨¢n son el hilo conductor. En la muestra tambi¨¦n se revela c¨®mo era la ciudad celt¨ªbera antes y despu¨¦s de las actuaciones del investigador sobre el terreno, donde lleg¨® en 1905. La arqueolog¨ªa espa?ola acababa de eclosionar y dos escuelas ¡ªla alemana y la francesa¡ª se enfrentaban por la hegemon¨ªa en una Europa en la que comenzaban a exacerbarse los nacionalismos. Como los logros de Schliemann en Troya y Micenas o Evans en Knossos, Numancia fue un ejemplo m¨¢s de una fiebre arqueol¨®gica que traspas¨® las motivaciones estrictamente cient¨ªficas. Su estoica resistencia contra el invasor romano sirvi¨® para construir identidad nacional.
Revisar la interpretaci¨®n de los hallazgos
¡°Bajo una capa de ceniza, Koenen [compa?ero de Schulten en la excavaci¨®n] encuentra dos fragmentos de cer¨¢mica ib¨¦rica pintada¡±, anota el alem¨¢n en su primer diario, uno de los muchos que se exponen en este antiguo convento cistercense. ¡°Schulten se atribuye el descubrimiento de Numancia, cuando en realidad es el ingeniero Eduardo Saavedra quien lo encuentra mientras trazaba una carretera en 1860¡±, afirma Mar¨ªa Carrillo, jefa de exposiciones del MAR. Y revela: ¡°Esta exposici¨®n pretende revisar su descubrimiento y la interpretaci¨®n de sus hallazgos¡±.
En una de las paredes cuelga una p¨¢gina del peri¨®dico de la ¨¦poca El Avisador Numantino, en la que se da la bienvenida a Schulten en su edici¨®n del 20 de julio de 1905. El alem¨¢n es un experto al que debemos infinidad de obras sobre la ciudad soriana, pero tambi¨¦n sobre personajes como Viriato, Estrab¨®n o la civilizacion de Tartessos. Adem¨¢s, fue el autor de Fondes Hispaniae Antiquae (1937), obra de referencia para todo estudioso de las fuentes cl¨¢sicas en Espa?a. ¡°Pero en Numancia se trabajaba antes y despu¨¦s de su llegada¡±, insiste Carrillo.
¡°Schulten hace planos muy minuciosos y documenta muy bien las piezas que encuentra¡±, destaca la jefa de exposiciones del MAR. Algunos de esos fondos documentales se pueden admirar en la muestra. Tambi¨¦n est¨¢ la carta que el alem¨¢n envi¨® al Museo Arqueol¨®gico Nacional en 1905, con la que donaba a Espa?a las primeras 12 cajas de restos que encontr¨® en el yacimiento. Despu¨¦s de aquello, Schulten vuelve a Numancia, pero ya no le permiten ¡ªo no tiene tanto inter¨¦s¡ª trabajar en la ciudad. En esta ocasi¨®n se centra en los campamentos construidos por los romanos alrededor de la ciudad hasta su derrota definitiva, en el 133 antes de Cristo. De ah¨ª extrae una amplia colecci¨®n de armas, pero tambi¨¦n utensilios dom¨¦sticos como vasijas de cer¨¢mica, lucernas, ollas o monedas, que ilustran la cotidianidad en la vida de los soldados.
¡°Hemos comprendido c¨®mo viv¨ªa la gente hace miles de a?os. Y al parecer no ten¨ªan que ir a la escuela¡±, bromean Julio y Diego, alumnos de 3? de la ESO del colegio Zola de Las Rozas, que recorren la exposici¨®n. Definen la visita como toda una experiencia. Adem¨¢s de los restos arqueol¨®gicos, la vida numantina aparece relatada en una serie de ilustraciones de varios autores. El espectacular dibujo elaborado por Albert ?lvarez Marsal (creado espec¨ªficamente para esta exhibici¨®n) refleja, a trav¨¦s de una escena del poblado, como era el d¨ªa a d¨ªa de los numantinos. Tambi¨¦n se pueden ver dos impactantes v¨ªdeos a vista de dron que revelan c¨®mo es hoy Numancia. O el lugar d¨®nde se situaron las huestes romanas para dominar la ciudad del cerro de la Muela, que tantas humillaciones caus¨® a la todopoderosa Roma. Y que as¨ª escribi¨® Cervantes poni¨¦ndolo en boca del romano Cipi¨®n: ¡°?Oh! ?Nunca vi tan memorable haza?a!/ ?Ni?o de anciano y valeroso pecho,/Que, no s¨®lo a Numancia, mas a Espa?a/ Has adquirido gloria en este hecho!¡±
Resistencia ?numantina¡¯
Tras someter Cartago, el Senado Romano encomend¨® la misi¨®n de conquistar Numancia a Escipi¨®n Emiliano. Avanz¨® por Hispania con 60.000 hombres e instal¨® campamentos cerca de la ciudad ar¨¦vaca, cortando cualquier posibilidad de suministro.
Aunque sus habitantes incitaron a los romanos a entablar batalla, su general prefiri¨® encerrarlos y rendirlos por hambre y enfermedad. Escipi¨®n levant¨® siete fortificaciones y orden¨® rodear la urbe con un foso y una valla. Los numantinos trataron, sin ¨¦xito, de romper el cerco en varias ocasiones. Tras 11 meses de asedio, la ciudad cay¨® en el 133 antes de Cristo. Muchos de sus habitantes prefirieron quitarse la vida antes de perder su libertad. De los que se rindieron, Escipi¨®n se llev¨® 50 a Roma para celebrar su triunfo. El resto de los supervivientes fueron vendidos como esclavos.
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