Cronolog¨ªas de la Transici¨®n
El d¨ªa que Gonz¨¢lez tom¨® posesi¨®n empez¨® el nuevo r¨¦gimen. Se abr¨ªa as¨ª un per¨ªodo que termina ahora. Toca volver a inventar el futuro
La convocatoria de las elecciones del 15 de Junio de 1977 no contemplaba que las nuevas Cortes tuvieran car¨¢cter constituyente. Fue el resultado electoral, la composici¨®n del primer parlamento democr¨¢tico, lo que hizo posible que se emprendiera la v¨ªa Constitucional. Una vez m¨¢s, se impuso la fuerza de los hechos.
Es una caracter¨ªstica de la Transici¨®n: no hab¨ªa un plan ordenado. Fue un momento singular, en que lo viejo estaba agotado y lo nuevo tomaba cuerpo lentamente. Una circunstancia que generaba unas expectativas ilimitadas mientras la sombra del pasado, que todav¨ªa no se hab¨ªa ido, segu¨ªa sembrando miedo y confusi¨®n. La evaluaci¨®n real de las fuerzas en conflicto era dif¨ªcil y siempre quedar¨¢ la duda sobre si la democracia pod¨ªa haber nacido con menos lastre del pasado.
Se manejan varias cronolog¨ªas de la Transici¨®n que ayudan a entenderla porque reflejan diferentes puntos de vista y niveles de evoluci¨®n del pa¨ªs.
La cronolog¨ªa de largo per¨ªodo, lo que podr¨ªamos llamar la Transici¨®n econ¨®mica y social, coloca el origen en el plan de Estabilizaci¨®n de 1959, como s¨ªmbolo de la incorporaci¨®n de Espa?a a la econom¨ªa internacional, y el final en el ingreso en la Uni¨®n Europea en 1986.
A partir de los a?os sesenta, con momentos significativos como la fundaci¨®n de Comisiones Obreras en 1962, la sociedad espa?ola fue entrando en una mutaci¨®n econ¨®mica y social, con la emigraci¨®n interior y exterior y el turismo como fen¨®menos masivos, que gener¨® un paulatino distanciamiento entre sectores cada vez m¨¢s amplios de la sociedad y el franquismo. De modo que, a la muerte de Franco, el r¨¦gimen pol¨ªtico era una superestructura amenazada de ineficiencia, lo que explica que la llegada de la democracia, m¨¢s tarde o m¨¢s temprano, se considerara inevitable, con destino a Europa.
Hay otra cronolog¨ªa, que podr¨ªamos llamar pol¨ªtica o mon¨¢rquica, que sit¨²a el arranque en 1968, con el nombramiento del pr¨ªncipe Juan Carlos como sucesor de Franco y que culminar¨ªa en el 23-F, con el Rey parando el golpe de Estado.
Sin duda, es una interpretaci¨®n cargada de letra peque?a, que en cualquier caso no quita la importancia del papel jugado por el Rey como ¡°buen traidor¡±: aquella figura que encarnando la legitimidad de la dictadura es capaz de utilizar la Jefatura del Estado heredada para desmontar el r¨¦gimen anterior y construir el nuevo.
Una opci¨®n ¨²til para que la transici¨®n fuera razonablemente pac¨ªfica, que marc¨® la nueva democracia por la imposibilidad de elegir su forma pol¨ªtica y por la exigencia no s¨®lo de amnist¨ªa del r¨¦gimen anterior sino tambi¨¦n de amnesia sobre el pasado.
Ante la evidencia de que Franco muri¨® en el poder (es decir, que no fuimos capaces de echarle), creo que la verdadera cronolog¨ªa de la Transici¨®n, empieza con la agon¨ªa del dictador y termina con la llegada del PSOE al poder en 1982. Con un hecho relevante anterior: el asesinato de Carrero Blanco, aunque el almirante a lo sumo hubiese podido retrasar el proceso.
Es en este per¨ªodo que ocurre todo lo decisivo. El proceso se acelera con el nombramiento de Su¨¢rez que ir¨¢ regateando obst¨¢culos hasta caer derribado por las zancadillas de los suyos. En un a?o, el presidente de UCD llev¨® al pa¨ªs a unas elecciones con el partido comunista legalizado, signo de que el cambio iba en serio. Y dos a?os y medio despu¨¦s de su llegada, la Constituci¨®n acababa con la legalidad franquista.
Hubo grandes turbulencias: el ruido de sables, la irrupci¨®n de la violencia de extrema derecha y de extrema izquierda y algo que ingenuamente no se contemplaba: que ETA siguiera despu¨¦s de la dictadura. Las querellas internas de UCD acabaron de desestabilizar el pa¨ªs. Fue Leopoldo Calvo Sotelo, presidente inexplicablemente ninguneado, qui¨¦n estabiliz¨® el r¨¦gimen, cogi¨¦ndolo al d¨ªa siguiente de un golpe de Estado y entreg¨¢ndolo un a?o y medio m¨¢s tarde, con los golpistas juzgados y en condiciones de que 40 a?os despu¨¦s un partido de izquierdas pudiera ganar unas elecciones y gobernar y la derecha emprendiera su traves¨ªa del desierto.
El d¨ªa que Felipe Gonz¨¢lez tom¨® posesi¨®n se acab¨® la Transici¨®n y empez¨® la construcci¨®n real del nuevo r¨¦gimen. Se abr¨ªa as¨ª un largo per¨ªodo que est¨¢ terminando ahora. Pasamos de la ilusi¨®n a la normalidad: al desencanto y a la indiferencia. M¨¢s tarde irrumpi¨® la indignaci¨®n. Toca volver a inventar el futuro.
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