Los incunables de la calle de Serrano
El Colegio de Abogados de Madrid guarda una de las colecciones de libros m¨¢s prestigiosa de la ciudad
Una escalera estrecha baja desde el lujoso sal¨®n de entrada del Colegio de Abogados de Madrid. Estos pelda?os estrechos dan el acceso al s¨®tano, que contrasta por su funcionalidad. A derecha e izquierda se acumulan hasta tres antiguas c¨¢maras de seguridad de un banco. Dentro ya no se guarda dinero. Ni divisas. Ni oro. Pero su contenido es tanto o m¨¢s valioso que el papel moneda. Son libros incunables y colecciones de manuscritos que datan incluso de la Edad Media y que forman parte de los fondos bibliogr¨¢ficos del colegio.
El acceso a la colecci¨®n del Colegio de Abogados, situado en los n¨²meros 9 y 11 de la calle de Serrano, est¨¢ restringido. De hecho, pocas personas conocen de su existencia. La biblioteca est¨¢ formada por 150.000 ejemplares y cada a?o se realizan unos 100.000 pr¨¦stamos ¡ªmuchos de ellos por la intranet de la biblioteca¡ª entre los 77.000 colegiados. Esta ¨²ltima cifra le convierte en el m¨¢s grande de toda Europa entre los colegios profesionales.
La biblioteca se ha nutriendo de los fondos regalados por los propios colegiados. Hasta los estatutos de 1838, el n¨²mero de colegiados estuvo restringido a 200, por lo que muy pocos pod¨ªan acceder a la profesional de letrado. Los elegidos ten¨ªan que demostrar en un expediente su limpieza de sangre, es decir, que no ten¨ªan antepasados jud¨ªos o ¨¢rabes. Aparte, no pod¨ªan haber desempe?ado oficios deshonrosos, como los manuales. Con la publicaci¨®n de este estatuto, se abre la profesi¨®n a todo aquel mayor de 21 a?os que tuviera los estudios de Derecho y que demostrara que carec¨ªa de antecedentes penales.
Fue en 1852, con la llegada del decano Manuel Cortina, sevillano y liberal, cuando se cre¨® la biblioteca del Colegio de Abogados, seg¨²n recuerda el actual diputado bibliotecario, Jos¨¦ Manuel Pradas. Cortina hizo un llamamiento a todos los colegiados para que donaran libros. La respuesta fue muy aceptable. La reci¨¦n estrenada biblioteca recibi¨® 2.500 ejemplares. Adem¨¢s, la instituci¨®n cont¨® con un privilegio real por parte de Isabel II. Un ejemplar de todos los libros aportados en el Dep¨®sito Legal y editados por la Imprenta Nacional deb¨ªa remitirse a la biblioteca del colegio. En ese tiempo, se encontraba en la plaza de las Salesas, en pleno distrito de Centro.
Vitrinas a la entrada
Una peque?a representaci¨®n de los fondos bibliogr¨¢ficos est¨¢ expuesta en las vitrinas de entrada al colegio, en la biblioteca. Se pueden ver primeras ediciones de los c¨®digos que estuvieron vigentes durante a?os o las primeras biblias que salieron de las incipientes imprentas en la Edad Media. Al visitante le llama la atenci¨®n una copia de las Siete Partidas, redactado por el rey Alfonso X, y que se guarda con extremo celo en las c¨¢maras de seguridad del s¨®tano. Tambi¨¦n son llamativos los manuscritos, con unas ilustraciones repletas de detalles, en las que destaca una caligraf¨ªa medieval y un lenguaje hoy ya en desuso. ¡°Todos los a?os, nos llaman viudas de colegiados que quieren donarnos las bibliotecas de jurisprudencia, pero ya no tenemos ni espacio para acogerlas¡±, reconoce Pradas.
Una parte del archivo hist¨®rico del colegio se encuentra en el edificio anexo, junto al inmueble que comparten la Biblioteca Nacional y el Museo Arqueol¨®gico Nacional. All¨ª se guardan los expedientes de limpieza de sangre de todos los colegiados y las fichas de acceso de todos los profesionales que han ido pasando por este trabajo. Detr¨¢s hay nombres ¡°muy conocidos¡±, seg¨²n reconoce Prada, que prefiere mantenerlos en el anonimato. Todo ese material ha sido digitalizado ante el riesgo de que se deteriore con el paso del tiempo.
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