Es mucho lo que queda por hacer
Es el momento de evaluar la incidencia sobre el modelo de convivencia catal¨¢n
Tras el impacto de los atentados, y despu¨¦s de que nuestros responsables pol¨ªticos hayan hecho sus consabidas declaraciones, que los medios vuelvan a ser comedidos con sus portadas, y que los expertos hayan articulado sus primeros dict¨¢menes, quiz¨¢s sea el momento de comenzar a pensar c¨®mo vamos a evaluar la incidencia sobre el modelo de convivencia que hemos apuntalado en la sociedad catalana en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Porque ser¨ªa de ingenuos pensar que estos atentados no vayan a tener un impacto sobre nuestra manera de entender la vida.
Ni es tiempo de magnificar lo sucedido (no se trata ni de un antes ni de un despu¨¦s), ni de banalizar sus consecuencias (afirmando que la sociedad catalana sabr¨¢ salir de este mal trago sin m¨¢s). Lo que toca ahora es abordar temas que no son f¨¢ciles de plantear y mucho menos de resolver, y para los que necesitamos algo m¨¢s que buenas palabras. Sobre todo porque ya han aparecido los agoreros que nos quieren convencer de que lo sucedido es prueba del fracaso del modelo catal¨¢n basado en la acogida y la tolerancia.
Desde el 11-M he temido que se produjeran unos atentados de estas caracter¨ªsticas en Catalu?a y sab¨ªa que al d¨ªa siguiente deber¨ªamos de disponer de otros argumentos para avanzar en la rectificaci¨®n de nuestros errores (y no me refiero a la prevenci¨®n antiterrorista, sino en la capacidad para mantener una sociedad cohesionada) y reafirmarnos en lo que creemos. Es ahora cuando hemos de dar pruebas de nuestra inteligencia social, antes de que nos atrapen los fantasmas provocados por el miedo y la ansiedad.
Para explicar la radicalizaci¨®n de los cuatro j¨®venes de Ripoll ?vamos a volver a los viejos argumentos de la inmigraci¨®n? ?Vamos a decir que no estaban integrados? ?No se dec¨ªa que los procesos de radicalizaci¨®n estaban relacionados con barrios marginales en las grandes periferias urbanas? ?Va a figurar a partir de ahora Ripoll en esta geograf¨ªa de la radicalizaci¨®n que han elaborado las fuerzas de seguridad? ?C¨®mo hay que gestionar el impacto de esta noticia en esta poblaci¨®n de poco m¨¢s de 10.000 habitantes y, sobre todo, c¨®mo se va a reconstruir la confianza entre vecinos?
La necesidad reclama de nosotros la virtud de plantear enfoques diferentes. Y quiz¨¢ sea tiempo de afirmar que la sociolog¨ªa nos proporciona m¨¢s instrumentos para responder a estas preguntas que la teolog¨ªa, que la prevenci¨®n de la radicalizaci¨®n no puede tener un ¨²nico enfoque securitario sino que debe ser una estrategia mucho m¨¢s global e incisiva, y que la toxicidad de la intolerancia que mina la cohesi¨®n social, no puede ser combatida con recordatorios de que Catalu?a siempre ha sido una sociedad acogedora. Para que lo siga siendo, necesitamos encarecidamente combatir las m¨²ltiples manifestaciones del racismo y evitar su banalizaci¨®n.
Durante d¨¦cadas hemos ido construyendo entre todos un relato en el que hemos confiado en la capacidad de la sociedad catalana para hacer frente a sus retos de futuro. Ahora, como en d¨¦cadas anteriores, y como otras sociedades heridas por el terrorismo, nos va a tocar en Catalu?a poner a prueba nuestra resiliencia social y nuestra capacidad para hacer frente a nuestros miedos. El fil¨®sofo franc¨¦s Paul Virilio afirm¨® que en un mundo sometido a una aceleraci¨®n continua s¨®lo podemos administrar el miedo, en lugar de abordar sus causas. Que seamos capaces de invertir esta tendencia es una de las tareas pendientes que tenemos que abordar desde ya.
Jordi Moreras es profesor de Antropolog¨ªa de la Universitat Rovira i Virgili
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