Yann Tiersen regres¨® a Barcelona y lo hizo, una vez m¨¢s, como gran triunfador. Tambi¨¦n esta vez se acabaron las entradas: las gradas de los jardines del Palacio Real ofrec¨ªan un aspecto exultante con un p¨²blico rejuvenecido en m¨¢s de dos d¨¦cadas sobre el que habitualmente las llena.
La m¨²sica de Tiersen es para hipsters con el o¨ªdo educado que huyen tanto del rock como de las vanguardias, ni savecitos ni quintas de Beethoven. Sin duda lo descubrieron gracias a las andanzas por Montmatre de Am¨¦lie Poulain a las que Tiersen sigue fiel aunque ya no interprete aquel vals en p¨²blico. Sobre las mil esencias que desbordaban la entra?able m¨²sica de aquella pel¨ªcula Tiersen ha sabido construir un mundo sumamente personal, cargado de sensualidad, que bucea en el minimalismo pero suavizando sus aristas, convirtiendo la agresividad repetitiva en un romanticismo que no empalaga. Y su p¨²blico se deja seducir desde las primeras notas y acepta sin rechistar el viaje propuesto por el bret¨®n aunque entre sus meandros puedan aparecer cosas aparentemente disfuncionales como una cinta magnetof¨®nica o dos pianos de juguete.
Tiersen repiti¨® el mismo concierto que hace poco m¨¢s de un a?o ofreciera en el Palau de la M¨²sica. Comenz¨® compartiendo escenario con un viejo magnetof¨®n Revox para interpretar la m¨²sica de su ¨²ltimo disco, Eusa. Mientras del magnetof¨®n sal¨ªan sonidos de lo m¨¢s variado grabados en la isla en la que vive (desde puro ruido hasta trinar de p¨¢jaros), su piano fue desgranando melod¨ªas suaves y cercanas marcando esa intimidad que iba a reinar todo el concierto.
Pianos de juguete
Cambi¨® de registro tomando el viol¨ªn con una c¨®lera minimalista desasosegante. Con el viol¨ªn Tiersen arriesga mucho m¨¢s que con el piano, lo demostr¨® cada vez que tom¨® el peque?o instrumento, consiguiendo momentos realmente intensos. Fue cambiando del teclado a las cuatro cuerdas y, entre medio, utiliz¨® de forma casi anecd¨®tica una mel¨®dica y dos pianos de juguete (uno con cada mano) recuperando en ese formato un tanto estridente La valse des monstres que en la pel¨ªcula Am¨¦lie sonaba tocado por un acorde¨®n.
Un concierto redondo, cercano. Yann Tiersen convirti¨® los jardines de Pedralbes en un rinc¨®n de Montmatre.
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