Lorenzo Vidino: ¡°Muchos yihadistas est¨¢n muy bien integrados¡±
El experto en yihadismo, investigador del salafismo en Catalu?a, advierte de que las mezquitas son un entorno f¨¦rtil para que los j¨®venes den el salto al extremismo
Mohamed Atta, el piloto egipcio que perpetr¨® el 11-S, mantuvo su ¨²ltima reuni¨®n en Europa, en julio de 2001, en Salou (Tarragona), a 20 minutos en coche de Cambrils, la ciudad donde la semana pasada cayeron abatidos cinco de los terroristas de Barcelona. La coincidencia le vino a la cabeza a Lorenzo Vidino (Mil¨¢n, 1977), director del Programa sobre Extremismo de la Universidad George Washington (EE UU), en cuanto empezaron a surgir las noticias del ataque. Experto reputado en islamismo en Europa y Estados Unidos, ha estudiado la expansi¨®n del salafismo en Catalu?a y es autor, entre otros libros, de The New Muslim Brotherhood in the West.
Pregunta. ?Qu¨¦ le llam¨® la atenci¨®n del atentado de Barcelona?
Respuesta. El ataque mezcla todas las t¨¦cnicas terroristas. Lo que asusta, obviamente, es que al menos 12 personas planearan durante meses un atentado sin que aparentemente nadie lo detectara.
P. Eran chicos muy j¨®venes y, al parecer, completamente integrados. ?Es un estereotipo atribuir el radicalismo a problemas de integraci¨®n?
Reciben fondos, sobre todo de Kuwait y, en menor medida, de Arabia Saud¨ª o Qatar. El im¨¢n carism¨¢tico se convierte en alguien importante¡±
R. Lo es. Es un error pensar que la integraci¨®n es el ant¨ªdoto de la radicalizaci¨®n. Resulta natural pensarlo, creer que alguien que se ha criado en una comunidad y que forma parte de la sociedad, que juega al f¨²tbol, que habla catal¨¢n, etc¨¦tera, no se va a radicalizar. Pero la mayor parte de gente radicalizada en Espa?a y Europa est¨¢ bien integrada. Es la paradoja. El 40% de los detenidos por v¨ªnculos con el ISIS en EE UU son conversos. No tiene que ver con la integraci¨®n, sino m¨¢s bien con un sentimiento personal de no pertenecer a la sociedad y en eso te encuentras blancos, afroamericanos, hispanos, jud¨ªos¡ Y en Europa, te encontrar¨¢s con yihadistas que viven en los m¨¢rgenes de la sociedad, que no hablan el idioma, viven en malos barrios¡ Pero muchos est¨¢n muy bien integrados. Una mala integraci¨®n no ayuda, pero no es solo eso. Esa idea no se sostiene con los datos.
P. ?Por qu¨¦ cunde esa teor¨ªa?
R. Porque tiene sentido y, hasta cierto punto, nos hace sentir bien. Nos muestra algo que podemos hacer. Podemos trabajar en mejorar la integraci¨®n, no es f¨¢cil, pero s¨ª factible. Y, por supuesto, yo creo que hay que hacerlo, pero no es la soluci¨®n.
P. ?Cu¨¢ndo empez¨® el salafismo a ser un problema en Catalu?a?
R. En los a?os noventa. El salafismo se extiende por toda Catalu?a, aunque no hay demasiado en Barcelona ciudad, la mayor¨ªa est¨¢ en las provincias. Pero en las mezquitas salafistas, que por supuesto no son todas la que hay en Catalu?a, tampoco es donde nace la violencia. La mayor¨ªa no son violentas; predican un islam muy conservador y bastante intolerante, problem¨¢tico para la cohesi¨®n social y la integraci¨®n. Lo que dicen sobre la mujer o sobre los homosexuales es objetable, aunque no necesariamente violento, no de forma directa. Lo que s¨ª se puede argumentar es que se crea un entorno f¨¦rtil donde es muy f¨¢cil que los j¨®venes den el salto a cosas extremas. Entonces se insiste en la idea de que Occidente es malo, que es una sociedad corrupta, de drogas y perversi¨®n sexual. Se les dice que es mejor alejarse de ella, que la sociedad perfecta es la isl¨¢mica y que morir por el islam es bueno. Pon toda esa narrativa en la mente de un chico de 18 a?os... Es posible que se sienta atra¨ªdo por algo m¨¢s extremo, que se pregunte qu¨¦ puede hacer al respecto. ?Y qui¨¦n ha creado esa perfecta sociedad isl¨¢mica? El Estado Isl¨¢mico. El salto al extremismo no es autom¨¢tico, y la mayor parte de los salafistas no dar¨¢n el paso, pero algunos se radicalizan.
P. ?Por qu¨¦ se ha extendido el salafismo en esa zona?
R. Un fen¨®meno propio del yihadismo, el salafismo y el extremismo es que, cuando surgen dos o tres l¨ªderes en las mezquitas, les siguen otros de la misma l¨ªnea. En Catalu?a hay una poblaci¨®n marroqu¨ª muy numerosa, que empieza a llegar entre los ochenta y los noventa y tiene tres o cuatro l¨ªderes religiosos. Estos se convierten en peque?os empresarios de ¨¦xito, con dinero. Tambi¨¦n reciben fondos, sobre todo de Kuwait y, en menor medida, de Arabia Saud¨ª o Qatar. El im¨¢n carism¨¢tico se convierte en alguien importante. ?l o alguien de su confianza abre otra mezquita en un pueblo o barrio cercano y as¨ª se crea una red. Muchas veces esas mezquitas no son m¨¢s que garajes, viviendas vac¨ªas. Pero hay bastante dinero empleado en eso. Otro elemento importante es la organizaci¨®n de conferencias salafistas, que pueden llegar a reunir a 6.000 personas de muchos pa¨ªses, porque Catalu?a, como toda Espa?a, es un lugar de paso para los inmigrantes que vuelven a casa de vacaciones. Es un punto estrat¨¦gico importante para el salafismo en Europa.
P. ?Es Espa?a un lugar especialmente problem¨¢tico ahora?
R. Ha habido un incremento en los ¨²ltimos cinco a?os, pero los pa¨ªses del sur de Europa no tienen el nivel de radicalizaci¨®n que hay en el norte. En n¨²mero de soldados extranjeros, que el dato emp¨ªrico que tenemos, es de 200 en Espa?a, 125 en Italia¡ Casi 2.000 en Francia, 1.000 de Alemania, 350 de la peque?a Austria¡ Espa?a sigue siendo relativamente tranquila en comparaci¨®n con otros pa¨ªses europeos. Hay muchos arrestos en Espa?a, pero no habla solo de lo grande que es el problema, sino tambi¨¦n c¨®mo de agresiva est¨¢ siendo la soluci¨®n. Espa?a tiene un buen sistema legal, m¨¢s preparado que el de muchos pa¨ªses europeos, porque ha luchado muchos a?os contra ETA.
P. En su trabajo cuenta c¨®mo una mezquita com¨²n puede acabar radicalizada.
R. S¨ª. Hay mezquitas normales, con imanes normales, que no tienen demasiados fondos y entonces se produce una intervenci¨®n de salafistas a trav¨¦s de la presi¨®n, de la intimidaci¨®n y tambi¨¦n gracias a sus fondos. Consiguen desprestigiar al im¨¢n que est¨¢ al cargo y ponen a la comunidad en su contra. Hablamos de mezquitas peque?as, en pueblos, en los que la comunidad musulmana puede ser de 1.000 personas y es f¨¢cil de manipular. Lo que frustra a las fuerzas de seguridad, seg¨²n he comprobado en mis conversaciones con ellos, es que logran muy poca informaci¨®n de la comunidad, muy poca gente tiene el coraje de salir y hablar. Recuerda a la situaci¨®n con la mafia en el sur de Italia, en la que obviamente todo el mundo conoce las t¨¢cticas de intimidaci¨®n, pero nadie se atreve a decirlo.
P. ?C¨®mo se puede controlar esa deriva?
R. La vigilancia tradicional, la policial, genera muchos problemas l¨®gicos desde el punto de vista legal. No puedes poner a toda una comunidad bajo sospecha. Adem¨¢s, eso perjudica tu relaci¨®n con esa comunidad, cuando lo que necesitas es su colaboraci¨®n, generar confianza para que te adviertan de que tal tipo es problem¨¢tico. Tambi¨¦n puedes conseguir que la propia comunidad lo frene.
P. ?Por qu¨¦ a las organizaciones musulmanas les cuesta detectar o, al menos, comunicar estos radicalismos?
R. Lo que pasa en Espa?a y en Italia es que han llegado m¨¢s tarde. Todas las organizaciones musulmanas se han constituido recientemente y en muchos casos est¨¢n gestionadas por gente que ha nacido fuera. La inmigraci¨®n de Reino Unido o Alemania es de segunda o tercera generaci¨®n y la gente al frente de ellas ya ha nacido all¨ª, tienen m¨¢s confianza en las instituciones. Si has nacido en un pa¨ªs norteafricano, es m¨¢s habitual desconfiar de las autoridades. Lleva un tiempo construir esa confianza. Se ha hecho mucho trabajo por parte del Gobierno central y el catal¨¢n, pero no es f¨¢cil. La comunidad musulmana, adem¨¢s, est¨¢ muy fragmentada. No existe una persona o grupo que represente al islam catal¨¢n o al islam espa?ol.
P. ?Qu¨¦ m¨¢s instrumentos hay para tratar de frenar esa violencia?
R. El reto de las democracias es d¨®nde poner los l¨ªmites. Hay que decidir cu¨¢ndo un mensaje est¨¢ protegido por la libertad de expresi¨®n y cu¨¢ndo no. Y creo que no hay nada de malo en expulsar a un im¨¢n que sabes que es un extremista y est¨¢ en el pa¨ªs situaci¨®n irregular. Esa era la situaci¨®n del im¨¢n de Ripoll [Abdelbaki es Satty ten¨ªa una orden de expulsi¨®n que fue anulada por un juez]. Y, a largo plazo, se puede impulsar una interpretaci¨®n diferente del islam, evitar cualquier colaboraci¨®n con el radicalismo. En algunas ocasiones, los Ayuntamientos ceden espacios municipales a los salafistas. Hay que trabajar m¨¢s con los gobiernos locales. Muchos j¨®venes van a mezquitas salafistas por algo tan simple como que ofrece mejores actividades, que hay un im¨¢n que mola, porque la comida es buena y se organizan viajes.
P. ?Qu¨¦ otros ejemplos de radicalizaci¨®n encontramos?
R. En Lleida y en otros peque?os lugares en la provincia de Tarragona de grupos peque?os de salafistas que llevan a cabo una importante presi¨®n religiosa y social. Hay grupos de siete y ocho hombres de una mezquita salafista que van por la calle y por el barrio controlando que no haya alcohol en los comercios, que las mujeres est¨¢n tapadas con el hiyab...
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