Menos de un mes

A nadie que conozca un poco la pol¨ªtica catalana le puede sorprender que Puigdemont y su Gobierno sigan con sus planes independentistas tras los atentados del 17 de agosto. Como tampoco debe sorprender a nadie que el presidente catal¨¢n diga que tiene preparadas 6.000 urnas para que se celebre el refer¨¦ndum de secesi¨®n. Sabe perfectamente que ello no suceder¨¢, tener urnas apenas significa nada, uno no puede ir colocando urnas por las esquinas en la madrugada del 1 de octubre para que los ciudadanos empiecen a votar unas horas despu¨¦s.

En democracia, unas elecciones que quieran ser tomadas en serio, implican mucho m¨¢s, en especial necesitan un respaldo legal y todo un aparato ¡ªcenso, mesas, administraci¨®n electoral, garant¨ªas judiciales¡ª que Puigdemont no tiene ni tendr¨¢. Pero da igual. En la Catalu?a de los ¨²ltimos a?os, menos la ley, todo vale, incluso lo m¨¢s peregrino e impresentable. Y Puigdemont debe mantener la moral de su tropa: si ya tenemos urnas, habr¨¢ refer¨¦ndum. As¨ª de simples son los razonamientos de los separatistas.

Sin embargo, al socaire de los atentados, se han introducido algunos matices de inter¨¦s.

En primer lugar, no creo que la actuaci¨®n, sobre todo preventiva, de las fuerzas de seguridad haya podido influir, positiva o negativamente, en la imagen de la capacidad de Catalu?a para constituirse en Estado soberano. Se ha jugado fr¨ªvolamente con ello, por parte de unos y otros. No s¨¦ si los Mossos cometieron errores o si estos hay que ponerlos en la cuenta de la Guardia Civil o de la Polic¨ªa Nacional. Sean unos u otros, o ninguno, qu¨¦ mas da para juzgar sobre la capacidad de Catalu?a como Estado independiente. La secesi¨®n es un error por muchos motivos pero no por este, no porque polic¨ªa aut¨®noma no haya actuado de forma adecuada o inadecuada en un caso concreto. Eso le puede pasar a cualquiera de los cuerpos de seguridad dedicados a combatir el terrorismo, sean del ¨¢mbito que sean, incluido el europeo y el internacional.

En segundo lugar, los insultos y abucheos al Rey y al presidente del Gobierno, en una manifestaci¨®n contra el terrorismo, han dado una impresi¨®n penosa de la obcecada ideolog¨ªa de los grupos separatistas. La acci¨®n no puede atribuirse a cuatro desatalentados, fue una constante en todo el recorrido y ninguna autoridad catalana se opuso ni intent¨®, aunque fuera a posteriori, desautorizarla. Por tanto, la responsabilidad recae en la direcci¨®n del movimiento independentista, empezando por el presidente y el Gobierno de la Generalitat, m¨¢s la CUP y las asociaciones que se han especializado en organizar manifestaciones.

Pero ah¨ª han cometido un error: han demostrado que no tienen lealtad alguna con las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas y, sobre todo, con organizaciones y ciudadanos que hab¨ªan acudido a manifestarse contra el terrorismo y no por la independencia. Pero, adem¨¢s, tambi¨¦n han demostrado que aprovechan cualquier ocasi¨®n, a¨²n las m¨¢s tr¨¢gicas, como era la del s¨¢bado pasado, para intentar llevar el agua a su molino. Por ¨²ltimo, lo que especialmente les mueve es su odio a Espa?a, a sus s¨ªmbolos e instituciones: su nacionalismo no es pac¨ªfico sino agresivo.

Por ¨²ltimo, en tercer lugar, el lunes pasado entr¨® en la c¨¢mara catalana la proposici¨®n de Ley de la Transitoriedad Jur¨ªdica, una especie de Constituci¨®n provisional. No hay espacio para comentarla. Solo decir que, junto con la proposici¨®n de ley de refer¨¦ndum, ya depositada en el Parlamento, supone un deliberado golpe de Estado a nuestro sistema constitucional. El Gobierno puede derivar, en su momento, como es costumbre, la responsabilidad a los jueces, constitucionales u ordinarios. Pero quiz¨¢s ha llegado el momento de utilizar un precepto de la Constituci¨®n que parece maldito y que no debe ser considerado as¨ª: el art¨ªculo 155.

Se trata de un procedimiento no ordinario, pero tampoco excepcional, pensado para supuestos en los que las autoridades de una comunidad aut¨®noma incumplen de forma grave y reiterada la Constituci¨®n y las leyes. Si considerar que una supuesta legalidad catalana, aprobada al margen de la Constituci¨®n y las leyes, est¨¢ situada por encima de estas, y ello no encaja en el supuesto contemplado en el art¨ªculo 155, no s¨¦ cu¨¢l puede ser este supuesto. El desaf¨ªo es total, la respuesta debe ser prudente pero proporcionada, y quiz¨¢s lo proporcionado consista en la aplicaci¨®n de este art¨ªculo. Queda menos de un mes para frenar este extra?o golpe de Estado anunciado con antelaci¨®n.

Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.