El r¨ªtmico camino hacia la libertad
Barbara Hendricks centr¨® su concierto del Palau en la lucha por los derechos humanos que lider¨® Martin Luther King
Si en anteriores visitas Barbara Hendricks hab¨ªa planteado un recorrido por el sufrimiento, desde Monteverdi a los espirituales negros, en esta ocasi¨®n centr¨® su concierto exclusivamente en la lucha por los derechos humanos que lider¨® el Dr. Martin Luther King Jr. hace ya m¨¢s de cinco d¨¦cadas. Su actuaci¨®n en el Palau barcelon¨¦s fue una perfecta antolog¨ªa de la banda sonora de aquel movimiento reivindicativo que sacudi¨® no solo a la sociedad estadounidense ya que la mayor¨ªa de aquellos himnos tambi¨¦n se cantaron en nuestras calles debidamente traducidos.
La soprano sueca de origen estadounidense (naci¨® en Arkansas en 1949) quiso dejar las cosas claras ya desde el primer momento: ¡°Hoy m¨¢s que en ning¨²n otro momento en mi vida siento que es necesario seguir la lucha por la justicia y la libertad para todos en el mundo¡±. Y comenz¨® pisando fuerte con el People Get Ready de The Impressions, eso s¨ª en una versi¨®n tremendamente l¨ªrica y con exceso de vibrato. Una caracter¨ªstica que se repetir¨ªa a todo lo largo de la velada: Barbara Hendricks hace suyos los cantos espirituales y los himnos de lucha y los lleva hacia su terreno oper¨ªstico en versiones resplandecientes pero que, por el camino, han perdido gran parte de su sentimiento popular. En muchos casos la voz de Hendricks es excesiva, demasiado perfecta, pero le salva en todo momento su devota entrega y una emoci¨®n y una sinceridad que calan hondo.
El p¨²blico del Palau no abandon¨® la sala dispuesto a montar una manifestaci¨®n en plena V¨ªa Laietana al grito de We Shall Not Be Moved, o como dec¨ªamos entonces No serem moguts, pero se llev¨® a su casa momentos de tanta intensidad dram¨¢tica que les ser¨¢ dif¨ªcil olvidar. Como la lectura en castellano del poema Home de la somal¨ª Warsan Shire, el todav¨ªa espantosamente estremecedor Strange Fruit que cantara Billie Holiday o la conmovedora versi¨®n del Take my hand, Precious Lord el himno preferido de King y que la gran Mahalia Jackson cant¨® en su funeral. O ese bis final en el que Hendricks, como en ocasiones anteriores, volvi¨® a mezclar Oh Freedom con We Shall Overcome envi¨¢ndonos a casa con un pr¨ªstino mensaje de libertad.
Barbara Hendricks, cabello blanco recogido, t¨²nica negra con adornos rojos y c¨®modas zapatillas de estar por casa, estuvo acompa?ada por su marido, el guitarrista Ulf Englund, y un joven pianista tambi¨¦n sueco de tendencias jazz¨ªsticas Matthias Algotsoon. Todo muy sencillo, sin decorado ni estridencias, simplemente las palabras de Martin Luther King (le¨ªdas por la diva en un aceptable castellano) enlazando unas canciones tremendamente r¨ªtmicas que marcaron y seguir¨¢n todav¨ªa marcando durante mucho tiempo el camino hacia esa deseada libertad.
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