La nueva polarizaci¨®n
Vuelve la polarizaci¨®n, aunque ahora ya no en t¨¦rminos de plebiscito sobre la independencia, sino contra el gobierno
La sorprendente calma que sigui¨® al choque del viernes 27, entre la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica con la boca peque?a y la activaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n termin¨® el jueves en los juzgados. La convocatoria de elecciones auton¨®micas hab¨ªa tenido un efecto alivio en una sociedad estresada. La fuga de Puidemont introduc¨ªa un contrapunto surrealista. Sus lejanas proclamas sonaban cada vez m¨¢s a m¨²sica celestial. Aqu¨ª todos pensaban ya en t¨¦rminos de campa?a electoral: objetivo relegitimarse. La aceleraci¨®n judicial ha dado un vuelco a la situaci¨®n. Vuelve la tensi¨®n, la irritaci¨®n y esta peculiar sensaci¨®n de humillaci¨®n que en Catalu?a se propaga con suma facilidad y que ampl¨ªa el frente de rechazo.
Hace una semana eran el gobierno de Catalu?a, hoy un vicepresidente y ocho consejeros est¨¢n en la c¨¢rcel en prisi¨®n preventiva. Y el resto con su presidente al frente siguen en Babia, en una fuga cada vez m¨¢s inexplicable. Por mucho que el gobierno se esfuerce en hacer apelaciones a la normalidad y a proclamar la independencia de la justicia, un escenario como este es dif¨ªcil de imaginar en la Europa democr¨¢tica. Basta tomar un m¨ªnimo de distancia cr¨ªtica para reconocer que no estamos s¨®lo ante una rebeli¨®n catalana sino ante una profunda crisis espa?ola. Los fracasos de la convivencia siempre son fracasos de todos: el sistema pol¨ªtico no ha sido capaz de encauzar el conflicto. Algo ha fallado. El conflicto ha estado germinando durante siete a?os sin que se haya encontrado la manera de enfocarlo pol¨ªticamente.
Los soberanistas pretendiendo romper con Espa?a unilateralmente, forzando la legalidad cuando los cauces existentes no les permit¨ªan avanzar, y el gobierno ampar¨¢ndose en la legalidad sin buscar nunca la v¨ªa pol¨ªtica para dirimir el problema, nos han llevado hasta aqu¨ª. El sistema institucional ha perdido capacidad de absorci¨®n. Nadie puede estar satisfecho de lo que ha ocurrido. El soberanismo se ha estrellado guiado por un pensamiento ilusorio que le impidi¨® asumir los l¨ªmites de sus fuerzas y el candor de sus promesas. Y el gobierno ha fracasado en la gesti¨®n de este desaf¨ªo.
El gobierno propuso una intervenci¨®n aparentemente minimalista de la autonom¨ªa y ahora la justicia nos descubre otro gui¨®n. ?Se hab¨ªa puesto Rajoy la piel de cordero contando que la justicia ya aportar¨ªa el endurecimiento necesario para radicalizar la situaci¨®n? Hab¨ªamos entrado en una tregua electoral que era un alivio para todos. Pero ?son posibles unas elecciones normales con los actores de una parte en la c¨¢rcel? El independentismo hab¨ªa aceptado el envite de las urnas y todo hac¨ªa pensar que acudir¨ªa a ¨¦l fragmentado (cada cual con su marca). ?Busca Rajoy la incomparecencia del soberanismo en las urnas? ?A alguien se le puede ocurrir que unas elecciones sin la participaci¨®n de la mitad de la sociedad catalana pudieran encauzar la situaci¨®n? ?Hay realmente dirigentes pol¨ªticos, imbuidos de un pensamiento ilusorio, que creen en la derrota total y definitiva del independentismo? Estas son algunas de las preguntas que suenan hoy despu¨¦s del nuevo punto de inflexi¨®n marcado por las decisiones del fiscal Maza y de la jueza Lamela.
La prudencia es una virtud cardinal que lleva tiempo ausente de la vida p¨²blica espa?ola. Contrasta la flexibilidad del Tribunal Supremo con la rigidez de la jueza de la Audiencia Nacional, tanto en la apreciaci¨®n de los delitos como en la atenci¨®n a los encausados. El gobierno se escuda en la independencia de la justicia, pero el fiscal general del Estado que de ¨¦l depende (y cuya autoridad viene lastrada por una reprobaci¨®n del Congreso), lejos de moverse en el terreno de la contenci¨®n verbal que deber¨ªa caracterizar a la justicia, ha exhibido beligerancia interviniendo sin rubor en el debate pol¨ªtico. "Bastante paciencia ha tenido el Estado de derecho", dijo el jueves.
De momento, el sentido de las elecciones ha cambiado radicalmente. Vuelve la polarizaci¨®n, aunque ahora ya no en t¨¦rminos de plebiscito sobre la independencia, sino contra el gobierno y los que le apoyan en un uso beligerante de las instituciones. De pronto, los intentos de crear espacios intermedios se han visto borrados. Comunes y Podemos inevitablemente se acercaran al soberanismo. No para compartir su programa de m¨¢ximos, si no para dar expresi¨®n pol¨ªtica a la perplejidad e indignaci¨®n que habita a mucha gente, m¨¢s all¨¢ de la polarizaci¨®n unionismo/independencia. Y esta polarizaci¨®n cuestiona mucho m¨¢s directamente el r¨¦gimen del 78 que el propio independentismo.
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