Los champi?ones psicod¨¦licos
A la escritora le gustan los tigres extinguidos, las alpargatas, las verbenas, pero sobre todo, Madrid
Kukaramacara. Hago bastante vida de barrio y quedo con bastante gente en este bar dominicano. He tenido reuniones ¡°de negocios¡± y a veces me pongo a trabajar, a pesar del jaleo. La especialidad es el picapollo. Adem¨¢s, me dejan meter a mi perra Murcia y una vez un se?or me ense?¨® a jugar a la tragaperras (San Evaristo, 4).
Hasta el fondo de las cosas
Puente de Toledo. Cuando son las fiestas de La Paloma o San Isidro, voy yo sola vestida de chulapa o de chulapo, como si fuese la protagonista de una zarzuela. Me gusta mucho pasar por debajo de este puente, de los ¨²nicos con sabor castizo, antiguos, que quedan en Madrid R¨ªo y sentarme en el c¨¦sped.
Caf¨¦ Molar. En esta cafeter¨ªa librer¨ªa me reun¨ª por primera vez con C¨¦sar S¨¢nchez, editor de Fulgencio Pimentel, y me propuso, sin conocerme, escribir el libro que ahora es Las ni?as prodigio. As¨ª que siempre ser¨¢ un lugar especial en el que cambi¨® el rumbo de mi vida (Ruda, 19).
Alpargater¨ªa Lobo. Uno de los sitios que m¨¢s me fascin¨® cuando llegu¨¦ a Madrid, con 18 a?os, desde Canarias. De alguna manera eso era Espa?a para m¨ª: esas alpargatas de todos los colores, ese rollo castizo que no hab¨ªa en las islas (Toledo, 30).
Mes¨®n del Champi?¨®n. Es psicodelia pura, todo decorado con champi?ones. Hay un pianista maravilloso que toca grandes ¨¦xitos italianos de los 70. A m¨ª me gusta cantar en piano bares y creo que me aficion¨¦ ah¨ª. Y eso que cada vez que te levantas viene un camarero a llamarte la atenci¨®n (Cava de San Miguel, 17).
Museo Nacional de Ciencias Naturales. Ah¨ª est¨¢ uno de los pocos ejemplares de tilacino disecado. Es mi animal fetiche, el ¨²ltimo lobo marsupial que viv¨ªa en Tasmania, hoy extinguido. De hecho, tengo un gran cuadro de un tilacino en casa y llevo uno tatuado, me resultan magn¨¦ticos (Jos¨¦ Gutierrez Abascal, 2).
Centro Internacional de Artes Vivas. Me aficion¨¦ a ver este tipo de piezas (las llamadas artes vivas) en sitios como el Teatro Pradillo o en alg¨²n ciclo del Centro Dram¨¢tico Nacional. Que haya la posibilidad que eso se concentre en Matadero me pareci¨® muy buena noticia. Ver que una oleada de gente se opon¨ªa a eso me pareci¨® absurdo, cuando otras ciudades europeas s¨ª est¨¢n en el circuito de estos espect¨¢culos (Paseo de la Chopera, 14).
Cementerio brit¨¢nico. Era el lugar donde enterraban a los protestantes que viv¨ªan en Madrid. Me llama especialmente la atenci¨®n la parte en la que est¨¢n enterradas las institutrices que ven¨ªan a cuidar a ni?os de familias brit¨¢nicas o espa?olas, como la Miss Nelly de Celia de Elena Fort¨²n (Comandante Fontanes, 7).
Jard¨ªn del Pr¨ªncipe de Anglona. Tengo cari?o a este jard¨ªn, un tanto desconocido, porque cuando ten¨ªa veintipocos a?os fui con unos amigos a grabar una pel¨ªcula en Super 8 para un concurso. Era como un cuento mitol¨®gico en el que yo era una se?ora semidesnuda con una cabeza de zorro, una especie de Jard¨ªn de las Hesp¨¦rides en La Latina (Plaza de la Paja).
Puente de Arganzuela. Yo lo llamo el Puente del Futuro, imagino que va del pasado al futuro y cuando est¨¢s en el medio es el presente. Me encantan las pel¨ªculas en las que sale Madrid, porque amo la ciudad, y este puente sal¨ªa en Diamond Flash, de Carlos Vermut. Tendr¨ªa que ser una escena ic¨®nica del cine espa?ol.
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