Movidas de la mala fama

Tesa Arranz ha pintado a m¨¢s de 500 extraterrestres pero, aunque es su deseo, nunca se ha topado con ninguno. Durante La Movida madrile?a la asilvestrada miembro del grupo Zombies, de Bernardo Bonezzi (autores del hit Groenlandia), se puso tibia a todo tipo de drogas, conoci¨® a los principales protagonistas del mito (Las Costus, Almod¨®var, Alaska, Nacha Pop, etc), experiment¨® los vericuetos del sexo y descubri¨® sus propias monta?as rusas mentales. Ahora dice que no le importar¨ªa morir ahora mismo, aunque sea por curiosidad, por "pura novedad". Lo dice, a coraz¨®n abierto, sin remilgos, en La Mala Fama (Berenice) el flamante libro del periodista Germ¨¢n Pose.

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La Mala Fama trata sobre La Movida (una ¨¦poca que, treinta a?os despu¨¦s, como la Transici¨®n, no deja revisitarse y crear acuerdos y desacuerdos), pero tambi¨¦n sobre muchas otras cosas. "He tratado de componer un relato del viaje de una generaci¨®n nacida alrededor de 1960", explic¨® Pose en la presentaci¨®n, el pasado lunes, en la Sala Sol (lugar que fue escenario de muchas de aquellas aventuras generacionales), y ante la presencia de una buena parte de los 15 protagonistas. "Hicimos el bachillerato en el franquismo, en un Madrid desolado de solares, sin un pavo. Con 20 a?os nos cruzamos en un Madrid ins¨®lito, efervescente, delirante". Luego a cada uno le fue como le fue. "Los que sobrevivimos, claro", apunta el periodista.

En los textos, publicados parcialmente en la revista El Estado Mental, no hay narrador, Pose desaparece (sin desaparecer del todo) y deja la primera persona y el protagonismo total a los que hablan, en lenguaje coloquial, cada uno con sus dejes y expresiones particulares. Parece o¨ªrse una voz detr¨¢s de cada texto. La voz de muchos m¨²sicos, como Jorge Ilegal, Antonio Bartrina, Johnny Cifuentes o Manolo Uvi, pero tambi¨¦n fot¨®grafos como Domingo J. Casas o Mariv¨ª Ibarrola, artistas como Mariano L¨®pez Torrubia o Ana Mat¨ªas, periodistas como Silvia Grijalba o Javier Timermans. O personajes inclasificables y polifac¨¦ticos de aquellas noches como May Paredes, Carlos Harry o Fernando Estrella. Una historia paralela y coral de los que no fueron los principales estrellones.

Aunque el mundo del rock n roll sobrevuela el libro en todo momento hay casos m¨¢s perif¨¦ricos. Por ejemplo el profundo compromiso pol¨ªtico de Carlos Garc¨ªa-Alix (hermano del fot¨®grafo Alberto, que prologa), que durante el antifranquismo milit¨® en el ¨¢mbito de las organizaciones del extrema izquierda desde el barrio de Tetu¨¢n y sufri¨® en sus propias carnes la represi¨®n, o el valioso testimonio del sacerdote Enrique de Castro, p¨¢rroco de la iglesia de San Carlos Borromeo, uno de los curas rojos de los barrios del sur de Madrid, que relata su heroica (y comprensiva) lucha en los desoladores tiempos de la hero¨ªna y la delincuencia juvenil.

Al final, La Mala Fama, m¨¢s que sobre una cosa u otra, m¨¢s que sobre cualquier an¨¦cdota alocada o sobre los ¨ªdolos del rock, trata sobre el paso ineludible del tiempo, sobre la agridulce nostalgia y sobre la importancia de la juventud como momento crucial de la existencia, y como bisagra definitiva de lo que vendr¨¢ despu¨¦s. Y tambi¨¦n sobre una incorrecci¨®n pol¨ªtica, entre irreverente y biso?a, que hoy parece agotada.