La ¨®pera es de los ni?os
Alumnos del colegio de Torremocha de Jarama desempe?an todos los oficios del montaje de una obra sobre maltrato escolar
Hoy toca ensayo general y quiz¨¢s los p¨®steres de Maria Callas en el sal¨®n de actos del centro cultural puedan servirles de inspiraci¨®n. Nervios, peque?as discusiones, una m¨²sica que no se acompasa con la voz¡ son las entretelas de la ¨®pera que 14 alumnos de entre 10 y 12 a?os del colegio de Torremocha de Jarama, pueblo de 900 habitantes de la sierra norte de Madrid, preparan todos los mi¨¦rcoles desde que comenz¨® el curso. La singularidad es que los ni?os son los protagonistas de todo el montaje: han tenido que convertirse en guionistas, m¨²sicos, actores, decoradores, iluminadores; incluso cuentan con un relaciones p¨²blicas, Luis, encargado de llamar a los medios de comunicaci¨®n para invitarles a los ensayos.
Esta iniciativa, formar peque?as compa?¨ªas de ¨®pera en el a?o escolar, pertenece al proyecto educativo L?VA (La ?pera, Veh¨ªculo de Aprendizaje), nacido en EE UU en los a?os setenta y que se ha extendido a unos 30 pa¨ªses. A Espa?a lleg¨® en 2006, donde el Teatro Real se implic¨® en la formaci¨®n de profesores que llevasen este g¨¦nero a colegios y pueblos, con el resultado de m¨¢s de 250 montajes hasta la fecha. La obra que preparan los chavales de Torremocha, Mucho m¨¢s que un diario, consta de tres actos de 20 minutos cada uno y aborda el maltrato escolar, tema elegido por los propios alumnos.
El guionista de la funci¨®n es Otto: ¡°Mucho m¨¢s que un diario trata de dos amigas que conocen a otra chica en el colegio, y una de ellas le hace el vac¨ªo¡±. A Laura le toca hacer el papel de Mar¨ªa Jos¨¦, la ni?a desagradable que en la obra canta: ¡°Quiero manipular a la gente y no tener escr¨²pulos¡±.
Entre las m¨¢s ocupadas, Silvia, la regidora, encargada de que se tome nota de todo lo que no funciona para que se solucione. ¡°Adem¨¢s, es que hay gente que a veces pasa¡±, se lamenta. A unos metros, en otra aula, Helena y Andr¨¦s, encargados de la iluminaci¨®n, trabajan tambi¨¦n en el decorado: trazan rayas sobre un lienzo blanco que ser¨¢ un muro. Al fondo se oye a los cuatro chavales encargados de la m¨²sica. Mauro juguetea con el saxof¨®n tocando las primeras notas de La pantera rosa, de Henry Mancini. El encargado del viol¨ªn es Maan, mientras Fernando toca el piano. Alg¨²n compa?ero sopla a la prensa que con los m¨²sicos ha habido sus roces, pero el ambiente entre todos es de compa?erismo e ilusi¨®n por levantar la obra, que se representar¨¢ el 16 de junio.
Enrique D¨ªaz es el tutor que se encarga de coordinarlos. ¡°Les hacemos sugerencias, pero queremos que piensen y act¨²en por s¨ª mismos, no se trata de que nosotros se lo hagamos todo. Si, por ejemplo, necesitan un carpintero para el decorado, les decimos d¨®nde hay uno. Pero la gesti¨®n la tienen que hacer ellos¡±. A su lado, asiente Miguel Gil, profesor jubilado, que propuso a los docentes del colegio de Torremocha participar en la iniciativa L?VA. ¡°No es solo un objetivo educativo, organizar una ¨®pera es la excusa para algo m¨¢s; ser participativos y trabajar en equipo¡±.
¡°Los m¨²sicos ten¨¦is que estar c¨®modos, sentados, y que no se oiga nada mientras no toc¨¢is¡±, pide D¨ªaz al cuarteto. La m¨²sica empieza a sonar y entonces ?rika canta, pero al poco se detiene quejosa: "No pega nada lo que canto con el ritmo". El ensayo se detiene y el sal¨®n de actos se convierte en un peque?o guirigay en el que todos se mueven de un lado a otro del escenario hasta que se oye "?Silencio, callaros!". Todo queda en calma, las responsables de la obra, Ariadna y Silvia, salen a escena y ensayan la presentaci¨®n con la que todo comenzar¨¢ el 16 de junio: "Os recordamos que somos ni?os y que no hemos antes nada parecido".
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