S¨ªlvia P¨¦rez Cruz hechiza con una mezcla de estilos al p¨²blico del Liceo

?A lo largo de m¨¢s de una d¨¦cada S¨ªlvia P¨¦rez Cruz ha demostrado tener muchas caras, muchas personalidades musicales distintas, y, al mismo tiempo, ser capaz de meterse totalmente en cada una de ellas hasta dejarse la piel. Y eso se agradece aunque los resultados puedan no gustar siempre a todo el mundo, cosa l¨®gica por otra parte. Hace ya un par de a?os que la ampurdanesa se pasea, entre otros proyectos, acompa?ada por un cuarteto de cuerda con contrabajo. Ahora ha decidido oficializar la puesta de largo de ese trabajo en un disco, Vestida de nit, tan complejo como delicioso, en el que ha recuperado canciones antiguas o versiones ajenas en esa nueva piel.

Y con ese disco se present¨® el mi¨¦rcoles en el Liceo en uno de esos conciertos que f¨¢cilmente marcar¨¢n un antes y un despu¨¦s. Probablemente el quinteto de cuerda no sea el formato con el que trabaje definitivamente a partir de ahora (seguro que ya tiene en la cabeza mil otros proyectos diferentes) pero con este acompa?amiento (por otra parte confeccionado milim¨¦tricamente a su medida) la P¨¦rez Cruz se crece hasta extremos incre¨ªbles. En el inmenso, y totalmente negro, escenario del Liceo su peque?a figura de un blanco radiante luci¨® gigantesca esa noche.

P¨¦rez Cruz present¨® este nuevo trabajo trufado con otras canciones debidamente adaptadas a esta instrumentaci¨®n de corte m¨¢s cl¨¢sico. Comenz¨® con lo imprevisto, como para dejar claro que nada iba a ir por caminos trillados: una canci¨®n a capella de Enrique Morente y, ya con su grupo, una copla que populariz¨® Concha Piquer (y que tambi¨¦n han cantando la Jurado y la Pantoja). Y acab¨®, m¨¢s de dos horas despu¨¦s, con la tan cargada de significados pelea de gallos (el rojo y el negro) de Chicho S¨¢nchez Ferlosio.

Entre ambos extremos dej¨® claro que, en este momento, puede permitirse cualquier cosa, por extravagante que parezca. Desnaturaliz¨® algo tan vilipendiado como la Lambada consiguiendo que el p¨²blico, probablemente olvidando de donde proced¨ªa, la cantara con ella. Recuper¨® en solitario una imprevisible copla de Lola Flores, cant¨® con igual pasi¨®n a Leonard Cohen, Amalia Rodrigues, Fito P¨¢ez o Garc¨ªa Lorca. Emocion¨® con una versi¨®n de Corrandes d'exili con el solo acompa?amiento del violonchelo y, al final, se permiti¨® el lujo de hacer lo que le vino en gana (si es que antes no lo hab¨ªa ya hecho) y empalmar la canci¨®n de sus padres que da t¨ªtulo a su ¨²ltimo disco, Vestida de nit, con un encadenado de improvisaciones que fueron de El maniserres? al Tractor Amarillo pasando por la Macarena.

Incre¨ªble como despu¨¦s de la sutil poes¨ªa de Vestida de nit pudo poner al p¨²blico a cantar la Macarena como si fuera la cosa m¨¢s normal del mundo. Y probablemente para S¨ªlvia P¨¦rez Cruz lo sea y, ?prejuicios fuera!, para su p¨²blico tambi¨¦n y eso es casi tan importante como el hechizo que emana su voz y del que es dif¨ªcil (por no decir imposible) escapar.