Velintonia, 3 es la casa de la poes¨ªa
La Comunidad no considera que la casa de Vicente Aleixandre contenga valores suficientes para ser protegida
El 6 de octubre se cumplen 40 a?os del Nobel de Literatura a Vicente Aleixandre. El autor escribi¨® durante m¨¢s de 50 a?os casi la totalidad de su obra en su casa del n¨²mero 3 de la calle de Velintonia (hoy llamada Vicente Aleixandre). All¨ª recibi¨® la visita de innumerables autores, siendo cita obligada para varias generaciones. As¨ª lo recordaba la proposici¨®n presentada el 16 de febrero por los socialistas en la Asamblea de Madrid. Pablo Neruda recordaba que ¡°en el recinto aislado de su casa, la poes¨ªa y la vida adquieren una transparencia sagrada¡±. Por ello, en 1995, un grupo de poetas y escritores, congregados en la Asociaci¨®n de Amigos de Vicente Aleixandre, inici¨® una lucha, que aqu¨ª quiero reconocer, para salvar la casa, proponiendo su conversi¨®n en centro de documentaci¨®n y estudio de la poes¨ªa espa?ola del siglo XX. Distintas ciudades del mundo conservan las viviendas de grandes escritores y a nadie le parecer¨ªa aceptable que los que fueron sus domicilios, lugares de trabajo o de encuentro quedaran sin la protecci¨®n y el cuidado que se merecen.
En la proposici¨®n citada se instaba a estudiar la posibilidad de proteger la casa de Aleixandre y a promover una mesa en la que participaran la Comunidad, el Ayuntamiento de Madrid y el Ministerio de Educaci¨®n y Cultura para estudiar su adquisici¨®n. El 20 de junio se sabe que en marzo la Comunidad se hab¨ªa puesto en contacto con el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, y la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, para solicitar su presencia en la mesa. Tres meses despu¨¦s ninguno de los dos ha contestado al ofrecimiento. Lamentable.
Al preguntar a la Comunidad por el estado de la situaci¨®n, esta contesta sorprendentemente que ¡°la vivienda no posee el valor que se requiere para su protecci¨®n como bien de inter¨¦s cultural, ni tampoco una especial significaci¨®n para considerarla bien de inter¨¦s patrimonial, teniendo en cuenta el escaso valor arquitect¨®nico del inmueble en s¨ª mismo, as¨ª como la ausencia de contenido mueble y documental en la actualidad¡±. Se comprende que, nada m¨¢s conocer este desatino, nadie tuviera el valor de poner su firma al final del mismo. No han entendido nada, ya que ¡ªy es pat¨¦tico tener que recordarlo¡ª no basamos nuestra petici¨®n en el valor arquitect¨®nico del edificio, ni en los muebles o documentos que all¨ª se encuentran, sino en lo que all¨ª sucedi¨®.
Se?ora Cifuentes, ?seguir¨¢ permitiendo que la ceguera cultural de su equipo impida que reciba la protecci¨®n que merece el lugar donde, entre otros muchos, Lorca ley¨® sus poemas y Miguel Hern¨¢ndez busc¨® consejo de su admirado Aleixandre? En octubre se recordar¨¢ a Aleixandre, y entonces habr¨¢, seguramente, a quien se le deber¨ªa caer la cara de verg¨¹enza.
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