Brigada vecinal antifolletos
La asociaci¨®n de residentes de Chueca se moviliza contra las octavillas publicitarias que ensucian el barrio
Es viernes, son las 22.30 de la noche y la temperatura es casi veraniega. As¨ª que el barrio de Chueca est¨¢ a reventar de gente dispuesta a disfrutar del sinf¨ªn de terrazas, restaurantes, bares y discotecas que ofrece una de las zonas de ocio nocturno m¨¢s populares de Madrid. Pero entre ellos destacan, en mitad de la plaza que da nombre al barrio, una treintena de personas pertrechadas con bolsas de basura y que tienen un objetivo muy distinto: recoger aunque solo sea una peque?a parte de los centenares, probablemente miles de carteles y folletos publicitarios que cada jueves, viernes y s¨¢bado (y desde hace alg¨²n tiempo tambi¨¦n los martes) inundan cada esquina, se?al, papelera, coche, alf¨¦izar, los cierres met¨¢licos de las tiendas y hasta visten los bolardos de las aceras.
No es la primera vez que salen y, aunque algunos de ellos han ido solos en misi¨®n de limpieza, prefieren hacerlo en grupo porque m¨¢s de una vez han tenido encuentros desagradables con las personas que colocan las octavillas y con algunos transe¨²ntes. Esta noche no tarda en ocurrir. Juan Santino, de 27 a?os, y un grupo de chicas recriminan a la brigada en la calle Pelayo que ¡°solo quiten publicidad gay¡± e insisten en que los comercios tienen derecho a ganarse la vida e informar de sus ofertas y de sus fiestas.
Las acusaciones poco veladas de homofobia molestan a los vecinos-limpiadores ¡ªsobre todo a varios de ellos que son gais y lesbianas¡ª, quienes replican que est¨¢n quitando todos los carteles que encuentran. Adem¨¢s, recuerdan que los comercios no pueden saltarse las normas, por mucho que quieran ganarse la vida, y sin pagar, adem¨¢s, absolutamente nada por anunciarse en la v¨ªa p¨²blica. Rafael Castillo, profesor jubilado que acumula m¨¢s tres d¨¦cadas de residencia en el barrio, cuenta que suele responder con la misma frase cuando se encuentra en esas situaciones: ¡°Claro que todos comemos jam¨®n, pero nadie tiene el cerdo en su casa¡±.
Esteban Benito, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos de Chueca, recuerda que llevan mucho tiempo protestando, sin ¨¦xito, ante el Ayuntamiento y en foros de encuentro con los empresarios contra lo que consideran la ¡°vandalizaci¨®n del barrio con miles de carteles y flyers¡±. De hecho, a medida que van recogiendo publicidades, ellos no ven ¡°Thick¡±, ¡°Kluster¡±, ¡°Sal¨®n er¨®tico de Madrid¡±, o ¡°Infinita 2017¡±, sino a los empresarios, con sus nombres y apellidos, que est¨¢n detr¨¢s de cada sala, cada fiesta y cada evento.
A muchos de ellos se han dirigido por correo una a otra vez para pedirles que paren, porque insisten en que es muy f¨¢cil (simplemente a trav¨¦s de varias herramientas en Internet) llegar a identificarles. Por eso, la asociaci¨®n reclama al Consistorio, en concreto a los responsables de Urbanismo y de Medio Ambiente, que hagan respetar las ordenanzas de publicidad y de limpieza que, aseguran, se est¨¢n vulnerando.
Asumen, sin embargo, que no lo tienen f¨¢cil, por el nivel de normalizaci¨®n que han alcanzado estas pr¨¢cticas en un vecindario en el que casi todo, opinan, ha quedado supeditado al ocio. Incluso, hablan de cierta permisividad de los servicios de limpieza. Lola Arroyo cuenta una an¨¦cdota reciente: ¡°En una calle donde hab¨ªa carteles en los bolardos les dije a unos trabajadores que por qu¨¦ no los limpiaban. Y me dijeron: ¡®Es que los acaban de poner¡±.
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