Battiato: bardo, poeta, antih¨¦roe
El artista italiano coloca el 'no hay billetes' y triunfa en Las Noches del Bot¨¢nico
Hay algo de antih¨¦roe en la figura de Franco Battiato. En el artista, el personaje, en su propia estampa. Lo pens¨¢bamos la noche de este martes en las Noches del Bot¨¢nico, corroborando una vez m¨¢s c¨®mo despierta curiosidad y asombro desde la primera nota este hombre con muchas trazas de intelectual despistado, pero muy pocas de artista que acredita cuatro d¨¦cadas largas de ¨¦xito para la historia de la m¨²sica popular. Es maravilloso recordarlo: no se f¨ªen nunca de las apariencias.
Nadie ha agotado antes que el siciliano las entradas en esta cuarta edici¨®n veraniega en territorio complutense. Pocos suscitaron tanto inter¨¦s, tanta sonrisa c¨®mplice, tal c¨²mulo de murmullos. Y casi ninguno pisa un escenario con ese aire diletante tan suyo, con ese aspecto de hombre que pasaba por all¨ª y al que a nadie le extra?ar¨ªa encontrarse, en plena Ciudad Universitaria, franqueando la entrada de la facultad de F¨ªsicas. Quiz¨¢ para la lectura de alguna tesis, a juzgar por esa chillona americana de color tomate que escogi¨® para sentarse en su ya t¨ªpico divancito con infusi¨®n y coj¨ªn.
Battiato lleg¨® con una escolta de sintetizadores y un melodram¨¢tico cuarteto de cuerda, conjugaci¨®n algo peculiar que abr¨ªa el arco desde la finura camer¨ªstica hasta el tenue devaneo electr¨®nico. Pero, a estas alturas, el bardo mediterr¨¢neo goza de merecida carta blanca para ejercer de minimalista, investigador, perro verde o gur¨² del pop m¨¢s po¨¦tico que han conocido los tiempos. En cualquiera de sus formulaciones, ¨¦l sigue fiel a su aspecto despistado, a las gafotas enormes, a ese aleteo de brazos que tanto recuerda a aquel compa?ero t¨ªmido de clase que solo se arrancaba a bailar, con dudosa fortuna, en la fiesta de graduaci¨®n. Todos los detalles confluyen. Todos volvieron a erigir anoche a nuestro visitante en un tipo tierno, l¨²cido, sabio. Adorable.
El p¨²blico quiere escuchar, sobre todo, al autor de los ¨¦xitos m¨¢s inopinados de los a?os ochenta, pero las emociones fuertes se hicieron esperar. A casi nadie le constaba que antes aparecer¨ªa durante un cuarto de hora un invitado especial, Juri Camisasca, adem¨¢s del aperitivo que hab¨ªan ofrecido hasta antes de las 22.00 la muy mexicanizada BambiKina. Camisasca, c¨®mplice del propio Battiato en los a?os m¨¢s progresivos y experimentales, practic¨® un et¨¦reo pop de autor y ofreci¨® la lectura original de Nomadi, luego famos¨ªsima en la voz de su amigo. Total, que nuestro amigo no asom¨® hasta las 22.30, y todo para hincarle el diente a varios temas con cierta vocaci¨®n de arias populares (Stati di gioia, Secondo imbrunire) que no figuraban en la memoria de casi ning¨²n espectador. Tampoco los inquietantes pasajes tecnos de Fornicazione, enlazados con la involuntariamente ¨¦pica No time, no space.
Ese ¡°I love you, specially tonight¡± del estribillo se le atragant¨® a Franco, que tampoco ha deslumbrado nunca por una voz apote¨®sica. Pero los antih¨¦roes atesoran mucha m¨¢s poes¨ªa que los triunfadores apol¨ªneos. La poes¨ªa que aceler¨® corazones a partir de L¡¯animale o la demoledora Povera patria. La que se enred¨® con la brisa inopinada: un adjetivo propio de Battiato.
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