Nunca de amarillo
Desde que Moli¨¨re muri¨®, en 1673, vestido de este color, todo el mundo de la escena lo evita. ?C¨®mo pudieron elegirlo para significar un movimiento que es, sobre todo, teatral?
Nuevamente una mala decisi¨®n. Lo fue sustituir la se?era por la estelada, bandera de todas las derrotas. Tambi¨¦n tomar caminos unilaterales en lugar de bilaterales o multilaterales, las prisas en lugar de la paciencia estrat¨¦gica y las mayor¨ªas avaras en lugar de las calificadas. Ahora han cometido otro error al elegir el amarillo para la protesta contra el 155, contra los encarcelamientos y en favor de las candidaturas indepes.
Con la cantidad de actores movilizados en el proceso y la gran dosis de teatro que se ha hecho durante estos interminables cinco a?os, ?c¨®mo puede ser que nadie les haya dicho a los dirigentes que nunca hay que subir a un escenario vestido de amarillo y ni siquiera con un detalle de este color en el pecho? Desde que el gran Moli¨¨re muri¨® en el escenario vestido de amarillo el 17 de febrero de 1673 durante la representaci¨®n de El enfermo imaginario, la gente de teatro reh¨²ye el color amarillo, al menos cuando tiene que salir a actuar.
El proc¨¦s, incluso cuando est¨¢ en las ¨²ltimas, sigue siempre la misma pauta. Lo que da valor a sus propuestas no es nada intr¨ªnseco sino la reacci¨®n del adversario, el Estado enemigo, el Gobierno de Mariano Rajoy y los que le apoyan. Nada demuestra m¨¢s claramente el vac¨ªo del proyecto que el infortunado desenlace del 27 de octubre, con una falsa proclamaci¨®n de una inexistente rep¨²blica por parte de un gobierno primero silencioso y luego fugitivo. Todo teatro. La ¨²nica ancla de salvaci¨®n la proporcion¨® la reacci¨®n de la justicia, con los pol¨ªticos presos, y de Rajoy, con el 155.
Con el amarillo pasa lo mismo: una vez tomada la lamentable decisi¨®n de promocionar el color de la mala suerte para la campa?a de los partidos independentistas, lo que sostiene su uso y entusiasma a los seguidores es su prohibici¨®n por las juntas electorales. Esta pol¨ªtica reactiva es muy interesante para mantener la movilizaci¨®n y quemar las abundantes energ¨ªas militantes, dedicadas ahora a buscar todo tipo de juegos y trucos de color amarillo para re¨ªrse de la prohibici¨®n. Ya que no hay hoja de ruta ni programa, dediqu¨¦monos al menos a embadurnarlo todo de amarillo en honor de presos y fugitivos.
La solidaridad est¨¢ muy bien. No debe haber pol¨ªticos presos aunque sean sospechosos de haber cometido delitos pol¨ªticos horribles, como es cargarse el Estatuto y la Constituci¨®n, despe?ar el Gobierno y el Parlamento por el camino de la ilegalidad y proclamar una rep¨²blica iliberal como proyecto y como procedimiento. Pero no puede haber objeci¨®n a que los ciudadanos expresen esa solidaridad exhibiendo signos comprensibles que significan su libertad, aunque yo particularmente nunca me pondr¨ªa una se?al amarilla encima, sobre todo si fuera amigo o familiar de un pol¨ªtico preso, porque me parecer¨ªa que estoy contribuyendo a que siguiera en prisi¨®n.
A los partidos independentistas, una vez cometido el error crom¨¢tico, les va muy bien que la prohibici¨®n se extienda tanto como sea posible y se centre, sobre todo, en el color, para que el 21-D todo amarillee alrededor de las urnas. Ser¨¢ una escenificaci¨®n notable, como todas las que han organizado los fact¨®tums del proc¨¦s, que llenar¨¢ de satisfacci¨®n a los participantes, aunque los resultados no les acompa?en mucho o nada, como algunos ya empiezan a olerse. Seguro que lo atribuir¨¢n a las maniobras y maldades del Estado y del bloque del 155, pero en realidad ser¨¢ resultado de la elecci¨®n err¨®nea del color de la mala suerte cuando se sube a un escenario, y el proceso es el m¨¢s colosal que hemos conocido en los ¨²ltimos decenios.
Una nota final de aclaraci¨®n. La Junta electoral no proh¨ªbe que los ciudadanos particulares embadurnen de amarillo lo que quieran e incluso que vistan de amarillo, como Moli¨¨re al morir, el d¨ªa de las elecciones. Lo que no gusta a los partidos no independentistas, y por eso recurren ante la Junta electoral, es que se utilicen medios y presupuestos p¨²blicos, como son los edificios e instalaciones municipales, y sobre todo Catalunya R¨¤dio o TV3, para hacer campa?a descarada a favor de los partidos independentistas. Buena parte de los protagonistas de estas manipulaciones son actores tambi¨¦n ellos mismos, que se atreven a vestirse de amarillo sobre el escenario del proc¨¦s y poner en peligro la existencia de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos que les dan de comer. Todo muy extra?o y de muy mal ag¨¹ero.
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