¡°Hay una nueva Intifada: las huelgas de hambre¡±
La activista dicta una conferencia en Barcelona que la comunidad jud¨ªa quiso vetar
![Jes¨²s Garc¨ªa Bueno](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F2a95ea9a-3806-4e49-b344-7870552767e7.jpg?auth=5b6ee7135931598e0443380ca8368e66f5ee3099a65ffc08ad5bba50f0310e6e&width=100&height=100&smart=true)
![Leila Khaled, ayer durante la entrevista en el espacio Fabra i Coats de Barcelona.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/IFLQF46TPPUBZZZBQFEBADSHCA.jpg?auth=b62662eef7f0a408532abdbb81b7e0c29a6ced8e78a647e53263cce15b8653aa&width=414)
Leila Khaled (Haifa, 1944) toma caf¨¦s y fuma cigarrillos para sobrellevar el carrusel de entrevistas que le ocupa casi toda la ma?ana del domingo en la Fira Literal de libros, donde ha sido invitada para dictar una conferencia sobre la bondad de las revoluciones (Revoluci¨® significa vida) que fue vigilada por la Polic¨ªa. La visita de la dirigente del Frente Popular para la Liberaci¨®n de Palestina (FPLP) a Barcelona no ha sido recibida con demasiado entusiasmo por la comunidad jud¨ªa, que pidi¨® (sin ¨¦xito) a la Audiencia Nacional que prohibiera su entrada en Espa?a. La consideran una terrorista, lo mismo que ella al Estado de Israel. Le fastidia (solo un poco) que le pregunten por la pol¨¦mica, pero accede a dar una respuesta de manual: ¡°Los jud¨ªos no quieren que demos nuestro punto de vista, no quieren saber que los palestinos a¨²n existimos¡±.
Su discurso es maniqueo (¡°la ocupaci¨®n es terrorismo; lo nuestro es derecho de defensa¡±) pero parte de una experiencia vital traum¨¢tica: la ocupaci¨®n que, siendo ni?a, en 1948, la expuls¨® a ella y a su familia de Haifa. Volver a su tierra natal se convirti¨® en obsesi¨®n y meta vital. ¡°Estaba preparada para hacer lo que fuera con tal de conseguirlo. Lo he intentado¡±. Desde entonces, es una refugiada (ahora vive en Amm¨¢n), lo mismo que ¡°los seis millones de palestinos que siguen refugiados y a quienes Israel no deja volver¡±. Para Khaled ¨¦sa es la pieza clave en cualquier proceso de paz: el retorno de los refugiados. Recela de las negociaciones (¡°no nos han dado nada, Israel solo ha expandido sus asentamientos¡±) y ve inviable la existencia de dos Estados. ¡°No reconocemos a Israel; eso significar¨ªa dar por perdida nuestra tierra¡±.
Esa idea de la tierra robada la percibi¨®, con total nitidez, desde las nubes. En 1969, Khaled se convirti¨® en la primera mujer que secuestraba un avi¨®n de pasajeros. Cubr¨ªa la ruta entre Los ?ngeles y Tel Aviv. Los viajeros salieron ilesos, pero el avi¨®n fue destruido. Por primera vez en la entrevista, le brillan los ojos. Y recuerda. ¡°Estaba feliz porque iba a volar sobre Palestina. No puedo explicar mis sentimientos cuando la vi desde el aire. ¡®?Esto es lo que nos han quitado!¡± Por ese secuestro (y otro frustrado, un a?o despu¨¦s) y por su integraci¨®n en el FPLP ¡ª-para la UE, organizaci¨®n terrorista-- la Federaci¨®n de Comunidades Jud¨ªas de Espa?a exigi¨®, en un comunicado, que ¡°se suspenda la actividad¡±. Y calific¨® su presencia de ¡°burda glorificaci¨®n del terrorismo¡±.
Casi medio siglo despu¨¦s, defiende esas acciones en las que, reivindica, nadie sali¨® herido. ¡°Fue algo t¨¢ctico, no estrat¨¦gico. Nos hab¨ªan olvidado y ten¨ªamos que hacer sonar una campana muy grande. S¨¦ que la gente se asust¨®, me disculp¨¦ con ellos en el avi¨®n. Pero no ten¨ªamos otra opci¨®n. Solo busc¨¢bamos aviones que iban o ven¨ªan de Tel Aviv¡±. Aquellos secuestros dieron la vuelta al mundo, lo mismo que su c¨¦lebre fotograf¨ªa con un fusil AK-47, que la convirti¨® en s¨ªmbolo de la resistencia palestina. Para Khaled, la imagen fue un fastidio: ¡°Conoc¨ªan mi nombre, pero no mi imagen, y estaba planeando luchar en Palestina¡±, cuenta Khaled, que se oper¨® seis veces para cambiar su aspecto y seguir en la lucha armada.
A sus 73 a?os, Khaled fue madre y es abuela. Quiere ¡°un futuro mejor¡± para sus nietos, pero insiste en que la lucha debe continuar. Si es necesario, con violencia. ¡°La violencia no tiene l¨ªmites en un conflicto. Las nuevas generaciones est¨¢n usando cuchillos, pero tambi¨¦n internet y usar¨¢n otras armas que ahora no sabemos¡±, insiste Khaled, fiel a su discurso: ¡°Solo hay violencia justa e injusta. La ocupaci¨®n es injusta. La lucha revolucionaria, no. Israel encarcela a j¨®venes, corta ¨¢rboles, destruye edificios...¡±
Catalu?a ¡°m¨¢s d¨¦bil¡±
¡°Hay una nueva intifada en marcha, las huelgas de hambre de presos. Este tema nos ha vuelto a poner el foco¡±, advierte. Khaled asegura que hay 1.800 presos en huelga de hambre en c¨¢rceles israel¨ªes. ¡°Solo piden un trato humano, que se permitan visitas a sus familias. Tambi¨¦n se oponen a las detenciones administrativas¡±. La masiva protesta coincide con el 50? aniversario de la ocupaci¨®n y ha sido convocada por Maruan Barguti, dirigente de Fatah que encabez¨® la Segunda Intifada (2000-2005).
Khaled comenta con reservas el conflicto catal¨¢n: defiende ¡°el derecho a la autodeterminaci¨®n de los pueblos¡±, pero opina que ¡°si Catalu?a se va de Espa?a, ser¨¢ m¨¢s d¨¦bil¡±. Y rechaza que sea leg¨ªtimo, en el contexto espa?ol, usar la violencia. Lo contrario que en Palestina, dice Khaled, que r¨¢pidamente vuelve a su terreno: los dardos contra Israel. Reprocha que el pa¨ªs quiera ofrecer la nacionalidad a jud¨ªos de todo el mundo mientras ¡°ignora al mill¨®n y medio de palestinos que viven en sus fronteras¡±.
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