¡°?Fuera las fuerzas de ocupaci¨®n!¡±
El independentismo catal¨¢n consolida la idea de Espa?a como algo ajeno, lejano y, para algunos, odiado
Esta vez la convocatoria respond¨ªa a las intervenciones policiales del pasado domingo. El trasfondo, sin embargo, volvi¨® a ser el mismo: romper con Espa?a.
Miles de personas, convocadas por estudiantes universitarios, desfilaron por la Gran Via de Barcelona este martes. La violencia no lleg¨® a ser expl¨ªcita (aunque se vivieron puntuales momentos de tensi¨®n cuando periodistas de La Sexta fueron increpados por manifestantes), pero cada d¨ªa que pasa cristaliza en la Catalu?a independentista la idea de Espa?a como algo ajeno. Como una interferencia a eliminar, en lugar de como el Estado al que pertenecen.
La percepci¨®n volvi¨® a relucir ayer. La autoridad y la ley son dibujadas como el enemigo. La consigna m¨¢s exitosa fue ¡°fuera las fuerzas de ocupaci¨®n¡±, refiri¨¦ndose quienes las gritaban a la Polic¨ªa Nacional y a la Guardia Civil, que siguen desplegados en Catalu?a. Tambi¨¦n un eslogan asociado a la CUP se convirti¨® ayer en hit: ¡°Las calles ser¨¢n siempre nuestras¡±. Hasta empleados de un importante banco -traje y corbata- corearon por la ma?ana la consigna m¨¢s zurda del independentismo.
De las miles de personas que desfilaron por las calles barcelonesas ayer, la mayor¨ªa eran estudiantes. Portaban esteladas y pancartas con todo tipo de mensajes contra el Gobierno. De cuando en cuando, como un lunar, se dejaban ver banderas espa?olas republicanas. E incluso alg¨²n joven portaba la constitucional a su espalda, sin que fuera increpado.
En la Jefatura de la Polic¨ªa Nacional cientos de personas increparon a los agentes al grito de ¡°asesinos¡±
M¨¢s crispado estaba el ambiente en la Delegaci¨®n del Gobierno, donde furgonetas y decenas de agentes de la Polic¨ªa Nacional, pertrechados con vallas, protegen la instituci¨®n desde hace d¨ªas. Un centenar de personas se concentr¨® por la ma?ana frente a sus puertas increpando a los polic¨ªas. ¡°Con tanto Cara al Sol os vais a quemar¡±, les cantaban. Y, de nuevo, ¡°fuera las fuerzas de ocupaci¨®n¡±. Agentes y manifestantes estaban a solo pocos metros y los primeros aguantaron un chaparr¨®n de insultos y consignas durante varias horas. Hasta tal punto que uno de los manifestantes lleg¨® a gritar: ¡°?Vaya aguante ten¨¦is!¡±.
Tras la pausa para la comida, el r¨ªo humano volvi¨® a las calles. En la Delegaci¨®n del Gobierno, de nuevo, se sucedieron insultos y la prensa fue otra vez increpada: ¡°?Prensa espa?ola, manipuladora!¡±, le gritaron a varios reporteros. Tambi¨¦n hubo quien escupi¨®. El otro punto caliente de la tarde se situ¨® en la Jefatura de la Polic¨ªa Nacional, donde cientos de personas increparon a los agentes al grito de ¡°asesinos¡±. Un escrache en toda regla.
A que la violencia no est¨¦ pasando al plano f¨ªsico ayuda la consigna que el independentismo tiene grabada a fuego: nada de incidentes. Los manifestantes bajan a la calle con el empe?o de no dar razones al Gobierno. Ayer mismo, en un canal independentista de Telegram, circulaba un mensaje pidiendo no responder a las provocaciones de supuestos infiltrados. ¡°Hay much¨ªsimos, mantengamos la calma y no respondamos a nada¡±.
¡°?La Guardia Civil son cobardes, gentuza!¡±
M¨¢s all¨¢ de Barcelona, la sensaci¨®n de Espa?a como algo lejano, extra?o y tambi¨¦n odiado toma forma. Horas antes de las multitudinarias manifestaciones de la capital catalana, en el peque?o pueblo de Aiguaviva (Girona), sus 700 habitantes recibieron la visita de unas 3.000 personas que se concentraron en protesta por las intervenciones policiales del domingo.
La carretera que da acceso a Aiguaviva est¨¢ escoltada por esteladas que ondean en cada una de las farolas que se rebasa. La plaza central del pueblo, frente al Ayuntamiento, ha sido rebautizada: la placa que pone Constituci¨®n est¨¢ tachada y encima hay una pintada: ¡°Plaza 1 de octubre¡±. Las banderas del Ayuntamiento -ausente la espa?ola- est¨¢n a media asta desde la intervenci¨®n de la Guardia Civil del pasado domingo, cuando unos 50 agentes cargaron contra los vecinos que celebraban una comida popular durante la celebraci¨®n del refer¨¦ndum ilegal. Varios vecinos resultaron heridos. Enric Vallpederas tiene la espalda amoratada y Neus Mases, 24 horas despu¨¦s, sigue tosiendo por culpa del gas pimienta. ¡°Fue una brutalidad¡±, dicen.
Con ellos, en el acto (que se celebra en una pista de f¨²tbol al aire libre), se han concentrado miles de personas. Han montado un peque?o escenario para que vecinos de otros pueblos relaten sus experiencias durante el 1-O. El ambiente es de indignaci¨®n. El p¨²blico, ondeando esteladas y tambi¨¦n alguna ikurri?a, interrumpe constantemente con ovaciones.
"?A por ellos?: eso deja claro que est¨¢n ellos por un lado y estamos nosotros por otro¡±
La voz a trav¨¦s de los altavoces de uno de los testimonios se refiere a Espa?a como ¡°los de all¨¢¡± y habla del v¨ªdeo en el que un grupo de vecinos despiden a la Guardia Civil en Huelva con c¨¢nticos de ¡°a por ellos¡±: ¡°Eso deja claro que est¨¢n ellos por un lado y estamos nosotros por otro¡±. Los asistentes aplauden con fervor.
Otro vecino, micr¨®fono en mano, llama ¡°cobardes¡± a los agentes de la Guardia Civil. Despu¨¦s a?ade: ¡°gentuza¡±. Y lo remata el siguiente testimonio diciendo ¡°llegaron como rottweilers¡ con perd¨®n para los perros¡±. De nuevo, ovaci¨®n. Abajo, en el p¨²blico, Enric explica: ¡°es que nunca vanos a olvidar esto. Si ya hab¨ªa rechazo, imag¨ªnate despu¨¦s de esto¡¡±.
Los medios de comunicaci¨®n tampoco se libraron. ¡°Lo que ha pasado lo hab¨¦is podido ver todos en la televisi¨®n¡ Bueno, en las catalanas, porque las de all¨¢ hacen S¨¢lvame¡±, dice un vecino que hace de maestro de ceremonias y presenta a los testimonios. Risas y nuevos aplausos.
Varios vecinos m¨¢s, de distintos pueblos de la provincia de Girona, relataron sus incidentes durante el refer¨¦ndum. ¡°Con estas cargas ya hemos ganado¡±, dice uno de ellos. ¡°Nosotros somos un pueblo unido. Ellos no s¨¦ lo que son¡±. En¨¦sima ovaci¨®n, m¨²sica para terminar y todos a sus casas. Unas casas que parecen estar a miles de kil¨®metros de Espa?a.
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