La familia del ¡®San Jorge y la princesa¡¯ crece
Un estudio atribuye seis nuevas obras al misterioso pintor g¨®tico de la Corona de Arag¨®n, autor de la tabla del MNAC
Uno de los pintores g¨®ticos m¨¢s enigm¨¢ticos de la Corona de Arag¨®n es el conocido como Maestro de San Jorge y la princesa, denominaci¨®n surgida, como ocurre con muchos otros a falta de su nombre o el lugar principal desde el que trabaj¨®, por su obra m¨¢s conocida y singular, en este caso la pintura que se conserva en el Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC) en que aparece eso, un San Jorge y una princesa que se funden en una mirada melanc¨®lica; una pieza tan misteriosa como popular que ilustra como ninguna otra la leyenda del patr¨®n de Catalu?a y Arag¨®n. De la misma obra, posiblemente un tr¨ªptico, se conservaron dos tablas hasta 1945 en el Kaiser Friedrich Museum de Berl¨ªn con las figuras de un hombre y una mujer (los donantes de la obra) que desaparecieron pasto de las llamas durante la Segunda Guerra Mundial. El resto de las obras que se le han atribuido hasta ahora, son dos tablas, un San Juan Bautista y un Santiago que se conservan en San Pedro de Siresa (Huesca) y una peque?a cabeza del profeta Daniel que est¨¢ en El Prado, aunque este museo madrile?o sigue explicando que es de Jaume Huguet, el pintor catal¨¢n que hasta hace poco se aseguraba pertenec¨ªan estos trabajos, dentro de su etapa aragonesa.
Pocas obras para un autor tan popular que pronto aumentar¨¢n tras la publicaci¨®n de un art¨ªculo en el segundo n¨²mero de la revista que edita la prestigiosa Colnaghi Foundation de Londres donde se le atribuyen seis pinturas m¨¢s, algunas in¨¦ditas, nunca relacionadas con este autor y otras, aunque conocidas, no se hab¨ªan incluido en su cat¨¢logo. Se trata de un conjunto de obras que ayudar¨¢n, seg¨²n el autor del estudio Albert Velasco, conservador del Museo de Lleida y profesor de la Universidad de Lleida, a ¡°redimensionar la figura de este pintor y a comprender mejor su trayectoria y relevancia, ya que el mayor repertorio de temas y detalles ayudan a crear un perfil art¨ªstico m¨¢s n¨ªtido¡±.
Dos de las seis nuevas atribuciones que Velasco realiza en Rediscovering the Master of the Saint George and the Princess: new paintings han cambiado de manos en los ¨²ltimos meses tras aparecer en el mercado del arte. Se trata de un Beso de Judas que hab¨ªa pertenecido a la colecci¨®n Vilallonga y se subast¨® en octubre en Christie¡¯s de Nueva York, un tema que tambi¨¦n aparece en otra tabla que est¨¢ a la venta en un anticuario de Madrid. Velasco tambi¨¦n atribuye al Maestro de San Jorge y la Princesa una Anunciaci¨®n que adquiri¨® en 2009 el Gobierno de Arag¨®n que se conserva en el Museo de Zaragoza pese a se ha adscrito recientemente a la ¨®rbita de otro pintor, Bernardo de Ar¨¢s. La cuarta pintura es un San Sebasti¨¢n que se conserva en el castillo de Gaasbeek, Lennik (B¨¦lgica) que para el autor del estudio es uno de las mejores obras del Maestro. La Lamentaci¨®n ante el Cristo muerto, quiz¨¢ la pieza principal de una predela de un retablo que se conserva en el Museo Maricel de Sitges, atribuida hasta ahora al Maestro de Belmonte, es para el estudioso otra obra surgida de la mano de este mismo pintor, mientras que la sexta es una Piedad con San Benito y San Bernardo de la colecci¨®n Godia, atribuida hasta ahora a Arnau de Castellnou.
?Y cu¨¢les son las caracter¨ªsticas, estilemas, que definen al Maestro de San Jordi? Seg¨²n Velasco, que ha observado y analizado un buen n¨²mero de obras: narices puntiagudas, miradas cabizbajas, melanc¨®licas y ensimismadas que el pintor consigue con la representaci¨®n de los ojos entreabiertos, bocas pintadas de forma esquem¨¢tica a partir de un tono carm¨ªn suave con los labios separados con una l¨ªnea negra muy fina, adem¨¢s de barbas pintadas a base de multitud de puntos para que parezca poco espesa y melenas sueltas, entre otras muchas. Velasco, consciente de que su estudio crear¨¢ pol¨¦mica por la alta consideraci¨®n del pintor y de su principal obra, asegura que ¡°esto acostumbra a pasar y m¨¢s en este tipo de estudios de tipo atributivo que tienen un componente de subjetividad. El m¨¦todo es cient¨ªfico basado en pruebas emp¨ªricas, pero t¨² puedes ver que dos obras tienen la misma entidad estil¨ªstica y un colega tuyo decir lo contrario¡±. Aunque seguro de su trabajo reta a sus posibles detractores a que argumenten sus posturas contrarias como ¨¦l ha hecho con las suyas.
Para Velasco, no hay duda de que el Maestro se trata de un buen pintor aragon¨¦s conectado con el contexto catal¨¢n. ¡°Entre 1460 y 1470 es uno de los m¨¢s destacados, es muy interesante, aunque est¨¢ sobrevalorado. Como su obra principal ha generado tanta literatura, incluso es una de las pocas obras g¨®ticas de la Corona de Arag¨®n que tiene un libro dedicado a ella, se ha convertido en una pieza m¨ªtica, con un aura de misticismo¡±. Tanto, que cuando en 2003 la profesora Rosa Alcoy, despu¨¦s de dudas expresadas por varios especialistas, decidi¨® separar la tabla de la producci¨®n de Jaume Huguet, el MNAC, el museo que la custodia desde 1923, cuando la Junta de Museos se la cambi¨® al coleccionista Emili Cabot por una jarra de vidrio esmaltado del siglo XVI y 20.000 pesetas, fue reacio a cambiar la autor¨ªa. No lo hizo hasta 2010, aprovechando la nueva presentaci¨®n de su colecci¨®n de g¨®tico, en la que la obra del Maestro sigue siendo una de las m¨¢s destacadas, pese a que ya no se atribuye al gran Huguet.
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