Estado catal¨¢n del desasosiego
Finalmente, tenemos elecciones el 21 de diciembre, pero nos las ha convocado Madrid. Hemos fallado. No hemos sido capaces de entendernos, ni con Espa?a ni entre nosotros
He salido a la calle bien de ma?ana en busca de una farmacia. Estaba a punto de cruzar una v¨ªa desierta cuando, sin avisar, ha aparecido un enorme autob¨²s, el 723. Iba, eso dec¨ªa su letrero, al ¡°destierro¡±. Mal presagio. Vivo en Portugal (soy lo que, en la jerga empresarial, llaman una expatriada) y Desterro es un apacible barrio lisboeta. Pero en este octubre de frenes¨ª en Catalu?a, mi tierra natal, el mensaje del autob¨²s me dej¨® clavada en la acera. Sumida, como dec¨ªa Fernando Pessoa, en el desasosiego, la desaz¨®n del alma.
Son muchos los amigos y familiares que desde el 1-O me llaman para contarme sus penas o preguntarme c¨®mo se vive en Portugal. En realidad, pocos piensan en salir corriendo, como han hecho bancos y empresas. La sede social de mis amigos son sus casas ¡ªllenas de hijos, padres e incluso nietos¡ª y la sede fiscal les importa poco; lo que quieren es contarme su angustia ante el caos. A casi todos les llena de miedo el enfrentamiento entre la Catalu?a instalada en una rep¨²blica imaginada y la Espa?a que ha intervenido la autonom¨ªa. Lo que est¨¢ por venir ¡ªlas huelgas que se anuncian o la violencia que rompe cristales¡ª no ayudan a la salud mental de los catalanes. Los radicales de cada extremo, los que iban en uno y otro tren, siguen vivos y con ganas de pelea. La sobre excitaci¨®n es hoy una patolog¨ªa en franco crecimiento; pocos duermen de un tir¨®n.
Cada uno toma sus medidas y se arma con los remedios m¨¢s o menos qu¨ªmicos a su alcance porque esto, creen, va para largo. En mi caso, sal¨ª del Twitter antes del verano ya que ni mis amigos independentistas consegu¨ªan defenderme de los trolls. Cre¨ª que en Facebook vivir¨ªa m¨¢s tranquila, pero la gente ha dejado de colgar fotos de bodas y bautizos para llenar sus muros (y los de los dem¨¢s) de noticias falsas y opiniones verdaderas cerradas al debate. Defender una y otra vez el di¨¢logo y el Estado de derecho, dos conceptos sencillos, universales, me ha dejado exhausta. O sea que me he concedido una tregua de redes, incluso de la inocente Instagram, hasta Navidad. Por aquello de tener las fiestas en paz, sin liarla antes con alg¨²n primo abanderado.
Hasta algunos amigos independentistas de pata negra, de los que llevan siete a?os dici¨¦ndome que no hay otra v¨ªa que el ¡°ad¨¨u, Espanya¡±, confiesan s¨ªntomas de agotamiento nervioso. Tras d¨ªas pensando que pod¨ªan pasar a la historia como una panda de traidores, la aprobaci¨®n de la DUI les ha relajado algo; saben, no obstante, que se han metido en un l¨ªo y que el 155 es Terra Ignota, un lugar nunca explorado por el hombre (catal¨¢n o espa?ol). Despu¨¦s de declarar la independencia y cantar Els Segadors, les ha dado el baj¨®n y, aunque los imagino barruntando la pr¨®xima revuelta o Gobierno en la sombra, por ahora confiesan taquicardias y algunos terrores nocturnos en los que se les aparece Soto del Real.
C¨®mo no van/vamos a estar todos angustiados. De hecho, algunos pensamos que hemos sido unos despreocupados. Silenciosos o poco habladores, hemos permitido durante a?os que se avanzara sin hacer gran cosa, susurrando que est¨¢bamos hartos. Y la marea separatista nos ha pasado por encima, en el Parlament, en la calle, en casa... Con los mimbres de una enorme propaganda (la de sonrisas, familias felices y el indudable apoyo de Europa), han convencido a buena parte del pa¨ªs que la independencia es sin¨®nimo de democracia. Y lo han hecho con solo el 47,8% de los votos.
Finalmente, tenemos elecciones el 21 de diciembre; pero nos las ha convocado Madrid. Hemos fallado. No hemos sido capaces de entendernos, ni con Espa?a ni entre nosotros. Vivimos en tiempos de nubes sin claros, de apretar los dientes y aguantar. Encuentro la calma hablando con los amigos de siempre, aunque cada vez da m¨¢s miedo enviar por Whatsapp un simple ¡°qu¨¦ tal?¡±, pues al otro lado siempre hay un catal¨¢n preocupado o muy preocupado; hasta la rutinaria llamada a mi madre para saber si ¡°va todo bien¡± abre la puerta a un sinf¨ªn de suspiros. Algunos, los m¨¢s sabios, bromean: ¡°Habr¨¢ que reunirse en fin de a?o para darle la patada a este 2017 terribilis¡±. Ya veremos. Como expres¨® el m¨¢s ilustre poeta de Lisboa, en Catalu?a ¡°no hay sosiego, y ni siquiera el deseo de que lo haya¡±.
Rosa Cullell es periodista y ex directora general del Gran Teatro del Liceo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Declaraci¨®n Unilateral Independencia
- Proc¨¦s Independentista Catal¨¢n
- Opini¨®n
- Art¨ªculo 155
- Ley Refer¨¦ndum Catalu?a
- Constituci¨®n Espa?ola
- Legislaci¨®n auton¨®mica
- Legislaci¨®n espa?ola
- Independentismo
- Refer¨¦ndum 1 de Octubre
- Catalu?a
- Refer¨¦ndum
- Autodeterminaci¨®n
- Parlamento
- Generalitat Catalu?a
- Elecciones
- Gobierno auton¨®mico
- Conflictos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Comunidades aut¨®nomas
- Espa?a
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Legislaci¨®n
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica