El secesionismo afronta dividido el 21-D sin renunciar a la independencia
PDeCAT y ERC preparan una campa?a con Junqueras en prisi¨®n y Puigdemont en Bruselas
Lograr m¨¢s del 50% de votos y esca?os y hacer una exhibici¨®n de fuerza. Esas son las metas que los partidos independentistas, juntos pero no revueltos, tienen de cara al 21-D. ERC, el PDeCAT y la CUP no lograron pactar una lista unitaria, pero aseguran que compartir¨¢n puntos en el programa, como ¡°la recuperaci¨®n de las instituciones tras la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n¡±. La batalla de fondo, sin embargo, es la lucha por la hegemon¨ªa del secesionismo.
¡°Este es el refer¨¦ndum que Rajoy no se atrevi¨® a pactar¡±, asegur¨® con vehemencia el pasado jueves la n¨²mero dos de ERC, Marta Rovira. Una vehemencia con la que los partidos intentan salir del paso. El adelanto electoral les pill¨® en un mal momento. Ya el expresident Carles Puigdemont lo intent¨®, pero no estaban preparados. Cada formaci¨®n viv¨ªa su propio drama dom¨¦stico, agravado por las discrepancias entre los miembros de Junts pel S¨ª (ERC y PDeCAT) y sus socios de la CUP en el Parlament. La unidad llev¨® adelante el refer¨¦ndum ilegal del 1 de octubre salt¨® por los aires con la declaraci¨®n de independencia del 27 de octubre, que no tuvo otro efecto que la intervenci¨®n de la autonom¨ªa y la apertura de un proceso judicial contra el Govern, la Mesa y la presidenta del Parlament por un delito de rebeli¨®n, sedici¨®n y malversaci¨®n.
El proceso de cada partido para confeccionar sus candidaturas se vio distorsionado por una sucesi¨®n r¨¢pida de eventos. Un c¨®ctel de dif¨ªcil digesti¨®n: la mala gesti¨®n de la declaraci¨®n de la independencia; la aplicaci¨®n del 155; la huida del Govern cesado a B¨¦lgica, la indiferencia de la UE y el encarcelamiento de ocho exconsejeros. Adem¨¢s, los buenos resultados que las encuestas auguran a ERC han provocado que los republicanos no hayan querido saber nada de volver a compartir lista con la antigua Converg¨¨ncia.
La idea de una candidatura ¨²nica fue lanzada tras la convocatoria electoral por el PDeCAT y ERC. Ante el ¡°ataque a Catalu?a¡±, que los independentistas ven en la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n, las bases de ambos partidos ped¨ªan unidad. La formaci¨®n de Puigdemont no puso condiciones. Los republicanos, s¨ª. Una de ellas imposible de cumplir: en la lista ten¨ªa que estar todo el espectro pol¨ªtico soberanista, desde la CUP hasta una parte de los comunes, el partido de Ada Colau. Los anticapitalistas descartaban compartir lista con la antigua Converg¨¨ncia, todav¨ªa salpicada por los casos de corrupci¨®n y los recortes sociales. Nadie cedi¨® y, tras los reproches amargos y el reparto de culpas, se impuso una supuesta raz¨®n demosc¨®pica: separados hab¨ªa m¨¢s opciones de lograr las metas.
Esquerra quiere ahora capitalizar su trabajo de los ¨²ltimos seis a?os. Oriol Junqueras, seg¨²n las encuestas, lo ten¨ªa todo a su favor para ser presidente, pero su situaci¨®n legal, encarcelado preventivamente acusado de delitos de sedici¨®n, malversaci¨®n y rebeli¨®n, le han obligado a designar sucesora. Marta Rovira, su n¨²mero dos, ha recogido el guante y en el independentismo muchos ya la ven presidenta si hubiera mayor¨ªa de los partidos secesionistas.
El PDeCAT ha sufrido m¨¢s. No tuvo un cabeza de cartel claro hasta que Puigdemont, ya huido en Bruselas, se ofreci¨® para liderar la lista. Sin embargo, el expresidente ha apretado las clavijas a su partido y le ha impuesto una candidatura formada eminentemente por independientes. El expresident buscaba la transversalidad pol¨ªtica ante un PDeCAT que lucha por la supervivencia de sus siglas. Finalmente ha habido pacto y la candidatura incluye algunas de las caras visibles del partido, aunque pocas. Las siglas tambi¨¦n se diluyen. Converg¨¨ncia se presentar¨¢ como Junts per Catalunya el 21-D.
La CUP, en su propia dimensi¨®n, confecciona una lista completamente renovada, salvo dos diputados, y pese a considerar las elecciones ileg¨ªtimas e ilegales. Ayer la formaci¨®n anticapitalista asegur¨® que acude a estas elecciones para ¡°consolidar la rep¨²blica catalana¡± aunque entre el independentismo la desaz¨®n por el fracaso del proc¨¦s es m¨¢s que notoria.
Tanto ERC como el PDeCAT han puesto en los primeros puestos de sus listas a los exconsejeros que est¨¢n en prisi¨®n preventiva y a los que est¨¢n a la espera de que la justicia belga decida si los extradita. Puigdemont incluso ha logrado convencer a Jordi S¨¤nchez, expresidente de la ANC y tambi¨¦n encarcelado, para que lo acompa?e. Solo la CUP tiene a su cabeza de lista, Carles Riera, fuera de prisi¨®n y libre de procesos judiciales. As¨ª las cosas, los partidos se preparan para una campa?a con un fuerte componente telem¨¢tico.
¡°Hacer la rep¨²blica¡±
Rovira y Puigdemont ya se han visto en Bruselas. ?l intent¨® convencerla in extremis de la necesidad de una lista ¨²nica, pero ella no se aparta del guion que, epistolarmente, fija Junqueras desde la prisi¨®n de Estremera. Los equipos trabajan en cu¨¢l ser¨ªa esa unidad program¨¢tica, que pivota sobre tres puntos. ¡°Recuperar¡± el autogobierno en Catalu?a, trabajar para lograr una amnist¨ªa de los que consideran ¡°presos pol¨ªticos¡± y, finalmente, el m¨¢s espinoso: en Esquerra lo llaman ¡°hacer la rep¨²blica¡±. El PDeCAT, sostiene su coordinadora general Marta Pascal, habla de ¡°crear una mayor¨ªa que haga que este pa¨ªs tenga un Estado¡±. Ambas formaciones intentan cerrar qu¨¦ quieren decir esos conceptos, pero huyendo de las v¨ªas unilaterales y, sobre todo, de los plazos o calendarios imposibles de cumplir. De ah¨ª que en los ¨²ltimos d¨ªas algunos l¨ªderes del independentismo hayan empezado a hacer cierta autocr¨ªtica, al admitir que no hab¨ªa ni preparaci¨®n ni mayor¨ªa suficiente para proclamar la Rep¨²blica. Ahora todos admiten que fallaron las formas, pero la cuesti¨®n de fondo, la independencia, se mantiene en sus proyectos pol¨ªticos.
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