Un pacto por las lenguas
Combatir el nacionalismo ling¨¹¨ªstico con otro nacionalismo ling¨¹¨ªstico servir¨¢ para dividir todav¨ªa m¨¢s a la sociedad
1.- Con ideas del pasado ser¨¢ muy dif¨ªcil construir el futuro. Identificar naci¨®n y lengua, como corresponde a la decimon¨®nica primavera de los pueblos, es un anacronismo peligroso.
2.- Combatir el nacionalismo ling¨¹¨ªstico de unos con el nacionalismo ling¨¹¨ªstico de otros es la mejor f¨®rmula para profundizar en la divisi¨®n de las sociedades y conducirlas al enfrentamiento civil.
3.- La lengua no identifica a la naci¨®n, pero s¨ª constituye uno de los elementos de la identidad individual, y exige por tanto cuidado y respeto. El darwinismo ling¨¹¨ªstico que quiere dejar morir las lenguas con pocos hablantes en manos de las grandes lenguas universales solo sirve para garantizar la proliferaci¨®n de conflictos ling¨¹¨ªsticos, que se convertir¨¢n r¨¢pidamente en conflictos etnonacionalistas.
4.- Una naci¨®n pol¨ªtica, es decir, una rep¨²blica, est¨¢ obligada a proteger a todos sus ciudadanos, sin discriminaciones, y tambi¨¦n a cuidar y respetar sus creencias y sus identidades culturales y ling¨¹¨ªsticas, tal como reconoce la Constituci¨®n espa?ola, en su art¨ªculo 3, que considera a las lenguas espa?olas un patrimonio "objeto de especial respeto y protecci¨®n".
5.- Sabemos que las lenguas no tienen derechos, los tienen los ciudadanos como ciudadanos, cada uno con sus propias caracter¨ªsticas, en cuanto a creencias, ideas y cultura, incluida la ling¨¹¨ªstica.
6.- El derecho y la obligaci¨®n de todos los espa?oles a conocer el castellano, tal como tambi¨¦n establece el art¨ªculo 3 de la Constituci¨®n, f¨¢cilmente se puede trasladar por analog¨ªa a un derecho y a una obligaci¨®n, ciertamente menos compulsivos desde el punto de vista legal, de los residentes en las comunidades aut¨®nomas con lengua propia a conocer, al menos pasivamente, la lengua propia de dichas comunidades aut¨®nomas.
7.- Todos los ciudadanos deben tener el derecho a ser atendidos por las administraciones en la lengua espa?ola que prefieran, especialmente cuando se trata de una cuesti¨®n litigiosa. Todo lo que se cargue sobre el presupuesto en traducci¨®n e interpretaci¨®n ling¨¹¨ªstica ser¨¢ barato si se compara a los costes que tienen los conflictos civiles. ?C¨®mo no gastaremos en traducci¨®n e interpretaci¨®n si lo hacemos cuando se trata de extranjeros que no conocen ninguna lengua oficial en Espa?a?
8.- La elecci¨®n de la lengua de ense?anza en la escuela p¨²blica o concertada para los propios hijos no forma parte de los derechos individuales. Al contrario, una vez instalado un ciudadano en una comunidad aut¨®noma con lengua propia es muy discutible que tenga derecho a separar a sus hijos del sistema escolar en el que se socializan todos los ni?os y que constituye la base para su integraci¨®n social y laboral. El sentido com¨²n se?ala que tiene la obligaci¨®n de proporcionar a sus hijos los instrumentos para su integraci¨®n y su promoci¨®n en la sociedad donde vive.
9.- Si hay un derecho que no existe es el de desconocer y no hablar una lengua en un territorio donde esta lengua es considerada como propia por la Constituci¨®n y los estatutos, como podr¨ªa entenderse de los argumentos de quienes, identificando definitivamente lengua y naci¨®n pol¨ªtica, exigen vivir en su lengua y solo en su lengua en el territorio de su elecci¨®n.
10.- Que haya lenguas propias no significa que las otras lenguas sean impropias, sobre todo en el trato que reciban sus hablantes, en cuanto a atenci¨®n a sus derechos individuales. Al final, todas las lenguas espa?olas son propias de los espa?oles y propias de Espa?a, aunque hist¨®ricamente cada lengua tenga un arraigamiento hist¨®rico y territorial distinto.
11.- Las lenguas catalana, gallega y vasca son lenguas de Espa?a al mismo t¨ªtulo que el castellano debe ser una lengua de Catalu?a, de Galicia y del Pa¨ªs Vasco. Ninguna de ellas puede recibir un trato de lengua extranjera o de folcl¨®rica, que es como decir extra?a, en un territorio de Espa?a.
12.- La inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica puede ser un m¨¦todo pedag¨®gico eficaz para que alguien aprenda una lengua que le es ajena en el plazo m¨¢s corto posible, pero no debe ser un argumento falaz para imponer un sistema escolar monoling¨¹e que convierta al castellano en lengua extranjera con la excusa de que ya se aprende en la calle y en la tele. Conocer una lengua exige conocer todos sus registros cultos, algo que solo se aprende gracias al sistema escolar.
13.- Los consensos de ayer no son garant¨ªa de los consensos de hoy y menos todav¨ªa de los consensos del futuro. El consenso sobre el sistema escolar formaba parte de unos consensos sociales mucho m¨¢s amplios que han permitido una larga etapa pac¨ªfica de normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica y cultural catalana: los gobiernos catalanes han favorecido la lengua y la cultura catalana con la plena aquiescencia de una mayor¨ªa muy amplia en el bien entendido de que nadie las utilizar¨ªa para destruir las instituciones y ponerlas al servicio de una causa antiestatutaria y anticonstitucional.
14.- El circuito escolar ¨²nico, uno de los mayores ¨¦xitos de la autonom¨ªa y de la democracia, debe ser el punto de partida para un nuevo consenso en el que el catal¨¢n sea 'el centro de gravedad' reconocido por el TC y el castellano cuente con una especial consideraci¨®n en tanto que lengua oficial en el conjunto de Espa?a y lengua materna de la mitad de los catalanes.
15.- Al proyecto de escuela y de sociedad monoling¨¹e exhibido por una parte considerable del movimiento independentista se sum¨® el 1-0 el uso de las asociaciones de padres y de las estructuras escolares, edificios incluidos, para celebrar un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n declarado ilegal por los tribunales, da?ando as¨ª la imagen de la escuela catalana y extendiendo la sospecha, en la mayor¨ªa de casos injusta, de su instrumentalizaci¨®n para un proyecto pol¨ªtico divisivo y contrario a los intereses de una parte importante de la poblaci¨®n.
16.- Espa?a vive en una situaci¨®n intermedia en la que conviven el modelo jacobino franc¨¦s, en el que las lenguas regionales tienen car¨¢cter testimonial y la rep¨²blica se identifica con una ¨²nica lengua, y el modelo pluriling¨¹e vigente en Canad¨¢ y en Suiza. Ahora ha llegado la hora de una mayor definici¨®n, que no puede ser otra que la de un nuevo consenso que nos acerque al que tan buenos resultados ha dado entre los canadienses y suizos. En caso contrario, nos arriesgamos a extender la actual divisi¨®n creada por el proceso independentista al conjunto de Espa?a.
17.- Es urgente que la sociedad espa?ola construya un gran pacto ling¨¹¨ªstico que pacifique y desactive los conflictos actualmente en curso, especialmente en Catalu?a y en los territorios donde se habla el catal¨¢n y sus variantes.
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