Javier Sierra: ¡°Sin misterio no hay literatura¡±
¡°Etiquetar es una variante de los dogmas¡±, lamenta el flamante premio Planeta sobre el desd¨¦n hacia el ¡®thriller conspirativo¡¯
En El fuego invisible, la novela con la que Javier Sierra (Teruel, 1971) obtuvo la noche del domingo el 66? premio Planeta, el protagonista y otro de los personajes discuten sobre los thrillers conspirativos y su m¨¢ximo adalid, Dan Brown, el escritor con el que algunas veces ha sido comparado el autor de La cena secreta, el libro que le permiti¨® en 2006 ser el primer autor espa?ol en la m¨ªtica lista de los m¨¢s vendidos del The New York Times, en el puesto sexto. Sierra se mueve menos en el misterio alambicado e inveros¨ªmil o que busca lo sobrenatural en Dios y apuesta m¨¢s por hacer recaer las claves de sus tramas en la naturaleza o el propio ser humano. ¡°Nunca he usado el misterio para asustar sino conect¨¢ndolo con la esencia humana¡±, aclara para desmarcarse de buena parte del gremio donde se le encasilla. La moraleja de la discusi¨®n es que ¡°el punto de partida de la literatura es siempre el misterio, est¨¢ ya en el Gilgamesh o en la Biblia: sin misterio no hay literatura; el problema es que se ha hecho un abuso tal de la literatura de enigmas que lo hemos vulgarizado, pervirtiendo su sentido ¨²ltimo¡±.
La discusi¨®n no es gratuita y la mantiene David Salas, profesor de Ling¨¹¨ªstica de una universidad de Dubl¨ªn que es reclutado casi accidentalmente para una escuela de literatura en Madrid, donde se le ha ocultado la muerte de uno de los integrantes, que estudiaba la presencia del Grial en el relato de Perceval de Chr¨¦tien de Troyes. Las claves de aquella muerte sustentan el thriller de una novela que cree, apenas cuatro horas despu¨¦s de acostarse tras obtener los 601.000 euros del premio, es de entre las suyas la que tiene un trasunto m¨¢s filos¨®fico, la m¨¢s literaria: ¡°No me ha interesado tanto el objeto sino lo que simboliza, la iluminaci¨®n interior, el rescoldo del proceso creativo¡ Sin la capacidad de crear no eres humano¡±.
Se ha hecho un abuso tal de la literatura de enigmas que lo hemos vulgarizado
No quer¨ªa escribir sobre ¡°los t¨®picos de la b¨²squeda del c¨¢liz¡± que supuestamente form¨® parte de la ¨²ltima cena de Jesucristo. Por eso, para huir de ellos ha mezclado alta cultura y cultura popular. Y as¨ª cita una obra poco conocida de Ram¨®n Mar¨ªa del Valle-Incl¨¢n, de sugerente t¨ªtulo, La l¨¢mpara maravillosa: ¡°Es de 1916 y, usando distintas tipograf¨ªas, te das cuenta de que es su filosof¨ªa del mundo: dec¨ªa que para entenderlo hay que aquietar el alma¡±. Tambi¨¦n aparece el tenor Francesc Vi?as, el primero en representar Parsifal en Espa?a, en el Liceo, en 1914 porque, fruto de ello, ¡°se acab¨® obsesionando con el Grial¡±.
Es el Planeta el primer premio significativo que recibe Sierra en Espa?a, que contrasta con los que ya ha recibido en EE. UU., donde el g¨¦nero, como en Alemania, goza de mayor consideraci¨®n. ¡°Etiquetar es uno de los pecados capitales de nuestra sociedad, una simplificaci¨®n que no deja de ser una variante de los dogmas¡ S¨ª, me duelen los lectores de mi pa¨ªs¡±, reconoce tras avanzar que El fuego invisible es ¡°una novela muy espa?ola por ambientaci¨®n, tem¨¢tica y referencias¡±.
Al escritor le ronda convertir en novela la aventura del Apollo VIII: sus tripulantes fueron los primeros seres humanos que vieron la cara oculta de la Luna con sus propios ojos
Aclara como pre¨¢mbulo que ¡°me gustar¨ªa que se me entendiera¡± cuando se le pregunta, precisamente, por la situaci¨®n actual de Espa?a y las tensiones por el proceso independentista de Catalu?a: ¡°A m¨ª me preocupa el alma humana, lo c¨®smico, no una esquinita del inter¨¦s humano¡ En cualquier caso, no deja de ser un reflejo de la incertidumbre permanente en que vivimos¡±, zanja la cuesti¨®n. Y es que a Sierra, con gran facilidad para narrar historias, le ronda por la cabeza escribir un libro sobre la carrera espacial, ¡°el ¨²ltimo gran momento en que nos asomamos a lo inefable¡±. Tiene una foto fija a partir de la aventura del Apollo VIII: sus tripulantes fueron los primeros seres humanos que vieron la cara oculta de la Luna con sus propios ojos. ¡°Conoc¨ª a uno de los dos pilotos, James Lowell¡ Cuando pasaron por detr¨¢s del sat¨¦lite se quedaron 20 minutos sin comunicaci¨®n con la Tierra, el silencio total, y vieron el infinito vac¨ªo¡ ?Sabe c¨®mo pasaron esos momentos? Leyendo el primer cap¨ªtulo del G¨¦nesis, aquello de ¡°En el principio cre¨® Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vac¨ªa, y las tinieblas¡¡±, suelta entusiasmado gozando de la inevitable cara de asombro de su interlocutor. Igual que cuando vuelve al Grial: ¡°Si hubo una ¨²ltima cena de verdad, a lo mejor podr¨ªan haber 12 potenciales griales, ?no?¡±, lanza creando quiz¨¢ ya un thriller con una sola pregunta. Puro narrador.
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