Leiva revive el esp¨ªritu de garito

En la vida hay que pagar peajes para todo, incluso para el ¨¦xito. Leiva, un m¨²sico criado en las calles de Madrid, bien lo sabe. Desde aquellas trincheras de Alameda de Osuna, donde comenz¨® con sus amigos del barrio a tocar la guitarra sin m¨¢s pretensi¨®n que divertirse, el cantante ha volado a lo m¨¢s alto de las listas de ¨¦xitos espa?olas. Tanto es as¨ª que se ha acostumbrado a llegar al n¨²mero uno con sus canciones. Anoche, de hecho, se subi¨® al escenario del Teatro Barcel¨® en la misma semana que su canci¨®n Breaking Bad, perteneciente a su ¨²ltimo disco, Monstruos, volvi¨® a alcanzar el n¨²mero uno en la lista de Los 40. Era la tercera vez que suced¨ªa desde que el ¨¢lbum vio la luz el a?o pasado.

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¡°Un m¨²sico tiene que mirar a Dylan¡±

Y ahora Leiva

Ante un p¨²blico entregado, Leiva, que el a?o pasado llen¨® las 16.000 localidades del?WiZink Center de Madrid, volvi¨® a revivir el esp¨ªritu de sala en el concierto de Los 40 B¨¢sico Opel Corsa. Un esp¨ªritu en el que se cri¨® en sus primeros pasos como m¨²sico y en los comienzos de Pereza, el grupo que form¨® con Rub¨¦n Pozo. Lo reconoci¨® minutos antes de darle al pedal de la guitarra y arrancarse con El ¨²ltimo incendio, cuando charl¨® durante un buen rato con la locutora de Los 40 Gema Hurtado. ¡°Me siento m¨¢s c¨®modo en lugares peque?os como este¡±, dijo, micr¨®fono en mano. ¡°Y contento porque hoy duermo en casa¡±, a?adi¨®.

Durante la conversaci¨®n, el cantante y compositor afirm¨® que cuanto m¨¢s ¨¦xito ha tenido en su carrera, m¨¢s le ha costado disfrutarlo, pero se siente ¡°un privilegiado¡± por la vida que lleva, aunque le cueste vivir con la fama. ¡°Soy un tipo vergonzoso. Y soy un poco sufridor con la fama. Me gusta tocar simplemente¡±, se?al¨®.

La sala se vino abajo con la triada de Guerra Mundial, Sincericidio y Breaking Bad y con Leiva y toda la banda disfrutando de una actuaci¨®n tan recogida, tan dif¨ªcil de encontrar en su maratoniana gira con cerca de 80 conciertos en el ¨²ltimo a?o.

Conviene se?alar lo de la banda: Leiva pas¨® por alto la etiqueta de b¨¢sico ¡ªque viene a ser un concierto ac¨²stico sin apenas acompa?amiento¡ª y sac¨® todo el equipo titular; es decir, sali¨® con el grupo al completo con guitarristas, teclado, bater¨ªa, percusiones y vientos. De esta forma, son¨® tensa la guitarra de su hermano Juancho e hicieron filigranas las teclas de C¨¦sar Pop. Con la m¨¢quina bien engrasada tras tantas actuaciones, los decibelios sonaron bien altos, pero a¨²n m¨¢s los coros del p¨²blico en Breaking Bad y Lady Madrid, de su ¨¦poca de Pereza. Pero el momento m¨¢s emotivo lleg¨® con ¨¦l solo a la guitarra tocando Lo niego todo, de Joaqu¨ªn Sabina, al que le produjo su ¨²ltimo disco con el mismo t¨ªtulo.

La estrella del pop-rock estaba en su salsa, reviviendo ese esp¨ªritu de sala que tanto le dio como m¨²sico. Puede que ma?ana vuelva al pabell¨®n y al recinto grande, y a la vista de su creciente ¨¦xito no haga m¨¢s que aumentar el tama?o de los auditorios, pero anoche, por un d¨ªa en Madrid, su ciudad, el lugar donde m¨¢s p¨²blico convoca, Leiva volvi¨® a vivir en el concierto de Los 40 ese aroma de sala de toda la vida. Mereci¨® la pena para todos.