Tiros y bombas en la Ciudad Universitaria
Aparecen nuevas im¨¢genes del frente de Madrid tomadas por un m¨¦dico del bando franquista durante la Guerra Civil
A Fernando Silv¨¢n, con la carrera de Medicina reci¨¦n acabada, ¡°le toc¨® la Guerra Civil y lo enviaron al frente de Madrid¡±, relata su sobrina Mar¨ªa Jos¨¦ Silv¨¢n. All¨ª, mientras atend¨ªa a los heridos del bando franquista, dej¨® plasmados los hechos de los que fue testigo en una serie de instant¨¢neas que reflejan la destrucci¨®n de la Ciudad Universitaria.
¡°Las fotos son historia¡±, se plante¨® Mar¨ªa Jos¨¦, bibliotecaria retirada, al encontrar las placas. Para garantizar su conservaci¨®n, se las ofreci¨® al centro cultural de fotograf¨ªa y v¨ªdeo Casa de la Imagen, ubicado en Logro?o, donde est¨¢n depositadas desde entonces. Carlos Traspaderne, director del archivo hist¨®rico del centro, lo cuenta as¨ª: ¡°Apareci¨® un d¨ªa con la colecci¨®n, que no es muy grande, unas 40 placas, cada una con un papelito de lo que era. Nos quedamos muy sorprendidos tanto por el valor documental como por el fotogr¨¢fico¡±.
Silv¨¢n estuvo destinado en la Ciudad Universitaria entre 1937 y 1939 como jefe de transfusi¨®n de sangre del Equipo Quir¨²rgico de Vanguardia C6, en la cu?a en la que permanecieron encerrados los sublevados tras fracasar su intento de tomar Madrid. Muri¨® en 1991, sin perder su afici¨®n a la fotograf¨ªa ni la meticulosidad que se advierte en las descripciones que acompa?an a las fotos.
Luis de Vicente, miembro de la Asociaci¨®n Gefrema (Grupo de estudios del frente de Madrid), describe el lugar donde Silv¨¢n ejerci¨® como m¨¦dico. ¡°El frente de Ciudad Universitaria se convirti¨® en un infierno. Se libr¨® una guerra de nervios porque unos y otros sab¨ªan que el enemigo se encontraba a 100 metros y que en cualquier momento pod¨ªa volar el edificio donde estaban¡±, explica. ?l no estuvo en la batalla inicial, pero padeci¨® lo que se llam¨® la guerra de minas, en la que ambos bandos excavaban t¨²neles para volar los edificios.
Ofensiva enquistada
Los sublevados cruzaron el Manzanares el 15 de noviembre de 1936, alcanzaron el campo donde ahora se encuentra el INEF (Facultad de la Actividad F¨ªsica y del Deporte) y tomaron la Escuela de Arquitectura. De ah¨ª, saltaron a Agr¨®nomos y entraron en la Residencia de Estudiantes para alcanzar, el 17 de noviembre, el Hospital Cl¨ªnico, la posici¨®n estrat¨¦gica m¨¢s relevante que lograron. Ah¨ª se par¨® la ofensiva y se enquist¨®.
El ej¨¦rcito de Franco no ten¨ªa capacidad para avanzar mucho m¨¢s y la resistencia que encontr¨® era fuerte. El frente de la Ciudad Universitaria se transform¨® en un s¨ªmbolo: para los republicanos, del no pasar¨¢n; para los franquistas, del no nos echar¨¦is.
En ese escenario, la Escuela de Arquitectura era, por su posici¨®n en mitad de la cu?a dominada por los franquistas, el ¨²nico lugar de relativa paz. Fue el sitio elegido como hospital de urgencia, de primera l¨ªnea. All¨ª prest¨® sus servicios Silv¨¢n. De all¨ª, los heridos eran evacuados hacia otros hospitales de retaguardia, situados en Gri?¨®n, Getafe o Pinto. La salida desde este puesto hacia la Casa de Campo era muy complicada. Se hac¨ªa de noche, atravesando una endeble pasarela situada sobre el r¨ªo, batida por las ametralladoras del bando republicano desde el puente de los Franceses. El peligro era tal que se conoc¨ªa como la pasarela de la muerte.
Silv¨¢n fotografi¨® los trenes de la Cruz Roja en la estaci¨®n de Gri?¨®n ¡ªmunicipio reconocible por el edificio de la Congregaci¨®n de los Hermanos La Salle¡ª, las literas de los vagones en los que se trasladaba a los heridos y su instrumental m¨¦dico. En una de las instant¨¢neas aparece junto a un teniente herido en el edificio de Caballer¨ªas, obra del arquitecto Juan Moy¨¢ y tambi¨¦n utilizado como puesto de primeros auxilios, que en la actualidad alberga las oficinas de la Escuela de Canter¨ªa. ¡°Le acaban de herir en la cabeza en el sitio de la foto. Se ven los balazos continuamente que est¨¢n pegando¡±, describe el pie de foto.
En sus im¨¢genes se aprecia la destrucci¨®n de la zona, llena de edificios arrasados: los restos de las escuelas de Medicina, Odontolog¨ªa, ¡°primera l¨ªnea de fuego de los rojos¡±, escribe Silv¨¢n; el ¡°escombro¡± de Agr¨®nomos o la ruina en la que qued¨® convertida la instituci¨®n cultural francesa Casa de Vel¨¢zquez. ¡°Lo que queda en pie de Agr¨®nomos tiene una mina roja debajo¡±, puntualiza en una de sus descripciones.
Otra de las im¨¢genes est¨¢ tomada, seg¨²n indica Silv¨¢n, ¡°el d¨ªa del morterazo¡± en las ruinas del Instituto Rubio, uno de los edificios destruidos en la contienda. Al final de la descripci¨®n de la escena, intercala un mensaje personal: ¡°Tengo muchas ganas de verte y de hablar contigo: ?Si quisieras darme algo m¨¢s de cari?o!¡±.
En marzo de 1938 fotografi¨® las trincheras del parque del Oeste. En una de las im¨¢genes se observa a dos combatientes con un perro ¡°a 14 metros de los rojos¡±, y en otra aparece un soldado en plena acci¨®n, disparando. Silv¨¢n sobrevivi¨® a la contienda, pero no hablaba mucho de la guerra. Su sobrina recuerda que ¡°en alguna ocasi¨®n le coment¨® algo de refil¨®n¡±, pero evitando referirse a los malos momentos.
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